El Hormiguero acogió a Hovik Keuchkerian este miércoles para promocionar la segunda parte de El Hoyo, película que se estrenará en Netflix el próximo 4 de octubre.
El actor explicó a Pablo Motos que no vio la primera porque durante “la pandemia y postpandemia no me apetecía nada con la que teníamos encima”, pero al recibir los guiones para participar en ella, como uno de los nuevos protagonistas, se puso al día.
El nuevo personaje al que dará vida se llama Zamiatín y, según sus palabras, se lo imaginó cual “bebé gordo ignífugo”. Por lo que para interpretarlo tuvo que engordar hasta pesar 150 kilos y depilarse todo el pelo del cuerpo, algo que no estaba originalmente en el guión:
“Hay guiones que de entrada son cojonudos pero hay guiones, no es el caso de El hoyo que no sea cojonudo, pero que tienes que desarrollarlos más (...) después de leérmelo varias veces, yo creo que un guion te habla y lo vas construyendo, siempre con el beneplácito del director”, detalló.
Keuchkerian explicó que fue moldeando su físico hasta que logró una imagen que le implicó dificultades en su vida personal: “Yo estaba en un piso en Bilbao, magnífico, pero podía quedarme aplastado en la cabina de la ducha”. También se afeitó las cejas y eso le provocó terror: “Estuve acojonado un mes y medio porque luego no crecen igual. Luego me creció el pelo menos las cejas. Empezaba a rodar lo siguiente e iba a aparecer sin cejas. Después fueron saliendo pero un pelo para cada lado, nunca igual”, dijo.
Finalmente, aseguró en El Hormiguero que después de vivir así siente “respeto reverencial a toda la gente con sobrepeso”, ya que a él mismo le “costaba ducharme, me costaba hacer mis necesidades, me dolían las rodillas. Más allá de la estética, es una lucha, porque te impide el día a día”, lamentó.