“En cuanto empiece Sálvame Tomate empieza el aquelarre”, advertía Jorge Javier Vázquez a apenas un par de minutos para llegar a las 20:00 horas. A esa hora iba a destaparse la “bomba” que durante todo el fin de semana se había promocionado, una jugada maestra para contrarrestar el lanzamiento de Pasapalabra en su nueva etapa en Antena 3.
“Estoy a punto de entrar para hacer realidad vuestras peores pesadillas”, decía una voz distorsionada. Desde luego, la puesta en escena no podía resultar más efectiva al representar esa idea terrorífica que durante la emisión del magacín se vendía: luces de neón azules teñían la imagen, e infografías propias de Halloween aparecían sobreimpresionadas en el cuadro, mientras una figura oscura hacía entrada arrastrando un baúl.
El cajón del que tiraba recogía los “secretos” más inconfesables de la redacción, repleto de “informaciones fuertes y polémicas”, “pilladas muy heavies”, “relaciones clandestinas”, “verdades incómodas que podrían dinamitar las vidas de los famosos y de algunos colaboradores”, indicaban, “sin que puedan evitarlo”.
Kiko Hernández en su vuelta: “Traigo un montón de mierda”
Como si de Ghostface, el icónico asesino de la franquicia Scream, se tratase, entraba en plató esta suerte de enterrador, que acaba desenmascarándose: se trataba de Kiko Hernández, que escenificaba así su retorno al plató de La Fábrica de la Tele. El colaborador regresaba tras una ausencias de varias semanas debida al coronavirus: “Ahora ya tengo menos miedo, pero he pasado una época muy chunga, con mucho miedo”, decía el tertuliano, que hablaba de sus traumas durante el confinamiento. Durante ese tiempo, confiesa, llegó a albergar pensamientos conspiranoicos, a cuenta de algunos fenómenos un tanto extraños. Pensaba que había “una invasión extraterrestre”.
Pasados unos minutos dedicados a ponerse al día, comenzó a destapar informaciones: “Aquí traigo un montón de mierda”, proclamó. Durante el resto del tiempo de emisión antes del comienzo de Informativos Telecinco, procedió a enumerar hasta cuatro secretos, de los seis inicialmente anunciados, y de los que no se llegaría a desvelar explícitamente ninguno. Solo se procedió a cebarlos, algo en lo que el magacín tiene mucha maña.
Lydia Lozano, la principal afectada
“Hay afectados que están aquí”, dijo. Y así fue: Lydia Lozano fue la mayor aludida, en este caso por el tercero de esos documentos clasificados, relativo a un polígrafo privado realizado a la periodista por el caso de Ylenia, la hija de Al Bano, que se habría hecho a puerta cerrada y sin intención de emitirse. Ella, decía, no sabía los resultados del test, mientras amenazaba con irse para no volver del formato.
“Esta cadena no dejará de sorprenderme”, dijo Jorge Javier Vázquez, mientras dilataba el tiempo hasta hacer estallar definitivamente esta “bomba”. “Soy la alegría de la huerta”, ironizó Hernández tras certificarse la salida de Lozano de plató.