MasterChef MasterChefencaja a la perfección en lo que se entiende como un formato “blanco”, de esos que permiten reunir a toda la familia delante del televisor y entretenerse al ver cómo cocinan sus participantes. El talent culinario de Shine Iberia para TVE es el principal éxito de la cadena pública, y de hecho su tabla de salvación en el prime time.
Y aunque para lograrlo siempre se ha valido de elementos más propios del reality (por las historias personales, las relaciones entre los concursantes, o por jugar con sus amores), lo cierto es que esa parte de casting nunca alcanza la relevancia del talent en sí mismo, de la “blancura” propia de la competición por cocinar.
Por supuesto, y como en todos estos formatos, en cada edición ha habido algunas quejas por favoritismo, por tongo, por enchufismo y hasta por prevaricación más de tipo político. Pero en ninguna otra edición MasterChef se había enfrentado a tantas polémicas, y tan seguidas, como en la presente. Y no sólo por la actitud de sus participantes en el programa, sino también por lo que ha pasado cuando han ido siendo expulsados.
El proceso de casting se puso en tela de juicio
La octava edición del talent ya empezó con el pie izquierdo de forma involuntaria, y como muchos otros. Su grabación se vio interrumpida por el coronavirus, aunque pudo arrancar sus emisiones y hace ya un mes volvió al rodaje, sin que todavía se haya visto en pantalla cómo se ha adaptado el formato.
En su gala inicial, en la que se elige a los participantes definitivos, ya hubo quienes acusaron al programa de “enchufismo” cuando vieron aparecer como una de las candidatas a Mónica Bardem. Pero la cosa no pudo ir a más y se acabó poco después, ya que no se convirtió en aspirante definitiva, algo sobre lo que ironizó su hermano Carlos Bardem en una entrevista con Vertele: “Prueba del control bolivariano que los Bardem tienen de la televisión pública, es que duró un programa la pobre”.
Mónica Bardem no, pero otros 17 candidatos sí que se convirtieron en aspirantes definitivos. Y de entre todos ellos, la más famosa ha acabado resultando ser Saray. No por su pasado televisivo en Casados a primera vista, ni tan siquiera por su vergonzoso último plato que le mereció la expulsión al presentar un ave sin tan siquiera pelar, por lo que los jueces pidieron perdón por haberla escogido. Sino por la polémica que levantó, y sigue alimentando, una vez está fuera del programa, y que empezó ya un día después cuando le dijo a TVE que “lo volvería a hacer. No tenía ninguna posibilidad de salvarme”.
Este lunes 'MasterChef 8' emite su gala de repesca. En ella participa Saray para intentar volver a entrar al talent, a pesar de haber afirmado que “no me presenté al programa ni pensé en hacerlo” e incluso reconocer que “no puedo hacer cosas de chef porque ni lo soy ni he querido serlo en mi vida”. Tras aludir incluso a la imparcialidad del jurado, días más tarde pasó al insulto contra Jordi Cruz y Pepe Rodríguez.
Mientras muchos espectadores de MasterChef no tardaron en llenar las redes sociales de insinuaciones sobre cómo se estaba peleando una plaza para ir a un reality de Mediaset, ironía que sigue muy presente, la productora intervino para aclarar su proceso de cásting, demostrar que Saray sí se había presentado rellenando la solicitud y acudiendo a todas las pruebas, y pedir perdón a todos los no seleccionados por haberla escogido a ella con la “intención de meter a alguien trans para normalizar”, como dijo Macarena Rey.
Saray abrió la caja de los rumores de sus compañeros
Saray no sólo atacó al programa de esa forma, sino que también abrió la caja de los rumores en torno a los que habían sido sus compañeros. Lo hizo asegurando que Luna “es actriz”, y no “profesora de yoga” como se la identifica en la web de RTVE. Pero lo cierto es que desde su propia descripción inicial, la cadena pública ya decía que Luna “ha hecho sus pinitos como actriz”. La polémica hizo que se la investigase un poco, llegando a su web y sabiendo que ha intervenido en series como Aída y Águila Roja. También se supo así que su hermano es el también actor Álex Zacharias (al que vemos en la serie Hierro).
También hubo suspicacias sobre el cásting cuando las redes sociales descubrieron una foto subida a Instagram en el año 2018 por Huga Rey, estilista de MasterChef y hermana de Macarena Rey -CEO de Shine Iberia-, en la que se mostraba a Juana, la veterana de la edición. Lo que para muchos atestiguó que la relación venía de lejos.
Y con menos razones a las que agarrarse, hasta se ha acusado a Ana de estar en el programa por ser amiga de María Pombo, que a su vez tiene buena relación con Macarena Rey. Lo cierto es que fuentes cercanas a la concursante explican a Vertele que la relación de Ana con María Pombo se inició hace años porque la influencer se interesó por los diseños de pendientes que la participante del talent hace en su empresa, y que empezase a usarlos sirvió para dar un impulso a la compañía de Ana.
La actitud desafiante, un problema desde el primer día
Pero más allá de las polémicas con el casting, hasta en las propias galas se ha alcanzado un nivel de tensión que nunca se había visto en el formato. Había habido concursantes más y menos respondones con los jueces, pero ya desde la segunda gala, la primera después de la selección definitiva de aspirantes, varios se enfrentaron a los jueces, con Iván discutiendo que “me gustaría que los comensales me dijeran eso a la cara” y Saray yendo más allá contra Jordi Cruz: “A lo mejor es que tú eres muy pijo”.
Ya en ese momento el cocinero y juez respondió a la concursante (“nos encantaría tener tu criterio como una fuente de valor, pero no lo es”), y a la gala siguiente, la tercera, tuvo que alzar la voz para abroncar la actitud de los participantes: “Sois los más contestones en ocho años”, después de que José Mari dijese que “no creía” la valoración del jurado y que Iván se sumase para criticar que “me parece que no queréis que digamos lo que pensamos”.
Con algún altibajo y encontronazo más típico en cada edición (polémica con Saray mediante), el programa volvió a suscitar críticas por expulsar a Fidel sin hacerle cocinar, y el propio concursante se quejó en Twitter del montaje de las imágenes de la prueba que supuso su adiós, asegurando que “en la prueba de eliminación yo hablaba”.
Y por si fuera poco, “lo de Willy Bárcenas” Celebrity
A estas convulsas semanas en MasterChef 8 se sumó también una polémica de otra de las versiones del formato, la Celebrity. Poco después de que TVE anunciase oficialmente el casting de la próxima edición con famosos, Willy Bárcenas denunció públicamente que había sido vetado por la cadena. La productora Shine Iberia tuvo que salir al paso explicando que TVE no interviene en el proceso de selección, y que habían sido ellos los que finalmente no habían contado con él.
Pero el cantante e hijo de Luis Bárcenas contraatacó mostrando un correo electrónico en el que alguien de la productora le aseguraba que había sido TVE la que había tomado la decisión, algo que Shine Iberia achacó a un “nefasto error humano” que originó la polémica, como ya resumimos detalladamente.
Por unos o por otros, y a base de polémicas, la “blancura” de MasterChef se ha visto afectada. El formato sigue centrando sus galas en la competición, aunque también se ha basado en los rifirrafes como cuando empezó la primera gala ya sin Saray preguntando al resto de participantes por ella. Pero fuera de su cita semanal, las distintas polémicas siguen elevándose en torno al talent, y quizás contribuyendo a que esté viviendo su mejor edición histórica de audiencias en términos de share.