verTele, en la presentación

'Las noches de Tefía' se presenta como la luz de la imaginación y la memoria ante las heridas del franquismo

'Las noches de Tefía'

Marcos Méndez

Málaga —
13 de marzo de 2023 20:45 h

El Festival de Málaga, que sigue ganando espacio como un referente para las series españolas, ha servido de presentación para Las noches de Tefía, la nueva serie de Atresmedia que próximamente llegará a su plataforma Atresplayer Premium.

verTele y un nutrido grupo de periodistas desplazados a la ciudad andaluza pudimos aprovechar la proyección de sus dos primeros capítulos en el Teatro Albéniz para comprobar lo que pocas horas antes nos habían explicado su creador Miguel del Arco, la directora editorial de Atresmedia Studios Sonia Martínez, y la directora de Ficción de Atresmedia TV Montse García.

En una charla matinal marcada por su emoción y las ganas de que al fin pudiese verse su obra, los tres se mostraron más que satisfechos con el resultado final de una serie que mezcla la dureza más extrema de un campo de concentración franquista, con las luces de la imaginación de sus presos-esclavos, y las heridas que 40 años después esa vivencia provoca en sus protagonistas.

Las noches de Tefía cuenta con 6 episodios, de unos 50 minutos de duración cada uno, en los que como nos contó su creador y pudimos ver más tarde en la proyección, se reflejan dos épocas y tres mundos:

  1. La primera y principal época, los años 60 en el campo de concentración franquista conocido con el eufemístico nombre de Colonia Agrícola Penitenciaria de Tefía, del que en su día ya habló elDiario.es. Un centro al que el régimen franquista enviaba a los condenados por la ley de vagos y maleantes, y en el que había muchos homosexuales. Es una época (no tan) pasada, real, y muy dura que en la serie se representa en blanco y negro.
  2. La segunda se mueve en la misma época, pero está llena de color y alegría gracias a la imaginación. Los presos-esclavos, para evadirse de su miserable vida diaria de trabajos forzados, malos tratos y hasta violaciones, se imaginan creando y formando parte un cabaret llamado Tindaya (en honor al monte homónimo de Fuerteventura) en el que son estrellas del espectáculo.
  3. El tercer ambiente cambia de época y se traslada al 2004, presentándose como una serie actual en la que podemos ver las heridas que cuatro décadas después sufre Airam Betancor, el protagonista de la historia que en su primera época encarna Marcos Ruiz (como adelantó verTele), y en los 2000 da vida Jorge Perugorría. Es una forma comprender la importancia de cerrar heridas, recordando nuestra memoria histórica, y no enterrando nuestras vergüenzas.

“Los actores trabajaron como demonios, de sol a sol”

“Hubo muchos más campos de concentración, pero me gustaba especialmente Tefía porque era una isla, como metafóricamente España en ese momento. Franco intenta abrir sus fronteras a los turistas con el 'Spain is different' de Fraga, pero mientras la represión para el autóctono sigue intacta”, explica su creador. Algo que se percibe en la primera escena de su serie, en la que llegan a la vez a un puerto de Fuerteventura un grupo de turistas alemanes presumiendo de disfrutar del sol, las playas, y el sexo en la isla; y un grupo de presos entre los que está La Vespa (Patrick Criado) por ser gay. Montse García lo resume contextualizando: “Es una historia impresionante de no hace tanto tiempo, con el boom del turismo en España mientras a unos kilómetros estaba el campo de concentración”.

Sonia Martínez también defiende esa perspectiva más actual recordando cuando Miguel del Arco le planteó en qué pensaba: “Tenía algo de historias clásicas por un lado, pero luego cómo lo quería contar es muy moderno, y es contemporánea en lo que reivindica, lo que hace y lo que cuenta”, algo que también pudo percibirse en el primer visionado, cuando una defensa del personaje de Patrick Criado a un compañero que es una mujer hizo estallar en aplausos espontáneos a toda la sala.

