La presentadora de 'YAS Verano' acabó entre lágrimas por sus invitados: “Perdón”

Las tardes televisivas de este verano se han volcado con los testimonios e historias de espectadores convertidos en invitados. En Telecinco por el estreno de El diario de Jorge, que ya acaba su segunda semana recibiendo y escuchándoles. Pero también en Antena 3, donde YAS Verano -la versión veraniega de Y ahora Sonsoles- está continuando la apuesta iniciada por el programa en el último tramo de la temporada y combatiendo con sus propias armas a su nuevo rival de franja vespertina.

Este jueves, uno de esos testimonios afectó a su presentadora, Pepa Romero. La sustituta estival de Sonsoles Ónega recibió a Sadie y Antonio, que pese a ser padre e hijo se conocieron en el plató del programa después de 23 años, ya que la madre del joven había decidido que no tuviesen relación. El padre afirmó que había intentado acercarse hace años, pero no lo logró, y que mantenía la esperanza de que en algún momento lo lograse.

Ahora, la abuela de Antonio acudió al programa de Antena 3 para buscar al padre de su nieto. La mujer se había arrepentido de que su nieto creciese sin padre, y se le ocurrió que hacer un llamamiento a través de la televisión podía ayudarle a conseguirlo. Y el espacio de Antena 3 lo ha acabado logrando.

El padre, Sadie, estuvo primero en plató contando su historia, y cómo pese a estar con la madre al final del embarazo, tras el parto “desapareció”, y decidió que él no formase parte de la crianza de Antonio. Emocionado, explicando que se había perdido todo de su hijo, aseguró que incluso pidió a un amigo intentar localizar a la madre.

Tras escuchar al padre, Pepa Romero salió del plató para ir en busca del hijo. Antonio estaba visiblemente nervioso, apenas podía hablar. Reconoció también una parte de enfado, porque tenía pactado con su abuela que si el momento de conocer a su padre llegaba, no sería en un plató de televisión. Tras conocerle brevemente, la presentadora le dio paso al plató, donde se produjo el encuentro. Ambos se abrazaron y lo primero que el padre quiso decirle a su hijo fue: “Aquí estamos para lo que haga falta”.

El momento sobrepasó a Pepa Romero, que empezó a llorar por la carga emotiva: “Perdón, yo también me emociono”, se justificó, aunque estaba expresando lo que sus espectadores también veían y vivían. Ya más relajado, y junto a su padre, el joven Antonio reconoció que el no conocer a su padre siempre le había afectado, y que sentía que quería hacerlo.

La abuela del joven, que había permitido el encuentro, acabó también entrando a plató y sumándose a ellos, igualmente emocionada.