Se le atribuye al sacerdote, político y diplomático francés Charles Maurice de Talleyrand la célebre frase “lo que no puede ser no puede ser, y además es imposible”. El intelectual galo murió hace ya más de 100 años, pero sus palabras se mantienen vigentes en nuestros días. Por ejemplo, para explicar lo que está pasando actualmente con La casa fuerte 2,La casa fuerte 2 que quiere ser Gran Hermano... aunque eso no pueda ser y además sea imposible.
A falta de poder recuperar el reality de realities -“GH, afirmó a principios de mes Manuel Villanueva, director de contenidos de Mediaset, y la productora anunció poco después su nuevo protocolo contra abusos sexuales, como preparando el terreno tras el caso Carlota-, Telecinco batalla en estos momentos por convertir La casa fuerte en algo que no fue durante su primera edición y que tampoco está consiguiendo ser en el arranque de esta segunda: un éxito.
Y eso que La casa fuerte es, a simple vista, un producto “muy Mediaset”. Las dos ediciones han estado conducidas por el presentador estrella de la cadena (Jorge Javier Vázquez), han contado con castings repletos de caras conocidas para los espectadores de Telecinco, se han apoyado en noticias externas para llamar la atención del público (el presunto pasado de Fani como prostituta en la primera edición, las reacciones de Isa Pantoja al cisma Isabel Pantoja-Kiko Rivera en la segunda) y hasta su dinámica gira en torno a una de las pruebas clásicas de Gran Hermano como es el 'criados y señores', cuyas reminiscencias también llegan a la isla de Supervivientes. Pero ni con esas La casa fuerte está dejando huella en su paso por la parrilla.
Entonces, si se apoya en varios de los pilares del reality por antonomasia, ¿por qué La casa fuerte no está triunfando igual que una edición al uso de Gran Hermano VIP?
Fallar en la primera edición, un error difícil de subsanar
La primera edición de La casa fuerte se estrenó el pasado 11 de junio ante un 22.3% de cuota y 2.124.000 espectadores. Un dato nada desdeñable que fue menguando con el paso de las emisiones, aunque cabe recordar que la quinta gala sí consiguió superarlo (24% y 2.364.000). Eso sí, no gracias al reality sino a la estrategia que llevó a cabo esa noche Telecinco: convertir La casa fuerte en una mera excusa para saber si Fani ejerció o no la prostitución, tema protagonista esos días en Sálvame y el Deluxe.
Es decir, que la emisión más vista de la primera edición fue, paradójicamente, la que menos tuvo que ver con La casa fuerte. Una demostración inmejorable de que la temporada de debut resultó un desacierto a muchos niveles, empezando por algo tan importante como construir una mecánica y unas reglas que los espectadores pudieran entender con facilidad. Sin embargo, las primeras entregas fueron un cúmulo de dudas, improvisaciones y cambios repentinos que acabaron por desconcertar al público y jugar en su contra.
Así se explica que la presente edición se estrenara con un dato sensiblemente inferior (17.8% y 1.584.000) a pesar de lanzarse en una época de tanto consumo televisivo como es el mes de noviembre. Y es que el público es soberano y rara vez da una segunda oportunidad a aquello que no le gusta de primeras. Por eso es tan importante acertar de inmediato en televisión o dar motivos para la esperanza. Algo que La casa fuerte no hizo en su inicio y ahora está pagando caro.
Parecerse a 'Gran Hermano' sin llegar a ser 'Gran Hermano'
Conscientes de que no habían hecho las cosas bien, desde Telecinco entonaron el mea culpa y reconocieron que la primera temporada de La casa fuerte había sido “improvisada, por no decir atropellada”. Por ello, la segunda se presentó como una temporada con propósito de enmienda para la que se mejoraron los decorados, se perfilaron las pruebas y se sustituyó a Sonsoles Ónega y Nuria Marín por Sandra Barneda y Lara Álvarez, dos presentadoras más acostumbradas a este tipo de formatos que sus predecesoras en el programa.
Sin embargo, estos cambios no han sido suficientes para sobreponerse a la desazón de la primera edición y a la alargada sombra de GH, programa por excelencia de Telecinco en esta época del año y al que La casa fuerte ha intentado acercarse esta edición introduciendo de primeras nominaciones y expulsiones, inexistentes en la primera temporada hasta ya entrada su recta final.
