OT 2020 se estrenó el pasado 12 de enero en TVE con el desafío de esquivar el desgaste al que podía enfrentarse apostando por una tercera edición consecutiva y mejorar el sabor de boca que dejó la última temporada, marcada por la presión de las comparaciones y por las polémicas. No sabemos cuál será el balance dentro de tres meses, pero si de algo podrá presumir es de estar representado por Noemí Galera.
Operación Triunfo y su directora han ido siempre de la mano, desde cuando se 'limitaba' a descubrir diamantes en los castings hasta ahora, que también controla y supervisa todo lo que ocurre en 'su' Academia. Sería difícil imaginar sus caminos por separado, pues solo juntos alcanzan la mejor versión de sí mismos.
A estas alturas nadie va a descubrir su labor como la 'jefa' de la escuela, pero nunca está de más aplaudir una función que este año es, si cabe, más visible e importante que nunca. Ya nos enamoró en su debut como directora en OT 2017, donde redescubrimos su instinto televisivo. Ahora nos ha reconquistado en una edición en la que está siendo protagonista absoluta por sus constantes lecciones de empatía y gestión de grupo.
Tras una generación, la del 2018, que agotó más de lo normal al equipo por el juicio constante, el descanso de un año ayudó a Noemí y compañía a cargar pilas: “Nos ha ido muy bien este parón para poder recapacitar, tomar distancia y ver qué puntos podíamos mejorar en la Academia. Quizás el año pasado me pasé de estar encima de ellos y no dejé que la cosa fluyera. Reflexiono mucho sobre lo que hacemos, y espero haber aprendido de los errores de ediciones anteriores y tener sentido común”, nos dijo antes de arrancar el presente curso. Y estas primeras tres semanas de concurso han dado buena muestra de ello.
Las lecciones constantes de Noemí Galera
Si el año pasado fueron constantes las llamadas de atención a un grupo con la cabeza más fuera que dentro, en OT 2020 está primando el trato personalizado a unos chicos y chicas que han aterrizado de manera desigual en la Academia. El primer toque generalizado no fue efectivo, y ahí entró en acción Noemí para dar ese tirón de orejas tan necesario a veces para corregir conductas individuales que no encajaban con el espíritu de Operación Triunfo.
Lo vimos con Eli, a quien puso los pies en el suelo tras sus faltas de respeto con más tacto del que probablemente habríamos tenido muchos. También con Jesús, a quien hizo ver que con sus comentarios no estaba a la altura de un formato que es referente en tolerancia y respeto. Y también estuvo ahí para otros como Samantha o Gérard, que simplemente necesitaban hablar con alguien que les ayudara a ubicarse.
A nivel general, la directora volvió a llevar la voz cantante ante los concursantes tras el primer pase de micros de esta semana por la poca energía del grupo, que en los castings se caracterizó justamente por lo contrario. “Os comeréis un mojón cuando salgáis de aquí si no curráis. Si queréis tener una carrera artística tenéis que trabajar mucho”, les dijo con la franqueza que le caracteriza.
Noemí Galera habla como nadie el idioma del espectador, al que sabe representar en el momento oportuno, pero también el de los 16 jóvenes que se enfrentan cada día, durante tres meses, a una presión que no todo el mundo es capaz de aguantar. Y todo ello, con una implicación que pocas veces se encuentra en el medio.
No sorprende, por tanto, que siga recogiendo elogios de un sector que le tiene mucho que aplaudir. El último en sumarse ha sido Brays Efe, pero no el único: también Javier Calvo, con el que coincidió en las dos ediciones anteriores. Y es que en estas tres primeras semanas de curso ni los incipientes shippeos han podido tapar a la gran estrella de OT 2020: Noemí Galera.