Adiós a 'Sálvame', el icono televisivo “de rojos y maricones” que tantas veces se pasó de la raya
Este viernes 23 de junio se muere un pedacito de la televisión española. Porque guste o no guste, Sálvame es una parte importante de la historia audiovisual del país. Pocos programas diarios pueden presumir de estar 14 años en antena, y directamente ninguno de haber dominado la franja de tarde desde Telecinco. Sólo Sálvame. Así que guste o no, es un momento clave para la cadena de Mediaset, y para toda la televisión en España.
El formato producido por La Fábrica de la Tele ha sido precisamente eso: una fábrica de titulares desde su nacimiento el 27 de abril del año 2009. Titulares positivos, por su diversión o sus locuras, pero también negativos por sus conflictos, métodos y falta de ética. Por eso al verlo genera sentimientos encontrados, amores y odios, y reacciones tan extremas a favor y en contra como ningún otro formato televisivo provoca. Precisamente por eso, por su provocación, la misma que quedará para la historia con la ya mítica frase de Jorge Javier Vázquez: “Este programa es de rojos y maricones. Quien no lo quiera ver que no lo vea”.
Sálvame es en realidad un programa de otra época, la del corazón salvaje, seguramente iniciada de hecho por una cadena pública autonómica como Canal 9 con Tómbola, y en la que también participó Antena 3 hasta el fin de ¿Dónde estás corazón?. Era el último ejemplar de una especie que el resto extinguieron por sus evidentes problemas de imagen y éticos, pero que Mediaset convirtió en su emblema, icono, y modelo de televisión. Y eso, ser el buque insignia de la cadena más vista de España durante tanto tiempo, también es un mérito enorme.
Lo bueno y lo malo llega a su fin este viernes 23 de junio, una fecha icónica por coincidir con el aniversario de la muerte de Mila Ximénez y también con el 70 cumpleaños de Paolo Vasile, el gran benefactor y defensor del formato. Sálvame ya ha avanzado que lo quemará todo, incluyendo sus “archivos secretos”, en una hoguera gigante de San Juan que alargará su emisión para convertirla en especial durante toda la tarde. Supondrá el fin, o quién sabe si sólo un final de etapa ante su supuesto salto a Netflix con un formato viajero, a la espera también de si Mediaset encargará más proyectos a la productora, y después de haber tenido muchas versiones y formatos asociados que han dado grandes réditos a Telecinco.
Se despide como siempre vivió: rodeado de polémica
El programa dice adiós siendo líder, pero con un evidente desgaste de audiencias, un motivo real y objetivo por el que si su final se hubiese conocido de forma oficial y con honores, no resultaría tan extraño y podría incluso verse como una retirada por todo lo alto. Pero se conoció mediante una exclusiva de Informalia, que provocó que se adelantase la misma información que tenía preparada El Mundo en la que su cierre se definía como “el fin de la telebasura”, y se añadía que su lugar sería ocupado por Ana Rosa Quintana. Lo que pudo ser preparar un adiós épico y agradecido al santo y seña de las tardes de Telecinco, se convirtió en una guerra incluso ideológica que reavivó la “guerra de productoras” y ha polarizado aún más la despedida del espacio, afectando incluso a su sustituto veraniego, Así es la vida con Sandra Barneda, que desde antes de su estreno ya está en el punto de mira de los fanáticos de Sálvame.
Ese concepto, el de “telebasura”, ha acompañado a un formato que en realidad siempre ha jugado al límite con la concepción del poder y el deber, de la ética y de los resultados de audiencia. Por ello deja momentos imborrables, pero también borrables como los que hemos repasado, y un largo historial de denuncias, condenas y casos judiciales. El último y más importante de ellos, la Operación Deluxe en la que se imputó inicialmente a sus responsables, provocando cambios en su dirección y salidas como la de Carlota Corredera, seguirá a la espera de juicio después de su “muerte”, mientras esta misma semana sus productores Óscar Cornejo y Adrián Madrid, su director David Valldeperas y hasta sus redactores imputados han pedido que sea sobreseído.
Sus defensores dicen que Sálvame entretiene y acompaña, y es una verdad como un templo. Pero también lo hace un concurso y cualquier otro programa, incluso los de corte político si eso le gusta al espectador. Todo “entretiene” y “acompaña” en televisión: también lo hará Así es la vida, y TardeAR, y lo hacen La Promesa, Y ahora Sonsoles, Todo es mentira o Más Vale Tarde. Pero los estilos son muy distintos.
Una recta final marcada por la falta de Jorge Javier Vázquez
El 8 de mayo, con más de un mes por delante, Sálvame inició la cuenta atrás para echar por última vez su persiana. Lo hizo de forma brillante, volviendo a sus mejores días tirando de humor e ironía para reírse de sí mismo: un curso de inserción laboral para sus colaboradores, poniendo su plató en traspaso y exorcizándolo por su gafe, o convirtiéndose en un programa “anodino y sin sentimientos” como pedían sus críticos. En sus últimas semanas ha habido decenas de pullas y dardos a Mediaset por su cancelación, y en sus últimas entregas ha preferido potenciar sus tramas y realities internos, sobre todo con las respectivas bodas de Kiko Matamoros y Kiko Hernández.
Su despedida, a la espera de si hay sorpresa final con reaparición, ha tenido un sabor amargo por la ausencia de Jorge Javier Vázquez. El presentador desapareció el miércoles 17 de mayo, y poco después Mediaset anunció que estaba de baja médica. Nada más se ha sabido desde que una información que fue desmentida por la cadena asegurase que preparaban la rescisión de su contrato, y su única aparición pública ha sido junto a Rocío Carrasco, una de las vetadas por el nuevo Código Ético. Él ha dicho que no piensa en volver, sino en estar bien, y todos los mensajes de sus compañeros le han animado a decir adiós al programa junto a ellos, tras ser su gran protagonista.
Mediaset ya ha detallado cómo será el último Sálvame de este viernes. Y en su comunicado no nombran a Jorge Javier Vázquez. Todo indica que no participará, que no podrá estar por su baja médica, pero los fans aún guardan la esperanza de que aparezca por sorpresa. Más aún cuando el programa, en otro de sus habituales juegos, deja en el aire quién se encargará de prender la enorme hoguera con la que lo quemarán todo y expiarán sus pecados.
En los últimos días, Sálvame ya se ha despedido varias veces. Lo hizo de su última Fashion Week, de su versión Limón al hacer hueco a Mía es la venganza y recortar (nuevamente) su horario, y hasta de su emisión Plus en Mitele Plus. La de este viernes 23 de junio ni tan siquiera será la definitiva, porque ahí seguirá el Deluxe otras dos semanas más hasta el 7 de julio, pero sí la de su formato diario en las tardes. Entonces quedará atrás todo, lo bueno en forma de diversión, valentía e innovación televisiva; y lo malo como falta de ética, conflicto y persecución. El tiempo dirá con qué imagen se queda en el imaginario colectivo.