Dicen que “al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver” porque aquello que viviste ocurrió en un tiempo, en una compañía y en unas circunstancias que nunca serán las mismas. Y aquello que mantienes como una fotografía imborrable en tu recuerdo lo modificas al regresar con la mirada distinta que tienes ahora, con tu mochila más cargada y con unas vivencias que te han cambiado a ti y a ese lugar.
Ocurre con las series y los libros, con los productos culturales que te alegraron la infancia y te enseñaron a ser adolescente: al verlas como adulto ya no sientes lo mismo. Sucede hasta con las amistades que lo fueron todo para ti, pues al dejarlas en ese pueblo donde te criaste y luego volver, ya no tienen el mismo valor, y solo tienen sitio en el baúl de los buenos recuerdos. Por no hablar hasta de aquellas parejas que un día te enloquecieron y tiempo después te dejan totalmente fría.
Por lo tanto, ¿cómo no va a ocurrir en Supervivientes All Stars, donde regresan sus leyendas al reality que les cambió la vida? Adara Molinero, Sofía Suescun, Alejandro Nieto, Lola Mencía, Olga Moreno, Marta Peñate, Abraham García y Jorge Pérez lo están comprobando y así lo han transmitido de forma más o menos directa. Solo parecen salvarse de ese pesar Bosco Martínez Bordiú y Logan Sampedro, que son la excepción que confirma la regla. A continuación analizamos cada caso:
Adara y su mochila a presión
Adara Molinero estalló desde el primer día de convivencia en Honduras. En el caso de la ganadora de Gran Hermano VIP 7, la mochila con la que viajaba era una olla a presión. Volvía a un reality que no significaba para ella ese lugar feliz. Más bien era todo lo contrario, porque hacía menos de un año que se había tenido que conformar con un segundo puesto que le recordaba que no se convertía en oro todo lo que pisaba.
Con ese final agridulce tan presente, otro de sus retos era reivindicarse como reina de los realities, en un formato donde se quedó a las puertas de triunfar hace muy poco, en segunda posición de Supervivientes 2023. Por si fuera poco, frente a ella tenía a una Sofía Suescun que sí había ganado Supervivientes y que partía con ventaja en ese mismo empeño. La reciente frustración sumada a la presión tanto personal como televisiva provocaron el arrepentimiento de una concursante que hasta la fecha siempre lo había dado todo en cada programa.
“No era el momento” de Olga
Olga Moreno se convirtió en la segunda expulsada de la edición, tras haber ganado, rodeada de polémica, la de 2021. Ella misma dio en el clavo al explicar la notoria diferencia de resultados: “Es muy bonito que te digan si quieres participar como All Stars y me lancé a la piscina, pero no sería el momento. A la vista está”.
Efectivamente, todo tiene su momento. Cuando la ahora exmujer de Antonio David Flores ganó Supervivientes 2021 era la protagonista absoluta no ya del reality, sino de los contenidos de toda la maquinaria de Mediaset. El fenómeno que supuso la emisión de Rocío. Contar la verdad para seguir viva la convirtió en uno de los rostros más buscados (y controvertidos) de ese año, y toda esa parte de la audiencia que renegó del dramático relato de Rocío Carrasco apoyó a Olga de forma incondicional, incluso antes de pisar los cayos de Honduras.
En términos televisivos, aquel sí fue su momento. Volver en esta ocasión solo confirmó que esa época televisiva ya pasó y quizás habría sido mejor no revisitarla. Así lo expresó ella misma en plató al retornar a España: “No volvería a ir. Es súper duro. Ya demostré lo que tenía que demostrar, ya conozco lo que es aquello y... hasta aquí”.
Sofía y unos espectadores que ya no son los mismos
Hasta la fecha, Sofía Suescun no ha transmitido su arrepentimiento por repetir la experiencia, pero sí ha mostrado momentos de bajón que no había tenido antes. No en vano, las condiciones de esta edición están siendo mucho más duras: por un lado, la producción ha añadido una dificultad extra a la edición, al tener ante sí a un casting de all stars; pero por otro, los condicionantes climatológicos que nadie podía prever están generando si cabe mayor incomodidad: el paso del huracán Beryl por el Caribe ha tenido al equipo del reality en vilo y ha tensado los nervios de los robinsones.
