La gala de Masterchef emitida esta noche ha sido la primera grabada tras el confinamiento. El programa se vio obligado a frenar sus rodajes por el COVID-19 hasta el pasado 27 de abril cuando pudieron volver a trabajar.
De esta forma, el talent de TVE se ha convertido en uno de los primeros en mostrar las consecuencias de la era post-coronavirus con las respectivas medidas de seguridad. La más llamativa: no poder abrazar a sus familiares tras 16 semanas sin verles.
Y es que, lo que no había trascendido tanto, es que Iván, Juana, Luna, Ana, Alberto, Michael, Jose Mari y Andy se habían mantenido encerrados y conviviendo en la casa del programa durante todo el confinamiento. Algo que desveló Jordi Cruz al inicio de la entrega y que resumieron en un simpático vídeo.
Los aspirantes aseguraron que la convivencia, durante esos 42 días, les había ido bien para limar asperezas y hasta bromearon con el nacimiento de algunos romances entre ellos.
Reencuentro con familiares, emotivo pero guardando las distancias
Poco después, el programa dio la bienvenida a los familiares de cada uno de ellos que fueron entrando pero manteniendo la distancia con los concursantes, a los que no pudieron ni abrazar ni besar, tras 4 meses sin verles.
MasterChef 8 - Un encuentro con familiares muy especial
“Es muy difícil tenerles tan cerca y no poder abrazarles”, aseguraba todos ellos con ojos vidriosos. El marido de Juana la piropeó, el de Michael se enteró de lo mal que lo había pasado el americano sin él, los padres de Alberto se presentaron a Luna, las novias de Andy e Iván halagaron su físico y la de Jose Mari recordó su historia de amor.
Por lo que se vivió el reencuentro con familiares más emotivo pero más frío: “Para mí ha sido el momento más bonito y duro a la vez, ver a mi hermano y no poderle tocar ni abrazar”, confesó Luna entre lágrimas.