Gonzo contó cómo los abusos en los Jesuitas se le aparecen hoy, y se derrumbó por el relato de un compañero

Paula Hergar

1 de octubre de 2023 23:05 h

“El de hoy es un capítulo especial. Es, sin duda, el Salvados que más me ha costado hacer porque por primera vez soy uno de los protagonistas de la historia que os vamos a contar” empezó confesando a la audiencia Gonzo, en el regreso de Salvados a laSexta este domingo.

“En mayo de 2022 el diario El País publica las conclusiones de una investigación sobre abusos físicos y sexuales en colegios religiosos de nuestro país y uno de esos colegios, el Jesuitas de Vigo, fue mi colegio. Esta vez me ha tocado levantar el teléfono pero para llamar a familiares y a compañeros y profesores con los que conviví durante aquellos años y entre todos nos hemos puesto a recordar”, detalló.

En una entrevista con verTele el presentador ya nos habló de la preparación emocional ante tal entrega, y en la emisión desveló los abusos que sufrió: “Lo que me cambió como niño era el insulto por el aspecto físico”, empezó reflexionando con sus antiguos compañeros. “Me llamaba 'gordo' el profesor, 'elefante vete de clase' y el resto de la gente se reía”.

Y transmitió su asombro al ser consciente de las secuelas que sufre en la actualidad por aquello que vivió: “Yo cuando me veo en la televisión a veces y veo que he hecho alguna mala pregunta o el programa no está bien o veo críticas en la televisión... lo primero que se me viene a la cabeza es la imagen de ese profesor disfrutando en su casa leyendo esas cosas malas del programa en el que puedo estar trabajando. Me parece acojonante que ya con cuarenta y pico años, cuando algo me va mal, lo primero que piense es que hay gente que esta disfrutando. Son cosas que afectaron a mi forma de ser”, lamentó.

Pero Gonzo no fue el único que relató los abusos que sufrió en el Jesuitas de Vigo, otros compañeros recordaron las “particulares formas de ejercer la violencia, cada uno tenía una marca registrada. Los capones, te levantaban de la silla arrastrados por la patilla, manotazos...”

Hasta que acudió a entrevistar a uno de los exalumnos que había denunciado abusos sexuales: “Yo era muy tímido (...) y recuerdo que el padre Requejo salía de su oficina y empezaba a repartir bofetadas a los niños que estaban fuera de clase. Recuerdo ese terror”, relataba mientras Gonzo confirmaba con la cabeza.

“Pero me sorprendía que dentro del despacho era la persona más dulce y se presentaba como representante de Dios” continuó. “La primera vez debía tener entre 6 o 7 años. Era una confesión especial. Te hablaba muy suave al oído, te sentías como si hablaras con Dios. Te decía que habías mentido a tus padres, que había pegado una patada a mi hermano.... eran tus pecados. No sabías lo que estaba pasando. Era amor. Yo no veía diferencia con los besos que me daba mi madre. Me sentía bien. Para mí era bonito”, aseguraba.

Gonzo le preguntó cómo se gestiona eso de adulto: “De adulto lo bloqueas, empiezas a racionalizarlo y se queda en el subconsciente, ¿qué hacía yo tocando el pantalón del cura?”, se preguntaba a sí mismo ante la emoción contenida del presentador. “Fueron dos años que las confesiones eran así. Yo no entendía por qué algunos iban al despacho del cura y otros al confesionario. Sería que ellos sabían cuál era el más vulnerable, más callado, que no se lo diría a sus padres”.

Para acabar con la siguiente reflexión: “No es venganza, yo tengo 55 años, no necesito eso. Quiero que salga más gente y que hable sin miedo. Hay que crear un precedente para que deje de ocurrir porque estoy seguro que sigue ocurriendo. (...) Sé que hay gente buena que intenta llegar al fondo de esto, pero también hay gente que lo intenta encubrir”.