Pocos nombres de presentadores están tan asociados al desarrollo y modernización de TVE como el de José María Íñigo. Durante tres décadas distintas (60s, 70s y 80s) el comunicador trasladó su experiencia en la BBC, a la que llegó tras haber aprendido inglés gracias a memorizar un tratado cuando aún era menor de edad, una nueva forma de comunicar que luego mostró en éxitos radiofónicos como El Gran Musical, y que le convirtió en uno de los rostros más famosos de España por conducir en TVE programas como Estudio Abierto, Directísimo, Esta Noche Fiesta, Hoy 14:15 y Fantástico, entre otros a lo largo de su extensa trayectoria.
Los más jóvenes quizás le recuerden por su segunda etapa televisiva, porque nunca se detuvo. En 2004 volvió a la cadena pública con Carta de ajuste, y encadenó diferentes intervenciones en otras cadenas como Telecinco (Supervivientes, Qué tiempo tan feliz), laSexta (El Club de Flo, Así nos va), además de en la propia TVE (Aquí la Tierra, Las mañanas de La 1, Hora Punta). Y sobre todo, de 2011 a 2017 fue “la voz” en España del festival de Eurovisión, una labor que mantuvo hasta poco antes de su fallecimiento el 5 de mayo de 2018.
Su salud había sido buena hasta que en diciembre de 2015 empezó a padecer una extraña dificultad respiratoria. Íñigo fue ingresado, y tras las pruebas pertinentes se le detectó un mesotelioma pleural, un tumor muy poco frecuente que todos los expertos médicos asocian única y exclusivamente a la intoxicación por amianto. Se trataba, por tanto de un proceso lento y silencioso con un período de latencia que dura décadas, y que en el caso del presentador se remontaría a su etapa en el Estudio 1 de Prado del Rey, en el que pasó horas y horas al frente de sus programas y que cuando se construyó en 1964 se recubrió de fibra de amianto para su aislamiento acústico. Como explica Diario 16 en un artículo que ha servido de base a muchos otros, “durante los 70 y 80 ese polvo de amianto, concretamente fibras de crocidolita (anfiboles), la variedad de amianto más peligrosa para los seres humanos, caía desde el techo a los que estaban en el Estudio, provocando un riesgo grave por la inhalación de sus fibras”.
José María Íñigo, sin dejar de trabajar, intentó recuperarse. Pero el tratamiento de quimioterapia y sus sucesivos ingresos no evitaron su empeoramiento. Mientras tanto, puso en conocimiento de TVE, de “su casa”, lo sucedido. Y por parte de la cadena, le explicaron que para solicitar el reconocimiento de su situación como Enfermedad Profesional la única vía era denunciar a la Corporación pública tras recibir la razón judicial frente a la Seguridad Social. Aunque en un principio el presentador se mostró reticente a enfrentarse a su propia casa, aún en vida inició un proceso que no pudo ver finalizar al fallecer en mayo de 2018. Pero su familia ha recogido el testigo y tiene una importante cita este jueves 21 de enero.
La familia, a su primer juicio este jueves
La muerte de José María Íñigo con el proceso judicial iniciado hizo que su familia se propusiese seguir adelante. Tras muchos aplazamientos, este jueves 21 de enero se celebra la audiencia que marca la primera parte de este litigio, en la que intentarán que la Seguridad Social les dé la razón y se reconozca como Enfermedad Profesional el mesotelioma que acabó con la vida del presentador. Aunque no será rápido, si logran su cometido frente a la Seguridad Social, la familia reclamará más tarde a TVE, cumpliendo los pasos que la dirección de la Corporación explicó a Íñigo cuando trasladó su situación.
