La tercera entrega del talent de TVE Maestros de la costura arrancó con una curiosa primera prueba, en la que los aprendices tenían que elaborar seis hábitos para que una monja, presente en el plató, pudiera llevárselos a su congregación.
Era una prueba especial, puesto que a su ganador o ganadora se le concedía la aguja de oro, que le daba inmunidad y automáticamente le garantizaba su presencia en la próxima semana del concurso. La vencedora final fue Pa, la única que se acercó a fijarse en los detalles del hábito que llevaba la monja y los replicó.
Los demás, por lo general y como hasta ahora ha sido habitual en el programa, acabaron presentando creaciones sin tan siquiera acabar, y enfadando a los tres jueces Lorenzo Caprile, Palomo Spain y María Escoté.
Alicia, “pillada” y sancionada por hacer trampas
Cuando todos los aprendices presentaban sus obras y llegó el turno de Alicia, Palomo Spain (“ayudado” por el concursante Eduardo, que se chivó de lo sucedido) le dijo a la joven modelo que había hecho trampas.
Ella misma confesó que en el momento en el que el jurado ordenó “levantar las manos” para indicar el final de la prueba, aprovechó a “clavar” con un alfiler en la espalda de la prenda la etiqueta que había hecho pero que no le había dado tiempo a añadir.
Palomo Spain recordó a todos los concursantes que en el momento que ellos ordenaban levantar las manos la prueba había acabado, y que ese gesto de Alicia suponía que había hecho trampas, por lo que sería castigada.
La sanción se le comunicó al iniciar la segunda prueba, la de exteriores, cuando Lorenzo Caprile como portavoz del jurado le comunicó que aunque hiciese el mejor trabajo de todos, igualmente iría a la prueba de eliminación. Sin embargo, y pese a ello, Alicia logró salvarse en esa última prueba, y el expulsado fue Vicente, uno de los dos gemelos.
Vicente se despide de su hermano Sergio
Dos nuevas broncas de Caprile, a los gemelos y a Eduardo
Precisamente los gemelos ya se habían llevado una buena reprimenda por parte de Lorenzo Caprile en la primera prueba. El modista les dijo que, dado que ellos llevan muy a gala su devoción cristiana, esperaba mucho más de ellos que lo que le presentaron, calificando su trabajo como “una chapuza”.
El juez, que sigue siendo la estrella televisiva del programa, volvió a tener encontronazos con Eduardo. En la primera prueba, porque delante de la monja se quitó la chaqueta para quedarse en una camiseta de tirantes con poca tela. En la segunda, llegó a llamarle “vago” y a recriminarle que no hubiese hecho caso a Constan Hernández.