Los Premios Goya 2022 se entregaron este sábado 12 de febrero en la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia. La espectacularidad del lugar, con esos edificios blancos gigantescos y retorcidos, parecía insinuar que esta gala del reencuentro, la primera con público desde que comenzó la pandemia, iba a ser un acto a la altura de las circunstancias, pero a lo largo de la noche fue quedando patente que nada en especial iba a distinguir a esta gala de sus predecesoras.
La retransmisión que ofreció en directo La 1 de TVE empezó apresurada, con el ritmo necesario para no aburrir al público en exceso. Sin embargo, la ausencia de sorpresas y algunas actuaciones intrascendentes ralentizaron esta larguísima ceremonia que, por otra parte, prefirió dejar a un lado los discursos políticos más reivindicativos.
Lo que sí hubo fue mucha emoción. Más allá de la alegría de quienes se llevaron su galardón –El buen patrón se llevó seis cabezones y Blanca Portillo celebró primera victoria–, se impuso la nostalgia por el recuerdo a los profesionales del sector que han fallecido en el último año.
La gala les recordó con un vídeo homenaje al que puso voz y sentimiento Luz Casal interpretando sobre el escenario la canción Negra sombra, el tema que fue banda sonora de Mar adentro.
Este In memoriam se extendió en la gala con otros recuerdos espontáneos. Por ejemplo, Jedet, que junto a Cristina Castaño y Bebe protagonizó la actuación musical con la que se inauguró la ceremonia, dedicó el show a la recientemente fallecida Isabel Torres, la actriz con la que estrechó lazos en la serie Veneno. “Esta canción es por nuestra libertad y por los que ya no están aquí, por mi amiga Isabel Torres, te amo, te quiero, gracias por todo”, dijo emocionada.
Un gesto simbólico que se sumaba a otros tantos que se quisieron tener con Verónica Forqué, cuyo suicidio el pasado mes de diciembre conmocionó a toda la profesión y al público en general. “Si la Academia del Cine fuera una persona, sería alguien muy parecido a Almudena Grandes, a Mario Camus, a Verónica Forqué o a Pilar Bardem”, expresó en su discurso Mariano Barroso, presidente de la institución.
Minutos antes, Forqué se coló en la alfombra roja gracias a Macarena Gómez y su marido Aldo Comas, que posaron ante los fotógrafos luciendo unas chaquetas con estampados que recordaron a la intérprete con palabras como “eterna” y “mágica”.
“Ella disfrutaba mucho los Goya y hemos querido darle luz a la oscuridad. El arte puede ser el circo de los horrores o el circo del Sol, y nosotros hemos venido al mundo para dar dar luz. Verónica era luz y color, no la oscuridad que se la llevó”, comentó el empresario y realizador.
Con la figura de Antonio Resines presente en multitud de intervenciones (todos se alegraron de su alta médica tras enfermar gravemente de coronavirus), fue, en efecto, una gala más emotiva que reivindicativa. En otras ocasiones, con todos los elementos en contra para la industria del cine, los Goya habían sido un altavoz para los discursos más políticos, discursos como el que sí quiso pronunciar la cineasta afgana Sahraa Karimi tras huir de su país por el golpe de los talibanes.
“Os pido por favor que hagáis que se escuchen vuestras voces en defensa de Afganistán, de las mujeres afganas, de nuestras historias. No reconozcáis el régimen de los talibanes”, rogó ante un auditorio que recibió con aplausos este mensaje de quien asiste con desesperación al colapso de su nación.
Y reivindicativas fueron también las palabras de Fernando León de Aranoa, que subió a recoger el Goya al Mejor Guion Original por El buen patrón, una película que empezó a confeccionar al calor de la crisis económica: “En los años siguientes, las sucesivas reformas laborales que se aprobaron y que tanto daño hicieron a los trabajadores me animaron a escribir esta historia”, explicó Aranoa.
Por su parte, Blanca Portillo, que se llevó su primer Goya, quiso dedicar unas bonitas palabras a la mujer que le inspiró al interpretar este papel que le ha llevado a conseguir el premio a la Mejor Interpretación Femenina. “Es un monumento al amor, a la generosidad y a la empatía. Declaro mi amor incondicional por Maixabel Lasa, por poner luz en el mundo, por hacer de este mundo un lugar mejor y luchar por ello sin rendirte nunca”, le dijo a la viuda de Juan María Jáuregui, asesinado por ETA, que estaba sentada entre el público.