Planeta Calleja emitió este miércoles 27 de abril una de sus entregas más especiales. Ara Malikian, reputado violinista libanés de ascendencia armenia, viajó junto a Jesús Calleja a Armenia para conocer sus raíces y de paso, dar a conocer a la audiencia de Cuatro su historia vital.
En el episodio, el segundo de la temporada 10 del programa aventurero, el músico recordó cómo su familia huyó de su país por la Primera Guerra Mundial, cómo creció él en plena guerra en el Líbano y cómo maduró años después en Alemania, donde acudió para estudiar y donde vivió en sus carnes el racismo.
“Era una época de follón en todo el mundo, con la Primera Guerra Mundial y todos contra todos, donde nadie controlaba lo que pasaba en Armenia. Toda mi familia paterna murió menos mi abuelo. Por parte de mi madre, mi abuelo era una especie de héroe y salvó a toda su familia”, explicó Malikian a Calleja sobre el momento en que sus ascendentes salieron de Armenia en 1915 por el genocidio que sufrió el país.
Años después, y con los supervivientes instalados en Líbano, le pilló a él otro conflicto armado. “Mi padre era violinista y mi madre profesora. Mi infancia fue muy buena hasta que con siete años estalló la guerra. Pasamos semanas viviendo en sótanos, veíamos las bombas caer, a los muertos por la calle. Perdí a muchos conocidos, entre ellos a un primo”, recordó.
Jesús Calleja se interesó entonces por conocer cómo le afectó crecer entre los horrores y el miedo que provoca la guerra, dada la reciente invasión de Rusia a Ucrania. “El mundo está descolocado por lo que Putin está haciendo con esa guerra absurda”, dijo el presentador de Mediaset. “Lo único que puedes hacer es esconderte y pasas mucho miedo. Escuchas las bombas y no puedes salir del sótano”, aportó Malikian.
Sus años en Alemania, disfrazado para “parecer europeo”
Tiempo después, sus padres le mandaron a estudiar a Alemania, pero la beca que supuestamente le habían dado no se hacía efectiva hasta los 18 años, por lo que tuvo que ganarse la vida como pudo mientras fingía ante sus padres que todo iba bien.
Preguntado por el racismo, el violinista explicó que “en España no he sufrido, pero en el norte de Europa sí”. “Cuando llegué a Alemania estaba acomplejado por no ser europeo y hasta llegué a disfrazarme para parecerlo. Cambiaba incluso mi nombre porque me daba vergüenza tener un nombre extranjero. Me alisaba el pelo y me depilaba las cejas”, contó durante el viaje.
En ese sentido, relató que “al principio me costó mucho acostumbrarme a las miradas. Sentía que me miraban como que no era de los suyos. Fue un aprendizaje también para mí, aprendí a sentirme bien en mi piel y en lo que era”. Además, aseguró que en su profesión le ocurrió algo similar: “En la música clásica me pasó lo mismo porque no tenía el perfil de ser uno de ellos”.
Malikian sabe lo que es ser un refugiado y actualmente dedica buena parte de su vida a tratar de ayudarlos y de darles una nueva oportunidad: “Yo he sido un refugiado y en mi época todavía no había tantos. Me trataron muy bien, tuve derechos y estudié”, explicó en Cuatro. Ahora la situación es diferente, por lo que intenta ayudar como puede: “Lo más duro para un refugiado es que no tienen posibilidad de tener un futuro, ni papeles ni derecho a trabajar”.
Su pasión por el violín
A día de hoy es uno de los violinistas más reputados del mundo, pero la pasión por su instrumento le llegó antes incluso de llegar al mundo. “Toco el violín desde antes de nacer porque mi padre estaba obsesionado con que lo tocase. Y con 12 años di mi primer concierto en plena guerra”, contó a Calleja.
Esa obsesión tenía una razón importante: “En su familia había un violín que le habría salvado la vida a mi abuelo durante el genocidio. Con 15 años mataron a toda su familia y él se salvó porque una banda europea de músicos le dejó un violín para que fingiese ser parte de la banda. Él se hizo pasar por músico y pudo escaparse con ellos”, reveló sobre su padre.
Para poner punto y final a su escapada con Jesús Calleja a Armenia, en la que también estuvo presente su pareja Natalia Moreno, Malikian tuvo la oportunidad de conectar con sus raíces dando un particular concierto de violín en la cima de las montañas de Sartsapat.
“Disfrutar sin ningún rumbo de la vida y la naturaleza es algo muy importante que me he perdido durante 53 años. Tu equipo y tú nos habéis cambiado la vida. Conocer la tierra de mis abuelos, recordar lo que me contaban, sus costumbres y su gente me ha emocionado muchísimo”, dijo al presentador de Cuatro, agradecido.