El tanatoturismo o “turismo oscuro” está de moda. Viajar a sitios marcados por la tragedia, ya sean crímenes macabros o catástrofes, se ha vuelto tendencia gracias a las series “macabras”. El mayor ejemplo de ello es Chernobyl, que ha duplicado sus visitantes gracias al éxito de la serie de HBO.
Para vivir de primera mano esta “peligrosa experiencia”, como él mismo la definió, el reportero de Viva la vida José María FernándezViva la vida viajó hasta la central nuclear ucraniana, escenario de una de las mayores catástrofes de la historia de la humanidad. Un lugar que visitan más de 100.000 personas al año -entre ellos 10.000 españoles- para “vivir un poco la tragedia” que allí ocurrió el 26 de abril de 1986, cuando el reactor 4 de la central saltó por los aires y liberó tal cantidad de radiación que, aun pasados 33 años, hacen de Chernóbil un lugar inhabitable para el ser humano.
Durante el reportaje, en el que el equipo del programa mostraba tanto el viaje como su llegada y luego las visitas en el entorno de la central nuclear, el periodista explicó que se encontraban en un lugar donde hay 1.000 veces más radiación de lo que puede soportar un ser humano, y recorrían el escenario de una catástrofe que provocó más de 200.000 evacuados, en torno a 10 millones de muertos y malformaciones que siguen apareciendo más de tres décadas después.
Para demostrar cómo es un turismo al alza, Fernández y su cámara enseñaron cómo habían llegado decenas de autobuses de turistas ese mismo día, y que se ha convertido en un imán para el márketing con venta de chapas y comida a la entrada de la central. Es además muy lucrativo: el tour de un día cuesta 119 euros, y el de dos días 279 euros.
Entrevistó a un turista español que afirmó que estaba en Chernóbil para “vivir un poco la tragedia” y “verlo en vivo”, y también a Julia Andreychenko, una de las guías que reconoció que “ahora hay mucha demanda de excursiones” tras la serie de HBO.
Cuestionada por si la comida que se vendía en la puerta no estaba contaminada, la misma guía aclaró que “la comida llega directamente de Kiev”, antes de conducir la expedición hasta la ciudad de Prípiat, la más afectada por la radiación y que ahora está “condenada a ser engullida por la vegetación”. “Nadie podrá vivir en los próximos 24.000 años”, explicó.
Otro guía pareció molesto cuando el reportero quiso saber si no era peligroso ese tipo de turismo, y le respondió: “Si tienes miedo de la radiación, ¿qué haces aquí?”. El propio periodista explicó luego que hay pruebas de seguridad: “En principio no, porque cada dos horas nos hacían una prueba llamada desimétrica”.
Eso sí, el reportero y el resto del equipo de Viva la Vida han preferido no arriesgarse ni un poco, como explicó él mismo: “Para asegurarnos de que no llevábamos partículas radiactivas antes de volver a España hemos tirado toda la ropa”.