Tamara Falcó regresó este jueves a El Hormiguero tras las vacaciones de verano. Un verano en el que la marquesa de Griñón se ha casado con Íñigo Onieva, por lo que tenía muchas cosas que comentar con sus compañeros de Antena 3.
Pablo Motos, Nuria Roca, Juan del Val y Cristina Pardo, entre otros, asistieron al mediático enlace, del que hicieron un balance muy positivo más allá de la eterna ceremonia religiosa (“¿duró seis horas?”, bromeó el escritor) y la cena “frugal” que se dio de comer a los invitados.
De hecho, la comida fue un problema para Motos; pero no porque los novios se hubieran quedado cortos al elegir el catering, sino porque habló tanto que no tuvo tiempo de comer.
El presentador pasó hambre. No pudo pillar tantos canapés como le hubiera gustado porque todos en la boda querían comentar con él las entrevistas que había hecho a Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo.
Estuvo con ellos en El Hormiguero pocos días antes. Las elecciones del 23 de julio estaban marcadas en el calendario y los candidatos de PSOE y PP aceptaron la invitación del programa. Fueron entrevistas con grandes picos de audiencia y muchos titulares, así que todos quería intercambiar opiniones con Motos.
“Yo estaba deseando comer, pero hacía muy poco tiempo que había entrevistado a Pedro Sánchez y a [Alberto Núñez] Feijóo. Toda la boda entera me quería comentar su opinión sobre las entrevistas”, relató el presentador este jueves al recordar cómo vivió aquella noche tan especial para la hija de Isabel Preysler.
Los tertulianos de El Hormiguero recuerdan que los invitados hacían “cola” para hablar con Motos. “Hubo gente que me dijo que se había quedado con ganas de hablar contigo”, exclamó Falcó, totalmente sorprendida por la expectación que generó su 'jefe'. Incluso en el baño, mientras “hacía pis”, hubo quien se le acercó para preguntarle por el tema.
La comida desfilaba por delante del showman y él no podía más que seguir con la mirada la procesión de aperitivos: “Iban pasando las cosas y yo decía: '¡Hostia que me quedo sin nada!'. Veía a todo el mundo feliz y yo sin comer nada”.
El valenciano se quedó con hambre por guardar la compostura, pero es posible que la próxima vez prefiera hacer caso al consejo de Cristina Pardo: “En esos sitios hay que hablar con la boca llena”.