El actor Matthew Perry, el icónico Chandler Bing de Friends, va a publicar un libro en el que relata los gravísimos problemas de salud que sufrió por abusar de las drogas.
Su situación llegó a ser crítica, relata el intérprete estadounidense en una entrevista con la revista People. De hecho, estuvo a punto de morir cuando tenía 49 años. Los problemas comenzaron cuando ganó popularidad por su participación en la mítica serie de NBC. Tenía 24 años y ya tenía cierta adicción al alcohol. “Podía manejarlo, más o menos. Pero cuando tenía 34 años, estaba realmente metido en muchos problemas”, asegura.
No obstante, mientras la serie se mantuvo en antena (1994-2004) hubo años en los que se alejó del alcohol. “En la temporada 9 estuve sobrio todo el tiempo. ¿Y adivinan en qué temporada me nominaron a mejor actor? Pensé: 'Eso debería decirme algo'”.
Friends le hizo famoso en el mundo entero. Cuando estaba en lo más alto de la cima llegó a consumir 55 pastillas de Vicodin cada día. Sus compañeros de la serie no eran ajenos al enorme problema que tenía. Su aspecto físico se transformó, también su comportamiento, y solo pesaba 60 kilos. Pero encontró ayuda bajo los focos: “Cuando un pingüino está enfermo o muy herido, los otros lo rodean y lo sostienen. Caminan alrededor de él hasta que el pingüino puede caminar solo. El elenco lo hizo por mí”, recuerda Perry.
“Los médicos le dijeron a mi familia que tenía un 2% de posibilidades de sobrevivir”
El actor, que ahora tiene 53 años, sufrió una perforación gastrointestinal cuando tenía 49 por el consumo excesivo de opioides. Para entonces ya había acabado Friends. Estuvo dos semanas en coma, cinco meses en el hospital y necesitó llevar una bolsa de colostomía durante una larga temporada.
En su primer ingreso hospitalario, los médicos le dijeron a su familia que tenía un 2% de posibilidades de sobrevivir. “Me pusieron una cosa llamada máquina ECMO, que hace toda la respiración de tu corazón y tus pulmones. Lo llaman Ave María. Nadie sobrevive a eso”. Es más, había cinco personas en su misma situación, pero solo él sobrevivió.
Ahora lleva un tiempo sobrio y cree que aquel golpe de suerte que tuvo encierra algún significado y alguna misión para él. “Quería compartir mi vida cuándo sintiera que estaba a salvo de volver a entrar en el lado oscuro. Tuve que esperar hasta estar bastante sobrio, y lejos del alcoholismo y la adicción, para escribirlo todo. Y lo principal era que estaba bastante seguro de que ayudaría a la gente”.
Tras pasar por rehabilitación en 15 ocasiones y someterse a 14 operaciones de estómago, Perry ve las cosas con total claridad y se puede permitir lanzar un aviso a quienes estén atravesando una situación parecida: “Si muriera, impactaría a la gente, pero no sorprendería a nadie. Y vivir con eso da mucho miedo. Así que espero que la gente se identifique con eso y sepa que esta enfermedad ataca a todos. No importa si tienes éxito o no, a la enfermedad no le importa”.