El fervor de la Segunda República Española en los años 30, el alzamiento de franquista, el auge comunista en el Moscú de Stalin y la caída del muro de Berlín son cuatro de los acontecimientos históricos más relevantes del siglo XX. Y también, episodios que la protagonista de Dime quién soy atraviesa durante su contradictoria y apasionante vida. Amelia Garayoa (Irene Escolar) es el nombre del personaje que fue ideado por la escritora Julia Navarro, cuya novela ha adaptado Movistar en una serie que estrena este viernes con un doble capítulo. Una mujer que no estará sola en su viaje, ya que de hecho son cuatro hombres los que la impulsan a embarcarse en cada nuevo periplo.
Pierre (Oriol Pla) y Albert (Will Keen) son dos de ellos, a quienes une su manera de pensar. Sobre el primero, su intérprete avanza a Vertele que es “un intelectual que lucha por la causa comunista, que entra en la vida de Amelia como parte del núcleo político e ideológico que se está moviendo en Madrid”, en los años 30. Es más, “acaba siendo detonante de ciertas decisiones muy importantes para ella”. En concreto, es “quien le lleva a la aventura y a luchar por un mundo mejor”. Claro que no es oro todo lo que reluce, y los propósitos de este carismático joven en realidad no nacen del mismo lugar que los de su amante.
El segundo, por su parte, aparecerá “en varios momentos” de la vida de Amelia. Un periodista inglés, “afincado en París en un principio, y que forma parte de una especie de grupo intelectual de izquierdas”. Presentados por Pierre en el inicio de la ficción, será en “una etapa muy vulnerable de la vida de la protagonista cuando llegue a conocerla a fondo”. Allí será “un apoyo y figura protectora, que querrá más de ella, pero las cosas no siempre salen como uno quiere”, bromea el actor.
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“La serie no es un panfleto en ningún tipo de sentido”
El amplio recorrido sobre la historia del siglo pasado ha permitido a sus intérpretes desarrollar el arco de sus personajes de forma prolongada en el tiempo. Circunstancia que les ha permitido retratar la influencia “del contexto, que cambia mucho”, reconoce Pla. “Al haber tenido la oportunidad de defender diferentes momentos, aunque sean muy contradictorios”, reflexiona, “tienen sentido y pueden sostenerse por si solos. Pocas veces tienes opciones para poder dar esos matices”.
Dime quién soy arranca en el caldo de cultivo de una Segunda República en la que estos hombres creían firmemente en la posibilidad de cambio y en el poder de la cultura y la educación. Keen identifica como punto a favor de viajar a una época como esta, el hecho de que habituados a “mirar hacia atrás con retrospectiva y sabiendo lo que ha pasado en la historia; jugar con esta esperanza, optimismo y gente que cree que realmente puede crear un mundo mejor, como nosotros deberíamos hacer en cada momento de nuestra vida, es una cosa muy bonita”.
Su compañero coincide señalando que “cuando al girar la cabeza hacia atrás ves como a veces todo va dando vueltas y vuelve a empezar”. En concreto, su Pierre vive con entusiasmo la victoria del Frente Popular en las elecciones de 1936, instante en el que ellos no sabían qué iba a pasar, pero “tocaba vivir esa ilusión”. Por ello, hace referencia al dicho de “quien no tiene memoria, no tiene futuro”, por la forma en que la serie “pasa por esos momentos”. Y no solo eso, celebra que “la historia es muy holística. De pronto se distancia de los ideales, vuelve, se va a la vida, al amor.... Es interesante porque no es un panfleto en ningún tipo de sentido”.
“Para volver a ver la novela, léetela”
Pese a que la serie cuenta con el beneplácito de su autora, Julia Navarro, las adaptaciones suelen llegar acompañadas de la emoción, dudas y curiosidad de quienes conocieron a sus personajes sobre el papel. Preguntado sobre la posible preocupación con la que recibirán su versión de Dime quién soy los lectores, Pla defiende que “para volver a ver la novela, léetela. Tu mundo interior nunca va a ser representado exactamente”. “Son unos artistas que generan, desde otro lenguaje totalmente diferente, esa abstracción de esa historia”, añade.
No obstante, considera como ventaja trabajar con una novela porque “permite que todo el mundo tenga el mismo universo del que partir: dirección, arte, guion, casting, producción. Todo el mundo tiene esa Biblia y eso es muy bonito”. Keen se suma a sus argumentos incidiendo en que en el proceso de preparación de la serie, siempre hay un punto en el que, “después de meterse totalmente en la época, leyendo periódicos y demás labores de investigación, hay que hacer el papel”. Misión en la que “el guion es lo que manda”.