Cuando Laura vio a Luca, dejó claro desde un principio que no era su prototipo de hombre que le gustaba. Aunque no fue capaz de explicar cuál era ese tipo de hombre.
Luego, cuando empezaron a comer, se quejó porque según ella Luca hacía ruido al masticar, lo que le molestaba muchísimo y no lo podía soportar.
Cuando ganaron confianza, se decidió a decirle a Luca que tenía “pinta de golfo”, pese a que él le repitió varias veces que no era verdad.
Y al final de esta idílica cita, Laura decidió despedirse de Luca de una forma igual de agradable que el resto de la velada: “Con Dios, y a chuparla a Parla”.
Luca sólo acertó a reírse y a mirar con cara de incredulidad tanto a la chica como a la cámara. Lo que está claro es que su cita no resultó como esperaba.