¡Que no panda el cúnico! Ha ganado Broncano, no Stalin

David Broncano en el segundo programa de 'La Revuelta' en RTVE

Marcos Méndez

De camino a la redacción, en esos 50 minutitos de agradable trayecto en transporte público, este miércoles me ha sorprendido que todo parece seguir igual. Hasta he visto alguna bandera de España colgada en balcones, y ninguna de la hoz y el martillo. Es como si, pese a que La Revuelta de Broncano ha ganado a El Hormiguero de Pablo Motos, el comunismo no hubiese llegado. ¿Pero no es lo que había profetizado la derecha mediática? Pues nada. Claro que tampoco he visto ningún Lamborghini por la carretera, así que tampoco echaré las campanas al vuelo. Hay que seguir con cuidado.

Es como si lo que hubiese pasado este martes fuese histórico, sí, pero sólo en la televisión. Resulta que al final es sólo un programa ganando a otro, y que no ha empezado una revolución de la izquierda woke, LGTBI friendly, Agenda 2030, comunista y chavista. Resulta que la llegada de Broncano a TVE era un gran fichaje televisivo, el principal de esta temporada, y lo ha demostrado a su segundo programa: histórico liderazgo de audiencia sobre El Hormiguero además con un margen llamativo de 1,6 puntos, y eso que Antena 3 ha decidido que vaya sin publicidad. Lo mismo no era un fichaje político.

La derecha mediática, apoyada por El Hormiguero, Espejo Público o Ana Rosa Quintana; elevó el tono asegurando que había sido una petición y una exigencia de Pedro Sánchez y La Moncloa. Siempre sin pruebas, a base del “repite hasta que sea verdad”, logró movilizar a todos sus seguidores para denunciar un supuesto “complot político” que usaba a TVE para dañar a El Hormiguero. Lo de asumir y defender que El Hormiguero “es el programa que más daño hace a La Moncloa”, al mismo tiempo que quiere seguir presentándose como un programa de entretenimiento, es otro tema. El caso es que Broncano salió de Movistar Plus+ tras seis años haciendo el payaso, y llegaba a TVE convertido en Stalin. Pero ha ganado Broncano, no Stalin. Eso sí, tiene mucho que agradecer a la derecha mediática por ese “efecto Streisand” del que ya hablamos. Su odio se ha convertido en gasolina para La Revuelta, siempre convertida en comedia.

Porque seamos sinceros: por más que le hayan politizado, no sé yo si la izquierda tiene como referente a un tipo que llega a su programa siendo insultado por su público, toca un poco el bombo, habla con un par de asistentes sentados en una hamaca de playa y en un retrete, se ríe sobre todo de sí mismo, y luego pregunta sobre dinero, sexo, y lo primero que se le venga a la mente. No sé yo si Broncano es un referente político cuando lo único que dice sobre política son chistes para reírse con ella y DE ella. Pero la derecha mediática y sus “apoyos” lo han repetido tanto, que imagino que en realidad sí es un referente de la izquierda. Veremos qué pasa si él mismo, y su equipo, se enteran.

¿Pero y si resulta que en realidad sólo era tele? ¿Y si resulta, como ya dijimos, que el ruido político estaba impidiendo y ocultando el análisis televisivo? Lo mismo, sólo quizás, lo que la audiencia quería era una alternativa real, loca fundamentalmente por lo divertida y lo entretenida que resulta (desde luego que por su guion y por cómo su presentador prepara las entrevistas no será), con la que variar lo que ahora podemos ver en la televisión. Porque El Hormiguero es tan importante que directamente ha cambiado la televisión: el access es el nuevo prime time, las bazas nocturnas empiezan a las 23:00 horas y son casi más late night, y los late shows... ¿alguien se acuerda de que esa franja era incluso importante en España? No fue hace tanto, y ahí están Sardá o Buenafuente para corroborarlo.

¿Una alternativa para una nueva era de alternancia?

