Se acaba el suspense con Madonna en Eurovisión. Jon Ola Sand, supervisor ejecutivo del Festival de Eurovisión de la UER, ha confirmado que la diva del pop actuará en la gran final del certamen musical, que se celebrará este sábado 18 en el Centro de Convenciones de Tel Aviv.
Aunque su presencia se daba por hecho desde hacía semanas, en los últimos días la organización del evento musical había admitido que la artista no había firmado aún el contrato para participar, por lo que no aseguraban su presencia.
De acuerdo a medios israelíes, el motivo para el retraso en esta rúbrica estaban en las exigencias de última hora de la intérprete de Like a Virgin, que habría planeado contar con su propio director musical, su propio equipo y una iluminación propia ya planificada, para un costo adicional de medio millón de dólares. Eso, sin contar la dificultad extra para el personal técnico de la gala.
Finalmente, los flecos han sido resueltos y la polifacética estrella ha acabado llegando a entendimiento con la televisión pública israelí KAM, la EBU y el millonario Sylvan Adams, que se había comprometido a pagar de su bolsillo el caché de la estadounidense.
De hecho, el filántropo se encargó de tranquilizar a los fans de Eurovisión al indicar que Madonna tenía previsto aterrizar el miércoles 15 en Tel Aviv en un jet privado que él mismo le había facilitado, con la intención de actuar el sábado. Y así sería, incluso algo antes de lo previsto (a última hora del martes 14) y sin escatimar en medios. De acuerdo a la AFP, ha acudido acompañada de 135 personas, entre ellas 40 coristas, 25 bailarines y el rapero KoVu.
“No complaceré ninguna agenda política”
La actuación de Madonna estaba rodeada de polémica, dada la sede que Eurovisión tiene este año. Desde que se conoció su predisposición a participar, se han reproducido las críticas de compañeros de profesión, como Roger Waters, que le pedían que recapacitase y no actuara en Israel hasta que el Gobierno reconociera el derecho de autodeterminación de los palestinos. Como el fundador de Pink Floyd, personalidades internacionales han protestado ante el “blanqueamiento” de la ocupación de territorios palestinos por parte de Israel que supone la celebración del festival en Tel Aviv.
“Nunca dejaré de tocar mi música para complacer la agenda política de otro, así como nunca pararé de hablar contra las violaciones de los derechos humanos sin importar en qué lugar del mundo ocurran”, dijo en un comunicado, al llegar al país.