Las críticas a TVE por pensar que el documental del rey era lo que nunca fue
El rey emérito Juan Carlos I anunció la tarde del martes su inesperada decisión de abandonar España, mientras la justicia sigue investigando sus escándalos económicos. Un día después, TVE modificó la parrilla nocturna de La 1 para este jueves, dedicando su prime time al monarca con buen criterio, al apostar primero por un Especial Informativo (9.6%) y luego por la emisión del documental 'Yo, Juan Carlos I, Rey de España' (13%) que en su día fue censurado por el PP y logró liderar su franja de emisión.
Como explicamos en Vertele, esa censura de la anterior dirección de RTVE que impidió que el documental se viera en España (mientras en Francia se emitió en el año 2016), no tenía ninguna razón de ser principalmente porque se limitaba a convertir a Juan Carlos I en narrador de su propio reinado, con su biógrafa como coguionista de la obra. Es decir, una visión completamente oficial.
Ya en su día, al ser preguntado por el veto de la cadena pública bajo la presidencia entonces de José Antonio Sánchez, el director y guionista de la obra Miguel Courtois aseguró que “no entendía” el motivo, dejando claro que “es un autorretrato del Rey”, y explicando que “él aparece mirando archivos que le presentamos y los comenta. Es una visión del Rey sobre la historia española”. De hecho, llegó a afirmar que “el Rey ya lo ha visto y creo que le ha gustado mucho”.
La censura de la cúpula de RTVE designada por el PP hizo que muchos esperasen que dicho documental (que de hecho, y ahora que se ha emitido ya podemos decirlo, está disponible en Youtube desde hace años subtitulado en español, sin que ni TVE ni France 3 se hubieran molestado en reclamar el copyright) ofreciese un repaso profundo a los escándalos del rey emérito, en pleno auge de la polémica por sus actos. Algo que nunca fue.
El documental está concebido como un repaso personal del rey emérito Juan Carlos I a su propio reinado. Con sus versiones, sus vivencias y sus interpretaciones. Todo en primerísima persona. Y como tal, el valor histórico y documental de la obra es claro, y no admite discusión. El jefe del estado español durante 40 años comentando episodios de su vida y de la de España. Es un verdadero logro haberlo conseguido.
Lo que sí puede admitir discusión es si TVE ha hecho bien en emitir un documental tan “oficialista” justo ahora, cuando el rey emérito huye del país y su imagen y su obra está más puesta en entredicho que nunca. Aunque resulta hipócrita protestar por la censura durante un lustro y protestar ahora porque esa censura se acabe con la emisión, es cierto que quizás podrían haberse encontrado mejores momentos para emitir un documental en el que el propio rey dulcifica y glorifica un reinado que, todavía presuntamente, estaba permitiéndole llenarse los bolsillos con comisiones multimillonarias.
En cualquier caso, las críticas a TVE no se han centrado en su especial informativo emitido previamente al documental (cuyos análisis con distintos expertos fueron bien valorados por lo general), sino por la propia esencia del documental. Y es que la censura hizo que al anunciarse su emisión, muchos pensaran que iban a ver algo que nunca fue, y que nunca pudo haber sido al plasmar la versión oficial.
TVE emitió este jueves una obra documental de innegable valor histórico. Y saldó una cuenta del pasado al acabar con su veto. Ni su propio director había prometido que fuese una obra rompedora que pusiese en jaque a la Corona. Todo lo contrario, él mismo lo definió como “un autorretrato del Rey”. Por lo que criticar a la cadena por emitirlo esperando que fuese un reportaje de investigación sobre sus negocios turbios carece realmente de sentido, más aún cuando se grabó hace seis años.
Vertiente distinta sería preguntarse por qué la cadena pública ha mantenido el veto todos estos años. Por qué si en 2016 la cúpula de TVE consideraba que la obra ya “no era de actualidad”, que estaba “descontextualizada” y que trataba “de un rey que ya no es rey”, ahora sí se ha decidido emitir para mostrar una versión personal y dulcificada expuesta por el propio monarca. Pero entonces, y como espectadores, habría que hacerse una pregunta: ¿Denunciamos la censura, o la pedimos para que no se emita aquello en lo que no estamos de acuerdo?