'Las que faltaban' volvieron como una versión evolucionada de 'La Resistencia'
En televisión hay una máxima que los directivos suelen repetirse a diario: “Si algo funciona no se toca” y últimamente, podríamos añadir: “Y se duplica”.
Porque si ya ocurrió en Telecinco con el éxito de Gran Hermano al multiplicarlo con GH Dúo, tras ver el regreso de Las que faltaban y sus cambios, podría calificarse de copia de La Resistencia. Pero copia de las buenas.
Una 'Resistencia' con mujeres
En esta segunda tanda el envoltorio es casi idéntico al del programa de David Broncano: con Thais Villas sentada en una mesa, frente a un chester, subida a un escenario con público y hasta preguntando a la invitada por el sueldo que había ganado con su trabajo.
La presentadora también arrancaba la entrega con un monólogo (algo tardío al resumir la actualidad veraniega) y hasta interactuaba con Anni Frost, su nueva DJ Residente, que desempeña la misma función que Ricardo Castella.
Incluso las mismas colaboradoras bromeaban con ser un “late night de verdad” si Thais ponía una taza en su mesa. La rápida presentadora no perdía la oportunidad de redondear el guiño con una reivindicación feminista: “¿Para ser un late night de verdad lo tiene que presentar un hombre?, ¿dos hombres?, ¿tres hombres?”, sin cortarse haciendo alusión al resto de espacios de la misma franja en Movistar+ que cuentan casi en su totalidad con fichajes masculinos.
La experiencia es la madre de la... personalidad televisiva
Y eso ha sido de lo más acertado de este regreso. Más allá del parecido en el continente con La Resistencia, Las que faltaban dan un paso más en su contenido y ahora sí aporta los ingredientes con los que sus homólogos no pueden competir: feminismo tan atrevido como cómico a raudales.
Tras una temporada trabajando juntas han encontrado el equilibrio entre el humor y la reivindicación. Lo han demostrado en una primera entrega que ha ido de menos a más: con una Eva Soriano y Henar Álvarez más comedidas, hasta que llegó la explosión de incorrección de Nerea Pérez de las Heras que en pocos minutos llamó “pesada” a Clara Campoamor y “timo” al empoderamiento reflexionando sobre lo que habíamos ganado y perdido en toda la batalla.
Para seguir con una desternillante Victoria Martin en su papel de mujer florero que odia tanto las arrugas como tener una opinión crítica.
Y como remate final (y de aplauso) desembarcó Susi Caramelo con un reportaje que prometía ser la superficialidad de la noche y acabó convirtiéndose en toda una declaración de intenciones de ella, de sus compañeras y de un programa que ha encontrado su personalidad.
Un espacio atractivo para el público más joven
Hubo, incluso, quien sintonizó la emisión por la entrevista a Lola Índigo y acabó transmitiendo que el espacio había sido todo un “descubrimiento”.
Porque el público joven que sigue a los triunfitos de la nueva generación conecta con la sororidad que desprendía la Academia, con la igualdad ya integrada y con las mujeres que se ríen de ellas mismas mientras se admiran. Esa audiencia vio cómo Thais hablaba con la cantante de si aún tiene que “pelear” en su trabajo, de la diferencia que había entre las letras escritas por hombres y mujeres y de la filosofía que existe en su (tan denostado) estilo musical. Unos jóvenes que agradecieron la entrevista.
Sí, un late night presentado por mujeres puede ser gracioso, reivindicativo e interesante para todos. Igual que uno presentado por hombres. Solo que en esta ocasión, han logrado un elemento diferenciador que aporta algo nuevo en televisión (que en estos tiempos tanto se extraña). Ahora “lo que falta” es que se confíe en ellas a diario.