La abogada de la familia explica a Vertele que creen en sus posibilidades de ganar el juicio y lograr el reconocimiento de Enfermedad Profesional. Ya hay jurisprudencia, de dos casos distintos de un técnico y un electricista que trabajaban en TVE y han logrado que se reconociese su situación. Las fechas de José María Íñigo trabajando en el Estudio 1 de TVE cuadran con el periodo de latencia por la intoxicación con amianto. La defensa de la cadena pública primero se basó en que en la vida laboral de su padre aparecía que había trabajado en una empresa de calefacción que podría haber traído amianto a casa, aunque luego se ha acreditado que no es así y era un error de la seguridad social. Sí que se empleó en otra empresa de neumáticos, aunque los tiempos no se corresponden porque el período de latencia es de máximo 40 años, y habría que remontarse a más de 60 años atrás, por lo que los abogados de la familia explican que de haberse contagiado por esa razón, Íñigo lo habría padecido antes.
Ahora, la familia debe lograr que la Seguridad Social les dé la razón, en un proceso en el que la mutua de TVE también es parte. Quien pagará la Enfermedad Profesional -si es reconocida- a su viuda y sus hijos es o bien el INSS, o bien la mutua que cubría las contingencias de la empresa. Aunque es pronto para contabilizar, las indemnizaciones suelen ser de 100.000 euros como mínimo para las viudas, y de entre 20.000 a 40.000 euros los hijos. Sin embargo las cantidades varían mucho, y en el caso de Uralita el mismo despacho de abogados especializado en amianto que se encarga del caso de Íñigo logró una de las máximas indemnizaciones, que alcanzó los 700.000 euros.
El proceso se alargará, puesto que ante su resolución, sea la que sea, podrán recurrir ambas partes. La abogada de la familia explica a Vertele que simplemente para el reconocimiento como Enfermedad Profesional puede pensarse en un año. Y luego, y si la Justicia les da la razón, iniciarán la segunda etapa del proceso ya contra TVE.
TVE y los problemas heredados del amianto
La postura de TVE y sus abogados también es comprensible para defender los intereses de la Corporación. El comentado período de latencia de la intoxicación por amianto hace que sea en estos años cuando están apareciendo casos, y puedan aparecer aún más, sentándose jurisprudencias en contra de RTVE.
TVE es consciente del problema desde inicios de este siglo. Si en el año 2002 se prohibió la comercialización y uso del amianto por su carácter cancerígeno, ya en el 2003 la cadena pública realizó pruebas que demostraron que debía desamiantar sus veteranos estudios de Prado del Rey. El proceso fue demasiado lento y paulatino, tanto que en marzo de 2011 se ordenó cerrar el plató en el que se grababa hasta ese momento Versión española y Cine de Barrio por el amianto. A finales de ese mismo año 2011, el Consejo de Administración de la Corporación aceleró el proceso, y tuvo que dar luz verde al derribo de siete edificios de Prado del Rey. La actuación fue tan drástica que ni tan siquiera se hizo un inventario de todo lo que se perdió, como denunciaron los sindicatos, que calcularon que supuso la destrucción de más de 30.000 prendas de ropa del fondo documental de vestuario de la cadena pública. Entre ellas, al parecer, el mítico Espinete. Un segundo proceso de desamiantado se inició en 2019, ya con Rosa María Mateo al frente de la Corporación.
Como medio de comunicación, la misma RTVE ha explicado cómo afecta la intoxicación por amianto a trabajadores expuestos a él, ejemplificando en casos como los de Uralita y Metro de Madrid. Hace un año, Uralita se declaró en concurso de acreedores al no poder hacer frente a las indemnizaciones. También en enero de 2020 se reconoció como enfermedad laboral a un trabajador de una subcontrata de Metro de Madrid, mientras los casos crecían y crecen por ese período de latencia que se “cumple” en la actualidad.
La intoxicación por amianto es un mal que se sembró hace 50 años, en construcciones de los 60 que utilizaron sus propiedades aislantes sin conocer su contra cancerígena. Y está dando la cara en la actualidad, acabado ese período de latencia y en forma de mesoteliomas que sólo se asocian a ese tipo de intoxicación. En 2019, sólo en Euskadi, se cobró la vida de 30 trabajadores. En la actualidad, en septiembre de 2020, los gobiernos siguen tomando medidas. La familia de José María Íñigo hereda su lucha para que se le reconozca como uno de esos casos.