Crítica

'Paca la Piraña, ¿dígame?', los Javis convierten a Paquita en consultora y aciertan con el desafío

Javier Calvo y Javier Ambrossi apostaron en 2013 por unir fuerzas y, en vez de esperar a que los papeles y proyectos les llegaran de fuera, comenzar a escribirlos y dirigirlos ellos mismos. Fruto de su unión, surgió La llamada. El musical en la que Dios canta por Whitney Houston y que ya ha cumplido los 7 años en el madrileño Teatro Lara. La historia de María Casado y Susana Romero acabó saltando a la gran pantalla en 2017, por la que la pareja fue nominada al Goya a la Mejor dirección novel.

Entre medias surgió Paquita Salas. La representante de actrices más peculiar, basta y querida de la televisión. La serie se lanzo en Flooxer en 2016, después se emitió en Neox y acabó en el catálogo de Netflix, donde ya están disponibles tres temporadas. No se descarta que haya una cuarta. Acuerdo de exclusividad con Atresmedia Studios mediante, Calvo y Ambrossi decidieron embarcarse en un nuevo proyecto, con el que dar un paso más: Veneno. Su emocionante biopic no al uso de Cristina Ortiz, cuya producción se vio asaltada por la irrupción del coronavirus en nuestro país.

El rodaje tuvo que suspenderse y solamente se estrenó su primer episodio. El segundo llegará en junio y habrá que esperar para la continuación probablemente hasta otoño, pero los creadores han decidido expandir el universo de la ficción con un espacio para una de sus protagonistas, Paca la Piraña. La que fuera una de las mejores amigas de la Veneno accedió, primero, a interpretarse a sí misma en la serie y, meses después, tener su propia webserie con diez episodios de 5 minutos en los que ejerce de la “coach más chula de España”.

Así, convirtiéndose en una digna sucesora de Paquita Salas, la Piraña responde a cámara las preguntas que le envían los supuestos espectadores de su consultorio. Ambas comparten naturalidad, bastez y ese punto entrañable con el que consiguen que, aunque desde fuera sea evidente que no tienen demasiado idea de lo que hacen y parece haberse congelado en el tiempo en cuanto a su adaptación a las nuevas tecnologías, sea imposible no quererlas.

El recién estrenado proyecto nació como aperitivo de lo que queda de Veneno, por lo que Para y el personaje interpretado por Brays Efe están a años luz en cuanto a arco. Por una cuestión de tiempo de desarrollo, la primera necesita más espacio para ganarse del todo el título a su sucesora, pero por lo pronto promete. También porque siendo Paca la Piraña haciendo de Paca la Piraña, el juego sobre qué es verdad y qué es falso de todo lo que ella opina, piensa y expresa, le da un plus de autenticidad y a le vez misterio que enriquece su ficción.

“¿Qué es eso de vegana? ¿Me la meto porque me da la gana?”

Paca la Piraña habla directamente a cámara, dirigiéndose a los espectadores de su consultorio. Cada entrega versa sobre temas diferentes, siendo el amor de pareja y la salud los iniciales, y a los que les seguirán otros como los amigos, la familia, la moda, la vida healthy y el sexo. Los mensajes se muestran en ventanas en la pantalla, que ella misma lee en alto antes de responder.

En el salón de su casa, rodeada de peluches y cortinas coloridas, Paca come un bollo -con menos ansia que Paquita los churros- entre cuestión y cuestión, donde trata de solucionar las dudas de sus seguidores. Una chica que no sabe si declararse al chico del kebab de debajo de su casa o un chico preocupado porque su novio no quiere encender la luz mientras mantienen relaciones sexuales, son dos de las primeras propuestas. Lo mejor de los consejos de Paca es que no tiene ningún tipo de reparo en ir al grano y ser natural. Es su actitud y don de palabrería donde no faltan los tacos, donde reside el encanto de la serie, al impregnarlo de un humor muy de “estar por casa”, en el mejor de los sentidos.

Cercana y sin juzgar, Paca acompaña con anécdotas sus consejos. “Conocí a una mujer que en la noche de bodas, al darle mucha vergüenza”, explica sobre la preferencia de oscuridad durante el sexo, “apagó la luz y se puso un abrigo de bisón encima. Cuando el marido fue a tocarla preguntó '¿es esto coño?' Echa una meadita que me oriente”. A alguno le parecerá tosco, pero sus deslenguadas ocurrencias son seguro de risa. Más adelante le preguntan sobre la duda entre hacerse o no vegana. “¿Qué es eso de vegana? ¿Que la meto porque me da la gana?”, pregunta. Por supuesto no es la opción que defiende: “Si no comes más que hierbajos, luego cagarás verde (...). Qué quieres que te diga. Eso de comer alfalfa es para los conejos”. Y así una tras otra.

En definitiva, Paca la Piraña, ¿dígame?, cumple con lo que había prometido ser. Un aperitivo -bien sabroso- de lo que está por llegar del plato fuerte, Veneno. Y que a la vez sirve de testeo del rédito del personaje. Ya con el estreno de la ficción reina consiguió destacar entre el plantel de notables interpretaciones y su propio peso dentro de la historia; por lo que no sería de extrañar que, si funciona el consultorio, se planteen continuarlo. Más allá de la webserie, quienes ya la adoren tienen cita asegurada con lo que queda del biopic de su mejor amiga.