TVE parece haber encontrado esa alternativa. La Revuelta sorprendió en su estreno, y lo ha hecho aún más en su segundo programa, con el que ha liderado y ganado a El Hormiguero. Pero no dejará de ser eso, una alternativa. Ya es un mérito increíble que David Broncano logre competir con Pablo Motos, y francamente inesperado que le supere. Pero eso no quiere decir que vaya a liderar cada noche, ni que esa sea su exigencia. “Como no hagamos un 25%, dirán que ha sido un tremendo fracaso”, expresó el mismo Broncano en su entrevista con verTele antes de estrenar La Revuelta. Los mismos que le ponían ese listón, ahora maniobran para que su supuesta exigencia sea ganar cada día a El Hormiguero, que era (y de momento sigue siendo) el dominador de la franja.

Quizás La Revuelta no vuelva a ganar nunca más. Seguramente El Hormiguero vaya a recuperar el liderato, de hecho este jueves con la visita de Lamine Yamal parece bastante probable. El éxito para Broncano es haberse situado ahí, cuando lo normal era que Pablo Motos siguiera arrasando sin rival. Y más aún teniendo en cuenta que el equipo de La Revuelta se niega a adaptarse a la televisión en abierto y se empeña en seguir siendo lo que le ha hecho triunfar: su primer invitado fue el surfista ciego Aitor Francesena, y el segundo la actriz Najwa Nimri. Sin necesidad de bombazos, aunque ayer entre el anuncio de que la colaboradora Valeria Ros no ha podido seguir en Zapeando, y la invitada Najwa Nimri confesando estar “vetada” en El Hormiguero, el morbo fue evidente y pareció que se seguía la táctica de José Ramón de la Morena cuando quiso ganarle espacio a José María García.

Es factible pensar que este inicio de La Revuelta responde a un “efecto champán”, que la expectación por la novedad le ha llevado a este exitoso arranque. El propio Broncano bromeó sobre ello en su segunda noche: cuando Najwa Nimri le dijo que estaba cerca de “barrer” a Pablo Motos y que el presentador de El Hormiguero ya estaba “temblando”, Broncano fue prudente y explicó que lo normal era que ya en el segundo programa bajase. Y es verdad, la lógica y la tradición televisiva marca que los programas suelen tener buen estreno gracias a la expectación, y que al segundo programa bajan. Y llega La Revuelta y no lo cumple: sube y lidera. Esa misma lógica y tradición también marca que cuando hay un entrevistado muy potente, y muy promocionado, la audiencia sube. El Hormiguero lo sabía y acertó al apostar por Victoria Federica el lunes.

¿Pero qué pasará de ahora en adelante? Lo primero que hay que ver es si La Revuelta confirma y consolida su arranque, que no es fácil. Ya dijimos que, cuando se negociaba su fichaje, para fuentes de RTVE consultadas por verTele era muy positivo pensar que se situase en un 10%-11%. En sus dos primeras entregas está en un 17%, lo que abre su abanico para que incluso pueda bajar algo (establecerse en un 13%-14%) y ser un triunfo aún mayor de lo que esperaba la cadena pública. Mientras, El Hormiguero ha mantenido la increíble fidelidad de su público (no ha variado y sigue por encima de los 2 millones de espectadores), y debe ser paciente para ver qué pasa una vez ese ímpetu inicial se normalice.

Más que dar por hecho que La Revuelta va a superar a El Hormiguero, o que El Hormiguero va a seguir dominando cuando todo se estabilice, si hace un par de semanas nos dicen que puede abrirse una nueva era de alternancia, no lo habríamos creído. Pero quizás lo más sensato es creer que puede iniciarse una nueva etapa en la que El Hormiguero tenga un rival de verdad, a su altura en términos de audiencia, y que de vez en cuando pueda incluso ceder su liderazgo. Como pasa en todas las otras franjas, salvo con Pasapalabra y precisamente hasta ahora con El Hormiguero.

De momento ya ha logrado uno de sus objetivos, como es traer a más público a la televisión tradicional: en la franja de 21:45 a 23:00 horas, el consumo ha aumentado en casi 1 millón de espectadores respecto a la semana pasada. El de Broncano no era un fichaje político, sino televisivo, y ya demuestra que ha ganado la tele. Eso sí, del vaticinio de que con él llegaría el comunismo, de momento ni rastro. Todo parece seguir igual.

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