Es contemporánea en lo que reivindica, lo que hace y lo que cuenta

Sonia Martínez Directora editorial de Atresmedia Studios

A nivel visual, la directora editorial de Atresmedia Studios deja claro que “desde el minuto uno el planteamiento era Tefía blanco y negro, Tindaia color, y el 2004 es muy importante y tiene un color diferente. El trabajo es maravilloso”. Pero a nivel de la historia y cómo reflejarla, es el creador el que pone en valor la importancia de lo que cuentan:

“Hay políticos que dicen que esto fue hace mucho tiempo. Hasta el año 95, las fichas de todos los que fueron internados por la ley de vagos y maleantes, o la ley de peligrosidad social, seguían estando a disposición de la policía. Cuando te paraban por una multa en el año 95, que es anteayer, decían: 'hostias, maricón'. Porque aparecían como homosexuales, pederastas, invertidos...”, ejemplifica Del Arco, añadiendo la desmemoria impuesta al respecto: “Hay muy pocos testimonios en el día de hoy porque una cosa que hizo el régimen fue borrar cualquier tipo de huella. Lo único que pretendieron desde que dieron el golpe de estado fue la legitimación de su régimen. Incluso en Tefía, hay muy poca gente que supiera que allí hubo un campo de concentración. Ahora es un albergue juvenil”.

La falta de testimonios no fue la única dificultad. Al localizar, Miguel del Arco reconoce que rodaron en Tenerife porque en el sitio original de Fuerteventura era imposible recrear los años 60. Sonia Martínez añade que para las escenas de los barracones, que como luego pudimos ver en los dos primeros episodios son vitales para la trama porque en ellas se desarrolla el compañerismo de los protagonistas, no encontraron un sitio en Tenerife y tuvieron que trasladarse a una nave en Madrid.

Esa camaradería entre los actores se logró con mucho trabajo previo. Lo explica el creador: “Ensayamos con ellos más de un mes entero. De 9 a 14 ensayaba con ellos, comían algo, algunos muy poco porque estaban a dieta y perdieron 10 y 15 kilos, y por la tarde tenían clases de canto, de baile, coreografías, coach de acento canario o gaditano...”, rememora con palabras de agradecimiento a todo el equipo, y asegurando que en concreto los actores “trabajaron como demonios. Fue de sol a sol”.

El creador de Las noches de Tefía tampoco oculta las licencias creativas que se han tomado para crear esta ficción audiovisual, priorizando el qué quería contar: “Hemos hecho mucha indagación, para luego pasarnos la historia por el forro [ríe]. Por ejemplo, en Fuerteventura no llega la electricidad hasta los 70, y para nosotros iba a ser un problema, y era importante contar los electroshocks, la 'disciplina' de López Ibor para supuestamente curar la homosexualidad”.

“Es un formato claramente cinematográfico”

A nivel más personal, esta serie supone al fin la unión de Miguel del Arco con Atresmedia. La propia Sonia Martínez explica que ella “llevaba persiguiendo a Miguel mucho tiempo”, y el creador rememora cómo surgió el idilio: “Hace 3 años vinieron a buscarme, Sonia me preguntó si tenía algo, yo le conté que me rondaba esta historia, y ella directamente dijo: Me interesa”. Del Arco reconoce que tuvo dudas sobre si el proyecto seguiría adelante: “A medida que iba escribiendo, siempre tuve la sensación de que me iban a decir: 'No, ¿dónde vas? En este país Franco, memoria histórica...'”, para luego agradecer la total libertad: “Lo cierto es que no he tenido la más mínima línea editorial, he hecho lo que me ha dado la gana, y hemos contado la historia que teníamos que contar”.