Esta novedad, unida a las fechas de emisión, el casting 'made in Mediaset', la mecánica de 'criados y señores' (o 'residentes y acampados'), el presentador y al hecho de que sus concursantes habiten en una misma casa, presenta a La casa fuerte como un sucedáneo de Gran Hermano con ingredientes más o menos similares. Pero aun así, el sabor de boca que ha dejado por ahora es mucho peor.
El poder de la marca 'GH'
Y es que, al fin y al cabo, Gran Hermano es mucho Gran Hermano. Que La casa fuerte no esté haciendo honor a su nombre responde a sus propios defectos, pero también al hecho de que el programa está lejos de tener el poder de la marca GH. El fan de Mediaset que dejó de ver La casa fuerte o ni siquiera le dio una oportunidad, probablemente sí estaría siguiendo ahora una edición de Gran Hermano VIP de estar en emisión. Primero, porque seguir el día a día de la casa de Guadalix de la Sierra hace tiempo que se convirtió ya en una tradición para muchos espectadores. Segundo, porque esa tradición permite perdonar errores que de suceder en La casa fuerte no se perdonarían. Y tercero, porque quien ve GH sabe lo que se va a encontrar y quiere encontrárselo con independencia del atractivo del casting.
Por ello, jugar a ser Gran Hermano pero sin llegar a serlo es una apuesta, cuanto menos, arriesgada. Y más aún cuando se pretende emularlo a bajo coste y sin la vanguardia y factura técnica de la que ha siempre ha presumido el reality producido por Zeppelin. Por eso lo mejor para acercarse al éxito de Gran Hermano es distanciarse de una u otra forma de él. Porque los fans de los realities de convivencia quieren ver Gran Hermano o, en su defecto, un formato de similares características pero que a la vez ofrezca algo diferente. Algo que Supervivientes, ambientando su acción en una isla desierta, y La isla de las tentaciones, con una mecánica basada en posibles infidelidades, supieron entender en el momento de su concepción.
De ahí que La casa fuerte necesite con urgencia diferenciarse de su fallida primera edición y de GH para encontrar su propia identidad -un primer paso para ello sería apostar por un diseño de plató menos continuista y más rupturista, pues al final es lo primero que entra por los ojos de los espectadores- y remontar un vuelo que, hasta la fecha, no ha sido especialmente satisfactorio en términos de audiencia.
'GH VIP 7' tenía el doble de audiencia hace justo un año
En sus seis primeras emisiones, contando galas y Código Secreto, La casa fuerte 2 ha promediado un 14.8% y 1.448.000 espectadores. Una media lastrada, más allá del bajón general de esta segunda edición, por ese pobre 8.5% y 882.000 televidentes que anotó esa primera entrega de Código Secreto el martes de la semana pasada.
De esta forma, la segunda temporada está promediando 4.5 puntos y 562.000 seguidores menos que la primera a estas alturas. Una diferencia que resulta aún más notoria si tenemos en cuenta que la primera edición del reality se emitió en pleno verano, una época de menor consumo televisivo que el mes de noviembre.
Si lo comparamos con GH, la distancia es mayor si cabe. La última edición de GH VIP, emitida en el último trimestre de 2019, arrancó con un 24.1% y 2.469.000 de media en sus seis primeras emisiones. Es decir, 9.3 puntos y 1.021.000 espectadores más que La casa fuerte 2. Pero si lo comparamos con las seis galas que emitió entre el 5 y el 17 de noviembre de 2019, la diferencia se amplía hasta los 13.6 puntos y 1.468.000 millones de espectadores. En resumen, que GH VIP 7 estaba promediando hace justo un año el doble de audiencia que GH VIP 7La casa fuerte 2.
De hecho, los datos de La casa fuerte 2 solo son equiparables a los de GH Revolution, cuyas seis primeras emisiones promediaron un 13.7% y 1.482.000 espectadores en septiembre de 2017 (-1.1 y +34.000 sobre LCF) y un 13.1% y 1.365.000 (-1.7 y -83.000) en noviembre de ese mismo año contando solo las de prime time, pues los debates fueron relegados al late night.
Con los datos en la mano se puede concluir, pues, que la edición menos vista de la historia de Gran Hermano no está muy lejos en audiencias de la que prometía ser la mejor edición de las dos emitidas hasta la fecha de La casa fuerte. Y esta es la mejor prueba de que la marca Gran Hermano, a poco que le vaya bien, tiene una fuerza que el nuevo reality de la factoría Mediaset no está en disposición de alcanzar.