Rocío Carrasco metió en el mismo saco a Kiko Matamoros y Antonio David y respondió a la otra gran pregunta sobre su hijo
Todo se derrumbó dentro de mí se tituló el noveno episodio de Rocío, contar la verdad para seguir viva en el que la protagonista abordó los hechos acaecidos entre julio de 2012 y junio de 2014 tras la paliza que sufrió por parte de su hija y las consecuencias que provocó en la relación entre ambas y por extensión con el hijo pequeño, David.
En la introducción del capítulo, el programa mostró las amenazas dirigidas a Rocío Carrasco que Antonio David ha expresado ante la prensa y Carlota Corredera no dudó en contestarlas.
Además, en la nueva emisión, la hija de Rocío Jurado lamentó el papel de los medios y de la justicia: “Todo el mundo le ha bailado el agua, interesada o desinteresadamente y todo el mundo ha contribuido a ser su marioneta”. Así como también dio nombres más concretos como el de Kiko Matamoros y Gustavo González.
Todo ello en una entrega que la propia protagonista resumió con las siguientes palabras: “Con todo esto quiero dejar claro que ni yo denuncio a nadie, ni maltrato a nadie, ni me quitan la medida cautelar de nada, ni en mi casa se vive nada de lo que ahí se narra”.
Las consecuencias de la paliza: cambio de custodia y la mayor herida
El capítulo 8 acabó con el ingreso de Rocío Carrasco en el hospital tras la paliza que le pegó su hija. En la nueva entrega, la madre confesó que tras ese grave incidente, no quiso que “la niña volviera a casa”. Por lo que, cuando Antonio David pide “unas cautelares para que la niña no vuelva a mi casa. Yo me adhiero”, señaló.
Esa decisión fue subrayada por la narradora ya que tuvo consecuencias: “Eso se ha utilizado siempre en mi contra para que la gente creyera que había algo oscuro por lo que ella no quiere vivir conmigo. Pero fui yo la que lo pedí porque tenía pánico. Porque era alguien a quien yo no conocía. Yo le había parido pero no tenía un ápice mío dentro de su cuerpo porque yo no soy así. Yo hubiera sido incapaz de hacer eso con nadie y mucho menos con mi madre”.
Por todo ello, Carrasco concluyó: “No me duele tanto la paliza como el hecho de que ella me quisiera meter en la cárcel. Me duele el saber que una hija mía, que ha estado 9 meses aquí dentro y que la he parido yo, sea capaz de querer ver a su madre en la cárcel por algo que no ha hecho. Eso es lo que a día de hoy todavía me mata por dentro”.
Preguntada por si ha perdonado a su hija: “Se tendrá que perdonar ella el día que se dé cuenta. Porque creo que a día de hoy aún no se ha dado cuenta”, respondió.
El informe psico-social de David, el hijo pequeño
Pero la otra gran pregunta que se ha hecho el público estas semanas es la razón por la que David, el hijo pequeño, no continuó viviendo con la madre. Algo que ella explicó leyendo el informe del gabinete psico-social que también se le hizo al niño cuando ella fue denunciada por el padre y la hija.
En el documento se explica que el menor cuenta que el padre le ha repetido en varias ocasiones lo que tiene que decir, que quiere ir a vivir con él. Que también su hermana le ha dicho lo que tiene que decir y que “cree no haberse olvidado nada”. Tras leer tales afirmaciones escritas, Rociíto lamentó que el juez aún así determino “que como la niña ya no está conmigo que el niño también se vaya con el padre para que no estén separados. Que yo estoy en una situación muy débil cronificada en el tiempo”.
A pesar de todo, la protagonista aseguró seguir “creyendo en la justicia y en que más tarde o más temprano se hará justicia”. Pero subrayó su asombro porque nadie hubiera “hecho nada para que esto no volviera a suceder”.
La sentencia condenatoria a Rocío Flores y el comportamiento de los familiares
Rociíto mostró la sentencia condenatoria a su hija por “maltrato continuado a 60 horas de prestaciones en beneficio de la comunidad”. En ella también la madre negó una agresión con un cuchillo que en el capítulo contó que fue real: “No quería ser la culpable de que le cayeran más cosas, pero fue en la cocina mientras ella pelaba una manzana”.
Preguntada por si aún quiere a su hija: “¿Cómo no la voy a querer?, ¿por qué llevo 20 años sin hablar? Lo he hecho por ella y por él, por mi enano. No lo he hecho por otra cosa”.
Sobre la razón por la que muchos de sus familiares están del lado de la hija y de Antonio David: “Ellos han apostado por el que creían que era el caballo ganador. Son también cómplices porque a alguno se lo he contado. Estoy hablando del marido de Gloria, a José Antonio, le conté lo que pasó y dijo que le había contado una historia llorando lágrimas de cocodrilo. En la conciencia de ellos irá”, añadió.
Pero en su speech final señaló a culpables: “Nadie ha hecho nada, ni medios ni justicia, y todo el mundo le ha bailado el agua, interesada o desinteresadamente y todo el mundo ha contribuido a ser su marioneta. La gente puede decir que yo también por no contar mi versión pero tenía dos motivos. Hoy lo estoy contando cuando una tiene 24 y otro 22. Pero he procurado que crezcan con la figura de su padre intacta”.
Gustavo, Kiko Matamoros y Antonio David, “tienen mucho en común”
En otro de los pasajes que relató, recordó cómo cuando fue denunciada por su hija y Antonio David, la guardia civil le pidió que fuera al cuartel y allí estaba Gustavo González esperando. Que solo su ex sabía que ella iba a ir y que estaba segura de que había sido él quien había avisado al periodista para hacerle fotos “saliendo de un furgón esposada”, algo que no ocurrió.
El programa mostró imágenes del fotógrafo después, explicando en Sálvame, que alguien le había dicho que estaría allí Rociíto: “Lo primero que tiene que hacer Gustavo es ser honesto con la gente y decir qué esperaba ese día y quién le da esa información”.
Para acabar, también Kiko Matamoros opinó sobre ese pasaje y Carrasco sentenció: “Vaya tres, tienen mucho en común. Son brazos ejecutores, hablan por su boca”, dijo refiriéndose a Antonio David. “Hay muchos intereses por el que yo tenga esa imagen, quizás a él le reporta beneficios económicos”.
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