Chanel frente a las expectativas en Eurovisión 2022
En su libro El corazón helado, la recientemente fallecida Almudena Grandes dice que “la expectativa de felicidad es más intensa que la propia felicidad”. Porque la esperanza de alcanzar ese punto de felicidad, ese triunfo, nos hace vivir en un estado de felicidad que se alarga más que el momento puntual en el que alcanzamos nuestra meta. Si acaso la llegamos a alcanzar.
El camino de Chanel hasta Eurovisión 2022 es una expectativa de felicidad en sí misma. Olvidado ya el turbulento desenlace del Benidorm Fest, el proceso de preselección de TVE que acabó ganando para convertirse en la representante española en el festival, desde su victoria hasta la final de este sábado todo lo que le ha rodeado ha sido un verdadero paseo triunfal, a base de mucho trabajo.
Las apuestas la situaron desde el primer momento en el top-5 de favoritos, conquistó Europa con cada una de sus apariciones en las preParty, hasta sus propios “rivales” y compañeros la señalan siempre como una de las más llamativas y firmes aspirantes a la victoria, y los políticos españoles se apresuran en ofrecer sus ciudades como sede de Eurovisión 2023 si gana. Y eso, fundamentalmente, es gracias a Chanel y su equipo.
España tiene por primera vez desde hace muchos años una apuesta que la sitúa de verdad en la punta de lanza de Eurovisión, como hemos analizado. Algo que por supuesto también hay que reconocer a la nueva delegación de TVE encargada de su preparación, capitaneada por Eva Mora. Una apuesta que tiene el enorme mérito de haber mantenido, hasta ahora, las grandísimas expectativas.
Si hiciésemos un análisis simplista podríamos decir que “es posible” que Chanel gane Eurovisión, que es como no decir nada teniendo en cuenta que cualquiera de los finalistas puede ganar. Ciñéndonos a su situación real como favorita, podríamos decir que “es probable” que Chanel gane Eurovisión, algo respetable por estar en ese quinteto de cabeza. Pero es un error afirmar tanto que “Chanel va a ganar Eurovisión” como que “es la principal favorita para ganar”. Un error porque se la sitúa en un listón que se ha ganado por sus méritos, pero que ni mucho menos está obligada a alcanzar.
Si Eurovisión fuese una competición de salto de altura, el listón podría situarse en 25 alturas diferentes. En los últimos seis años, España no ha pasado de la 21. Llega Chanel, y las apuestas sitúan su listón en la 5. Y por sus ensayos, muchos eurofans y periodistas lo elevan a la 3, y hasta a la 1. O da igual, lo hacen caer a la 7... Pero no más abajo. ¿Y qué pasará si queda octava? ¿O décima, o decimoquinta? ¿Qué supondría que Chanel no superase el listón que otros le han impuesto?
Seguramente daría para un análisis sociológico y cultural, y más aún en España, la concepción de “derrota” o de “fracaso”. En su entrevista con verTele de este mismo jueves en Turín, Chanel ha sido muy clara al preguntarle si sería una decepción quedar fuera del top-10: “No”. El problema es que quizás los mismos que le han impuesto ese listón ahora piensen que es ella la que debe complacerles, y en caso de no cumplir sus expectativas podrían calificar su representación de “derrota” o “fracaso”.
La frase “el segundo es el primero de los perdedores” puede servir como motivación personal, pero aplicarla al resto es cruel y casi siempre incorrecto. Que Chanel no gane este sábado Eurovisión no quiere decir que sea una perdedora. En Eurovisión hay un ganador, sí, pero no 24 perdedores (39 contando semifinales). Así que por si Chanel queda segunda, tercera, quinta, séptima, décima, o fuera del top-10, el análisis debe hacerse a priori:
¿Está España expectante por Chanel? Sí. ¿Hay esperanzas reales de victoria, a un solo día para la final? Sí. ¿El trabajo que ha realizado, ella y todo su equipo, han hecho que muchos sientan que “no nos hemos visto en otra”, frase que se ha convertido en halago tópico al referirse a ella? Sin duda. Entonces la participación de Chanel representando a España ya es un éxito. Y su trabajo no debe medirse tanto por lo que digan los jueces y el televoto a eso de la 1 de la madrugada del sábado, porque no está en sus manos ni en las de nadie. Su trabajo ya está (bien) hecho.
“Los sueños, si los sueñas fuerte, se pueden cumplir. Vamos a por ello. Tengamos los pies en el suelo porque todo puede pasar, pero el 'no' ya lo tenemos y vamos a por el 'sí'”, nos ha dicho Chanel a dos días del gran momento, alargando nuestra expectativa de felicidad. A ver si esta vez nadie rompe la suya.