El Gran Wyoming: “Soy un hombre que cae extremadamente mal a la derecha”
Palo y Astilla dedicó su nueva entrega a José Miguel Monzón Navarro, El Gran Wyoming. El presentador, poco dado a dar entrevistas en profundidad, llegó a contar cómo fue crecer con una madre ausente, ingresada a causa de las profundas depresiones que sufría, y cómo le marcó en sus relaciones posteriores.
Mamen Mendizábal recorrió junto al presentador los hitos que marcaron su carácter y le llevaron a ser el showman que es en la actualidad. El programa recordó las primeras emisiones de Caiga quien caiga y de El Intermedio. Sobre este último espacio, él explicó cómo le había afectado también a nivel personal.
Como no podía faltar, el entrevistado también habló de su ideología política, de cómo se rebeló ante un padre de derechas, cómo abrió su mente un viaje a Amsterdam y cuál es su relación con la derecha.
La diferencia entre Wyoming y José Miguel Monzón
Al arrancar la entrega, Mendizábal le preguntó por la diferencia entre Wyoming y Monzón: “Son complementarios”, aseguró él, “Wyoming hace todo lo que yo no soy capaz y me ha servido en la vida para todo”.
Explica que su alter ego “ha cumplido con el deseo de exhibirme de una forma u otra. No era ni buen músico, ni tenía un talento especial, y he podido vivir como artista toda mi vida. Y me he retirado del mundo laboral. El que se sube a un escenario ya no se baja”, subrayó.
Preguntado por si es médico, él corrigió la frase: “No soy médico, uno es lo que hace. Podría ejercer pero no lo soy”.
Lo que le recriminan sus parejas
También habló de la enfermedad de su madre: “Ella tenía una depresión derivada de tener un niño tras otro. Somos cuatro nacidos en cinco años, con un aborto de por medio. Eso le generó una descalcificación, no dormía...” y al ser la farmacéutica del barrio todos sabían que no estaba bien.
La internaron y el padre les pidió que no dijeran nada: “No podía decir que estaba en un sanatorio, para que no dijeran que estaba loca. Crecí con esa ausencia”. Una ausencia que asegura que le ha marcado afectivamente de mayor: “Soy un poco distante, no me manifiesto, no soy sobón.. y me lo recriminan las parejas”.
Durante esa infancia, recordó que había sido falangista y le captaron en el Opus Dei: “Por eso puedo hablar con propiedad. Lo dejé porque el ocio me interesaba más, sino probablemente habría acabado siendo falangista”.
El trauma que le ha creado 'El Intermedio'
Wyoming también reflexionó sobre la suerte que tiene de poder expresar su opinión ante una cámara: “Yo no pago por hablar y hasta gano prestigio. Eso no suele ocurrirle a la gente, aunque a veces me he metido en líos pero me vale por dar la palabra a la gente que no tiene voz. Yo he pagado pero de manera distinta a la que pagaría otro. Me han echado de todas las televisiones por una cuestión política”, confesó.
Preguntado por su ideología: “Soy un hombre que cae extremadamente mal a la derecha, no me gusta, me gusta caer bien pero a la gente razonable y el fascismo nunca ha sido razonable”, señaló. “Hay que ser de izquierdas a muerte”, subrayó pero preguntado por el PSOE negó que eso fuera la izquierda: “Para mí el PSOE es una franquicia, que tiene sedes, y su principal preocupación es que no se cierren”.
En cuanto al éxito de El Intermedio, aseguró que también existe un lado oscuro: “El trauma que me ha creado es que me ha dado una sobre información que no quería. Ahora soy periodista pero no estoy contento en este traje”. A lo que añadió: “Llevamos trece años con los mismos protagonistas y no ha pasado absolutamente nada”. Algo que le lleva a una triste reflexión: “Servimos, exclusivamente, de consuelo. Esto para un ciudadano honrado es insoportable”.
Para acabar, cerró el círculo con un agradecimiento a sus progenitores: “Mis padres estarían totalmente orgullosos de mí. Soy un producto exacto de lo que mis padres han querido que yo sea. Se sacrificiaron toda la vida para que viviera bien”.