Todo ello provocó que la hija de Maite Galdeano se viniera abajo el pasado domingo: “¿Qué vamos a hacer esta noche? Está todo mojado” lamentaba llorando ante las consecuencias de un huracán que están sufriendo aún.
No es lo mismo pasar por una experiencia tan dura física y psicológicamente una vez, que puede incluso servir al propósito de crecer a nivel personal, que repetirla una segunda ocasión pero sin un objetivo claro. Porque sí, Suescun ha regresado a la televisión para revalidar ese título de “reina de los realities”, en busca su primer triunfo desde el de Supervivientes 2018, pero... ¿y si “nosotros, los espectadores, ya no somos los mismos”? ¿Y si lo que conquistó de ella al público ya no le enamora? Eso sí podría hacer que se arrepintiera de haber vuelto.
Alejandro, Jorge y Abraham ya no son los gallos del corral
Alejandro Nieto, Jorge Pérez y Abraham García ganaron sus respectivas ediciones -las de 2022, 2020 y 2014, respectivamente- siendo en cada caso el más “salvaje”, el más completo o el más carismático de cada uno de esos castings. Fueron los mejores de entre sus compañeros, sí, pero en esta ocasión la competencia es mucho mayor y los tres lo están pagando de formas distintas.
Al lado del resto, Jorge parece hasta torpe en las pruebas, Abraham ya no resulta el más divertido y Alejandro ha descubierto que en ocasiones es mejor maña que fuerza. Los tres llegaron para reivindicarse como el “gallo del corral”, pero ya han empezado a dudar de si hubieran estado mejor en casa.
Lola y Marta, y su desagradecido papel
A priori, Lola Mencía y Marta Peñate son esas secundarias de lujo importantes para cualquier trama. Las dos actúan con la mejor de las intenciones, pero cuando las cosas empiezan a ponerse difíciles ellas se tambalean y se dejan adelantar por el resto.
Ambas han expresado ya sus ganas de regresar a España: Marta por el enfrentamiento con una titana como Sofía, que maneja los hilos a su antojo; Lola porque no encuentra una Palito que la aparte de la convivencia real y esas tensiones que son el alimento de Supervivientes: ahí queda ese reciente ataque de ansiedad sufrido tras una discusión con Abraham. Una y otra fueron grandes concursantes en sus ediciones, pero quizá habrían preferido mantener ese bonito recuerdo que emborronarlo con los duros momentos actuales.
Bosco y Logan, cuando segundas partes sí son buenas
De entre todos los integrantes del elenco, Bosco y Logan son los únicos que podrían contradecir la primera frase del artículo. En su caso, sí podría decirse que “al lugar donde has sido feliz siempre debieras tratar de volver”.
En el caso del sobrino de Pocholo, esta tesitura podría explicarse por la actitud de que hace gala: es de esas pocas personas que siempre se declarará afortunado de estar ahí, la pongas donde la pongas. Como concursante, no existe el ingrediente de la nostalgia para él, ni esa melancolía por los momentos perdidos por estar en la isla, por lo que pudo ser y no fue. Bosco vive el presente con una sonrisa. Da igual el lugar, el reto o el premio, pues toda experiencia le suma.
En el caso de Logan, el modelo es quien más está demostrando su calidad de All Star. El asturiano es el mejor en las pruebas, el más estable emocionalmente, el superviviente indiscutible de esa isla y el que más está aprovechando esta segunda oportunidad.
Esto puede deberse a que en esta ocasión ya conoce el terreno que pisa con Sofía, ante la que quedó en segundo lugar en 2018, y por tanto no está permitiendo que mueva los hilos narrativos que supo conducir en la anterior edición. Logan ha ido a llevarse el título que le “robaron” aquella primera vez y, por el momento, todo apunta a que pocos se lo impedirán.