Para los reporteros de televisión suele ser una odisea trabajar en las calles de Magaluf, la ciudad de Mallorca que se ha convertido en epicentro del conocido como turismo de borrachera. Verles rodeados de personas alcoholizadas es una escena que se repite con cierta frecuencia, pero no por ello deja de sorprender.
Este viernes sufrió las consecuencias una periodista de La última noche. El programa se abrió a debatir esta controvertida cuestión y Regina Aleñá se desplazó hasta el municipio mallorquín para comprobar in situ qué ambiente se respiraba al filo de la medianoche.
Cuando Sandra Barneda le dio paso, la reportera empezó su retransmisión sin problemas, pero no tardaron en aparecer los primeros espontáneos que quisieron 'chupar cámara'.
“El alcohol es muy barato, es fácil de conseguir y no podemos evitar escenas complicadas”, relató la periodista justo antes de que pasara junto a ella un coche de la Guardia Civil, y dos jóvenes se le acercaran para boicotear la conexión gritando palabras ininteligibles.
En realidad, la escena no podía ser más apropiada para reflejar la situación que muchos vecinos de Magaluf sufren día y noche. “Están cansados de gritos y situaciones como estas que se repiten día a día a estas horas. Están agotados”, contó mientras los individuos seguían gritándole. De hecho, uno de ellos sacó el móvil para grabar la escena.
Al acabar la conexión, la presentadora de La última noche la felicitó por tener tanta paciencia: “Gracias por aguantar lo que has aguantado. Regina, no todo el mundo hubiera aguantado”.