Opinión

“OT debe descansar”: la lección para no repetir los errores del pasado

Siempre se ha dicho que conocer la historia es importante para no repetir los errores del pasado, y eso es precisamente de lo que trata este artículo. De Operación Triunfo, uno de los formatos más importantes de nuestra televisión, y de cómo su propia historia debe ser la mejor lección para preservarlo.

Esta semana hemos conocido que TVE y Gestmusic han puesto en marcha #OTFest, un festival de música que dará el pase directo a los castings de la próxima edición. Así es. Cadena y productora han dado el pistoletazo de salida al nuevo OT y ya están buscando talento en una fase de selección online de nuevos triunfitos.

A una se le queda cara de póker cuando ve que apenas 7 meses después de asegurar en una rueda de prensa que el formato iba a descansar [en boca de Toni Sevilla], y de insistir en que se abogaba por parar en beneficio de la salud del formato [según palabras de Toñi Prieto], RTVE ya ha empezado a captar a los aspirantes a estrella que quieren triunfar en la Academia con sede en Terrasa. ¿De verdad la historia no nos ha enseñado nada?

Vaya por delante que la que escribe estas líneas es la primera interesada en que Operación Triunfo sea un formato inmortal, pero es que todo abuso acaba de manera negativa, y más si hablamos en materia televisiva. OT es una joya que hay que cuidar. Por lo que aporta a la televisión pública, y también por lo que cuesta a sus arcas cada edición.

Diferentes generaciones con recorridos paralelos

El mismo programa nos ha enseñado que la clave para que sea el fenómeno para el que está concebido es que le echemos de menos, y a la nueva edición se le está poniendo cara de OT 3 antes de arrancar. Para quien no lo recuerde, Televisión Española vivió en 2001 un boom sin precedentes con la primera generación. Tres años después, la cadena decidió no renovar su gran formato tras una tercera edición que dejó de ser rentable. Ahí entró en escena Telecinco, que en 2005 decidió retomarlo con hasta 5 ediciones encadenadas que terminaron por matar el proyecto... hasta 2017.

Si nos fijamos en la primera etapa de Operación Triunfo, la de TVE, su recorrido es muy similar al que ha tenido en esta nueva vida. Ambas “primeras” ediciones, la de 2001 y la de 2017, se convirtieron en bombazos que trascendieron más allá de lo televisivo, en fenómenos sociales. Su éxito fue tal, que sus tramas y concursantes terminaron colonizando otras cadenas y claro, la suya propia también los estiró lo máximo posible.

Menos de un año después nacieron las “segundas” temporadas, la de 2002 y la de 2018, también con muchas semejanzas. Llegar con el listón por las nubes siempre es complicado, tanto para el equipo como para los nuevos aspirantes. Si las primeras triunfaron sobre todo por el carisma de los triunfitos, en las segundas se apostó por artistas con una mayor preparación musical, pero acabaron acusando la falta de emoción y conexión con el público, como así se insistió desde el jurado y el profesorado.

En ambas segundas partes, los protagonistas de las primeras tuvieron un peso importante y siguieron ligados al programa, manteniendo así su edición viva. OT 1 y OT 2 se fusionaron en un Generación OT con galas y conciertos especiales. En esta ocasión también ha habido simbiosis, aunque de una manera menos significativa. No ha sido mediante un proyecto conjunto, sino con una presencia continuada de los concursantes del 2017 en la edición del 2018.

Un camino sin respiro

Sin más respiro que un verano de giras, con el inicio de la siguiente temporada dio comienzo OT 3. Su resumen es tan breve como demoledor, y es que además de suponer el final del formato en TVE, tampoco ha logrado mantenerse en la memoria de los fans y muy pocos recuerdan algo de lo que dio de si esa tercera generación. Esto fue resultado de la saturación, de un camino sin respiro que se está repitiendo en la actualidad.

En 2001 y 2002 fueron los programas Triunfomanía y Generación OT los que hilaron una edición con otra. En 2019, La mejor canción jamás cantada ha mantenido a los rostros del 2017 y 2018 permanentemente en las pantallas, al menos en TVE. No hay momento para echarles de menos, no ha dado tiempo a añorar Operación Triunfo.

Los síntomas de este desgaste ya se han hecho notar, y no se deben ignorar. La gira que lleva a los últimos triunfitos por la geografía española se ha desinflado y se ha visto obligada a cambiar varios shows de recinto por no arrastrar al público esperado. Esto no sorprende si tenemos en cuenta que han transcurrido siete meses desde el final del concurso, que sus concursantes ya vuelan en solitario con los lanzamientos de sus trabajos musicales y que la edición del 2018 no supuso un fenómeno televisivo de la magnitud de la del 2017.

OT 2018 aprovechó bien el arrastre de la temporada anterior en cuanto a audiencia social: acumuló muy buenos datos en redes, en su canal de Youtube y un feedback hacia sus concursantes que sigue fuerte, sobre todo en el caso de los finalistas. Sin embargo, no hizo lo propio en audiencias. No logró mantener los registros del 2017 y se despidió con la final menos vista de la historia del reality, cayendo hasta 11.4 puntos de share con respecto a la última gala de sus predecesores, celebrada solo un año antes.

En televisión siempre puede haber sorpresas, pero la historia y las tendencias nos indican que, como ya dijo RTVE hace solo 7 meses, “OT debe descansar”. Descansar, que no terminar. Tomarse un respiro para volver como el fenómeno que es. Para que los fans, y los espectadores en general, lo reciban con ganas de implicarse con las historias y los sueños de los participantes. Para que estos puedan llegar sin expectativas y sin comparaciones. Para que Operación Triunfo no vuelva a enterrarse a si mismo.

Que OT y Eurovisión se divorcien

Y por último, una petición que ya ha manifestado la comunidad eurofan, pero que no está de más reiterar: Que OT y Eurovisión lleven caminos separados, por el bien de ambos. De los formatos, y de los aspirantes, que ya este año evidenciaron las lagunas de este sistema de preselección.

Según aseguró Toñi Prieto, la programación del próximo Operación Triunfo no se va a ver condicionada por las fechas de la elección del representante de España en Eurovisión 2020. “No vamos a hipotecar el estreno de OT para vincularlo a Eurovisión. Queremos hacerlo bien, y si paramos es porque creemos que es sano, que va a ser bueno para el programa”, dijo en febrero. Y es necesario cumplirlo.