Miguel del Arco también aprovecha la complicidad con los periodistas televisivos para explicar por qué no había atendido hasta ahora a la propuesta de Sonia Martínez: “No le hacía ni caso porque en el teatro hago siempre lo que me da la gana, y la tele tiene fama de injerencias. En tele tengo mucha experiencia como 'director mercenario' y como 'guionista mercenario', pero como autor no quería que me dijesen cómo tenía que hacerlo”. Tras la experiencia, se muestra encantado y orgulloso, sobre todo del tono logrado y la confrontación de realidades: “Cuanto más radical sea la comedia y más radical sea el drama, más se alimentan entre ellos. Por eso el tono me fascina”.

Cuanto más radical sea la comedia y más radical sea el drama, más se alimentan entre ellos

Miguel del Arco Creador de la serie

Eso sí, el dramaturgo deja claro que esta es una obra audiovisual, y no de teatro aunque las partes de los barracones, en blanco y negro, puedan llevar a ese concepto. Y lo explica en base a los prejuicios que surgen contra el arte que tanto domina: “Cuando estamos en audiovisual, hablar de que algo es teatral a veces no suena bien. Pero esto es un formato claramente cinematográfico. Hemos utilizado también lentes diferentes en cada uno de los momentos”.

Su conclusión es clara, y deja abierta la puerta a más experiencias audiovisuales: “Ha sido un proceso maravilloso. No sé si podremos repetir, porque esto es como cuando echas un grandísimo polvo y siempre quieres repetir y no, hay que empezarlo desde el principio. Me siento un privilegiado porque pasaré de hacer esto a en diciembre hacer una ópera en el Real, luego hacer una obra en el teatro, y espero que dentro de nada estemos haciendo otra cosa”, dice mientras coge de la mano a Sonia Martínez y ambos, junto a Montse García, sonríen.

Buen primer impacto en Málaga

Si este nuevo matrimonio depende del público, su presentación en sociedad augura un buen futuro. Pudimos ver los dos primeros capítulos de la serie en la sala principal del Teatro Albéniz, que tenía prácticamente llenas sus 350 butacas. Entre los asistentes estaban el equipo de Las noches de Tefía, que después de la proyección recibieron encantados una larga ovación del público que había sacado su entrada para acudir, y que fue destacada por la propia organización señalando que no era tan normal recibir ovaciones tan amplias. El público demostró acabar encantado, también con sus preguntas, que permitieron confirmar que Miguel del Arco sabe trasladar su fuerza comunicativa igualmente con un micro, y no solo en sus creaciones sobre un escenario o audiovisuales.

El tercer grupo presente en la proyección fueron los periodistas, entre los que también hubo buen sabor de boca, aunque no completamente dulce por no haber encontrado esa profunda emoción que los responsables y los actores de la serie nos habían trasladado en sus entrevistas matinales. Sí que nos contagiamos igual con ese aplauso espontáneo a la defensa de la identidad sexual de La Vespa, que interpreta un Patrick Criado que vuelve a demostrar seguir creciendo interpretativamente y no encontrar límites, con un papel muy distinto a otros en los que hasta ahora se le habían visto. Criado está bien escoltado por un elenco que resulta creíble en sus distintas épocas y realidades, y que encabeza Marcos Ruiz (Airam/La Bambi), y en sus dos primeros episodios destacan Miquel Fernández (Charli), Raúl Prieto (Boncho), Israel Elejalde (Don Anselmo) y Carolina Yuste (Nisa), principalmente.

Como ya sucedió con La Ruta, que innovó al realizar su relato de forma cronológicamente inversa, la apuesta audiovisual por el blanco y negro de Tefía, el todo color del Tindaya, y el color actual del 2004; resulta lo más innovador y atractivo de un relato que marcará si realmente era necesario que algunos de sus actores hablen con acentos que no tienen en realidad (Patrick Criado en gaditano, Jorge Perugorría y Ana Wagener en canario), pero que sin duda establece una buena presentación para desarrollar la prometida emotividad en sus otros cuatro episodios. Y quién sabe si supondrá el nacimiento de una nueva alianza para que Miguel del Arco se exprese más allá de las tablas.

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