La nueva entrega de Masterchef 10 dejó a los aspirantes con la boca abierta al escuchar que Pepe Rodríguez, Samantha Vallejo-Nágera y Jordi Cruz expulsaban a Patricia pero también a Teresa a la vez. Y es que, la última prueba parecía sencilla pero acabó siendo un desastre en cada uno de los cocinados que se presentaron.
Todo ello en una de las peores noches para María Lo porque, además de despedir a su ex pareja, se derrumbó en dos de los tres retos al notar que su confianza se estaba esfumando.
Eso sí, el programa logró el reencuentro de todos los participantes de todas las ediciones del talent culinario. Y los ganadores de cada uno de ellos explicaron a qué se dedican en la actualidad.
Primera prueba con lágrimas de María Lo
Para el primer test de la gala escogieron al huevo como el ingrediente principal. Los concursantes participaron en una carrera de relevos, divididos en tres equipos, y cada aspirante se colocó en una fila de cocina para encargarse de un reto independiente. En concreto, tuvieron que realizar huevos benedictinos con salmón ahumado, una quiche, un suflé de queso emmenthal y un flan de huevo.
Los primeros en cumplir con el reto fueron Jokin, Patricia, Luismi, Yannick y Teresa. Por el contrario, a los que más les costó fueron David, Adrián, Verónica y, sobre todo, a María Lo que, sorprendentemente, se vino abajo sin poder reprimir el llanto. “Soy súper exigente y esto es lo peor que me puede pasar. Toda la vida con eso de la perfección, soy incapaz de abrazarme a mí misma y animarme”, confesaba desesperada. Finalmente, Samantha acudió a apoyarle y le aplaudió que lo hubiera intentado de todas las maneras.
Al finalizar la prueba, los jueces se mostraron “muy disgustados” por haber pedido “cuatro elaboraciones básicas y lograr un resultado bochornoso”. Tanto que entregaron cuatro delantales negros a María Lo, Luismi, David y Adrián que los aceptaron con resignación.
Prueba de exteriores con toda la familia 'Masterchef' reunida
El programa se trasladó a la localidad gaditana de Sanlúcar de Barrameda para una prueba de exteriores muy especial. Al no tener a grandes aspirantes que destacaran en la prueba anterior, las capitantas de los dos nuevos equpos fueron Maribel (aspirante de la primera edición) y Ofelia (de la novena). La primera formó grupo junto a Jokin, Patricia, Julia, María Lo, David y Teresa, y la segunda contó con Claudia, Yannick, Verónica, Adrián y Luismi.
Así, los dos bandos cocinaron un menú degustación de seis tapas con productos locales: por un lado una crema aireada de langostinos con cañaíllas, urta frita con laca de algas y buñuelos de chocloate. Y por otro un menú compuesto por un taco de camarones con tartar de atún, pasta rellena de carrillera y manzanilla frozen mojito.
Pero lo que brilló en esta prueba fue la reunión de la familia de MasterChef con todos los concursantes de las diez ediciones de anónimos. Jueces, ganadores y duelistas firmaron chaquetillas que se subastaron en beneficio de la Fundación Pequeño Deseo.
Tras uno de los cocinados más ordenados y menos tensos de la edición, los jueces agradecieron la experiencia a Ofelia y Maribel. Tanto que hasta les quitaron los delantales negros a María Lo y a Luismi. Pero no a David y tampoco a Adrián por no demostrar el esfuerzo necesario. Además, señalaron que el menú de los azules no estaba bueno ni era lo que habían propuesto. Algo parecido a lo que les ocurrió a los rojos.
Así, Pepe, Jordi y Samantha decidieron que fueran los rojos los ganadores. Noticia que celebraron Claudia, Yannick, Verónica, Adrián y Luismi.
Prueba de eliminación con doble expulsión inesperada
Jokin, Patricia, Julia, María Lo, David y Teresa regresaron a las cocinas con los delantales negros y, para librarse de la eliminación, tuvieron que enfrentarse al robo de ingredientes, pero esta vez será a la cara. Cada uno tuvo la oportunidad de quitarle 5 ingredientes a un compañero de los 10 que encontrarán en una cesta.
Así, el reto consistió en elaborar un plato de pasta fresca, en 30 minutos, acompañado con los productos que queden en los puestos de cocina. Algo que parecía sencillo y, sin embargo, se complicó tanto que María y David entregaron sus pins de la inmunidad por miedo a la valoración. Él entregó una lasaña “sin guisar y cruda”. Ella hizo unos raviolis que también la derrumbaron: “Creo que estoy perdiendo la confianza”, lamentó, mientras los jueces le dijeron que podría haber conservado el pin porque es una “pasta maravillosa”.
Sobre el resto de aprendices, la cata valoró mal a la “pasta sin acabar y sin sabor” de Teresa, suspendió al de Julia y horrorizó con el de Patricia que parecía “cemento y chicle”. Jokin hizo un plato “no bonito pero rico”, mientras que Adrián fue el único que cocinó algo que los jueces disfrutaron.
Tras la deliberación, Pepe sentenció: “El aspirante que no continúa en las cocinas es Patricia y Teresa. Habéis hecho los peores platos de la prueba con diferencia”. Una noticia que derrumbó al resto de aprendices. “El tiempo me ha jugado una mala pasada”, decía Teresa, mientras que Patricia lamentaba su falta de confianza en sí misma.
Eso sí, no se despidieron para siempre, porque ambas aseguraron que al salir de las cocinas se prepararían para una posible repesca.