OBITUARIO
Olivia de Havilland en la pequeña pantalla: del Globo de Oro por 'Anastasia' a su 'Feud' con Ryan Murphy
Los fotogramas de la historia del cine se han empañado de lágrimas este fin de semana. Olivia de Havilland, la última estrella de la edad de oro de Hollywood fallecía a los 104 años, dejando tras de sí un legado imborrable. La intérprete, ganadora de dos Oscar por La vida íntima de Julia Norris (1946) y La heredera (1949), era hasta ahora la superviviente definitiva del reparto de Lo que el viento se llevó (1935), donde encarnó a Melania.
Más allá de la pantalla, a ella le debe el mundo de la interpretación la bautizada como Ley de Havilland, resultante de su enfrentamiento en los años 40 con la Warner Bros. La actriz expuso las abusivas condiciones laborales a las que estaban sometidos entonces tanto ella como sus compañeros de profesión; y reclamó que le dieran acceso a otro tipo de personajes. El estudio respondió dejándola sin empleo y sueldo, provocando que por miedo a más represalias judiciales ninguna otra compañía le ofreciera trabajo y estuvo tres años sin actuar. No obstante, acabó ganando el pleito y su libertad para elegir proyectos más allá de la compañía.
Aunque el Hollywood clásico fue su hogar, al que brindó papeles como su debut en El sueño de una noche de verano (1935), Robin de los bosques (1938), Si no amaneciera (1941), No serás un extraño (1955) y Canción para un cadáver (1964), por citar algunos ejemplos; de Havilland imprimió parte de su legado en la pequeña pantalla, a la que convirtió en su refugio definitivo y a la que debemos sus últimas apariciones. Fue a partir de los 60 cuando viró su carrera hacia el teatro y la televisión, donde participó, entre otros títulos, en la segunda parte de Norte y sur (1986). Adaptando la trilogía homónima de John Jakes, su labor fue encargar al personaje de Mrs. Neal.
No obstante, antes la vimos en otras ficciones como Toast of the Town (1962), Valle de pasiones (1965), ABC Stage 67 (1966), The Danny Thomas Hour (1968), Vacaciones en el mar (1981) y Raíces: La nueva generación (1979). En la última, que continuó la historia de la familia de Alex Haley años después haber concluido la Guerra de la Secesión Americana, interpretó a la señora Warner.
De Havilland exploró a su vez el terreno de las TV movies con títulos como Matar es fácil, de Claude Whatham en 1982, que relató la historia de una anciana que, durante un viaje en tren hacia Londres, explica a un matemático norteamericano que está a punto de delatar al autor de unos crímenes cometidos en su pueblo; y The Woman He Loved (1988), que narra la historia de amor entre el Príncipe de Gales Edward y la relación con Wallis Warfield Simpson por la que el heredero renunció a sus derechos al trono británico. La segunda fue, en concreto, su último trabajo.
De los Oscar a los Globos de Oro
La mayor alegría televisiva se la dio la miniserie Anastasia: El Misterio de Anna, por la que se alzó con el Globo de Oro a la Mejor actriz de reparto en 1987. Basada en el libro El enigma de Ana Anderson de Peter Kurth, ahondó en cómo esta mujer no dejó de proclamar que era la gran duquesa Anastasia, hija de Nicolás II y única superviviente de la matanza de la familia imperial rusa a manos de los bolcheviques. De Havilland se metió en la piel de la emperatriz viuda María.
Al subir al escenario para recoger su premio, la actriz compartió la anécdota de que llevaba desde 1949 conservando un Globo de Oro vintage a la espera de conseguir un compañero de estantería. 37 años después, por fin había llegado el momento. Igualmente agradeció que le hubieran escogido para interpretar a María y concluyó explicando que le hubiera encantado dar las gracias en los 45 idiomas los miembros de la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood que habían decidido su galardón, pero que lo resumiría en un “simple” -y elegante- “muchas gracias”.
Encontronazo con Ryan Murphy
Menos alegrías le dio en la pequeña pantalla la antología de época de FX, Feud. En 2018, de Havilland acusó a su creador Ryan Murphy de haber empleado su identidad sin su consentimiento y de poner “falsas palabras” en boca de Catherine Zeta-Jones, que la interpretó en la ficción. En concreto, aseguró que ella nunca llamaría “zorra” a su hermana, Joan Fontaine, como sí hizo en varias ocasiones el personaje basado en su persona.
Por ello, consideró que el docudrama había dañado su imagen representándola como una vulgar cotilla. “La serie fue diseñada para que parezca que dije esas cosas y actué de esta manera. Lo siento mucho porque cuando se pueden pisotear los derechos de una persona de esta manera, también se pueden abusar de los derechos de otras personas más vulnerables”, comunicó la intérprete. FX, por su parte, negó haber cometido un error asegurando que su consentimiento no era necesario.
La justicia dio la razón a Feud, al decidir por unanimidad que el retrato de la intérprete estadounidense en la serie estaba protegido por la Primera Enmienda. “Si una persona retratada en una de estas obras expresivas es una estrella de cine de fama mundial -'una leyenda viva'- o una persona que nadie conoce, no posee historia ”, escribió la magistrada Anne Egerton: “Ni él ni ella tienen el derecho legal de controlar, dictar, aprobar, desaprobar o vetar el retrato del creador de la gente real”. “Es un gran día para la expresión artística y un recordatorio de cuán preciosa es nuestra libertad”, celebró tras la resolución Murphy.