'Sálvame Sandía' arrancó con fallos por doquier, insultos del público y hartazgo de Carlos Lozano: “¡Es un despropósito!”
“Se está liando una buena”, se escuchaba desde el plató de Sálvame durante el estreno de La Ruta de la Sandía, el contenido principal que ocupará la última franja del programa, Sálvame Sandía, y deberá plantar cara hasta nuevo aviso a Pasapalabra. El comentario, así como las risas de los colaboradores, estaban más que justificados. La nueva sección propuesta por La Fábrica de la Tele para cubrir el último tramo de la tarde en Telecinco, en relevo de Ya son las ocho, fue un espectáculo difícil de describir, incluso dentro de un formato tan voluble y dado a la espontaneidad como es Sálvame.
Un descamisado Carlos Lozano saludaba pasadas las 20:00 horas del lunes 4 desde Benidorm, a pie de playa, delante de una furgoneta y con unas butacas y una mesa pequeña de plástico, sobre la que descansaba una sandía, mientras un toldo servía para tapar el sol. Alrededor, la gente en ropa de baño se arremolinaba, como pidiendo la vez. Aunque parecía un puesto ambulante de venta en carretera, se trataba del decorado escogido para esta especie de delirante road trip por la costa peninsular, en el que haciendo las veces de reportero, el otrora maestro de ceremonias de Operación Triunfo recogerá las opiniones de los espectadores sobre toda clase de temas relativos al universo de Telecinco.
“¡Si me habláis todos a la vez, no puedo trabajar!”
“Queremos que el público tenga voz y voto y pueda opinar de temas en directo y cara a cara”, decía el madrileño, revelando que en sí se trataba de una variación sobre el concepto de “defensor de la audiencia” que durante años estuvo presente en Sálvame y que él mismo llegó a asumir durante una breve etapa. “Si a la gente le molesta algo están en su derecho de decírselo a la cara”, advertía en un vídeo de presentación, lo único que parecía estar planificado convenientemente de esta emisión.
Porque desde el primer momento, la conexión ha estado marcada por los problemas técnicos y el mal entendimiento de Lozano con el equipo de realización. De hecho, los fallos continuados en la señal de sonido hacía que se escuchasen el texto, las directrices hasta las reprimendas de la regidora hacia el presentador: “¡Acerca el micro!”. “Sí, el micro, que tengo el micro... ¡De verdad!”, replicaba él sin importarle estar en pleno directo, cuando se le pedía que no dejase el micrófono de mano en la mesa y lo dirigiese a las personas anónimas que se sentaban con él para opinar.
Desde plató se observaba la situación del presentador con una actitud entre la risa y la compasión. “¡Si me habláis todos a la vez, no puedo trabajar!”, acabó exclamando un progresivamente hastiado Lozano, que tenía que lidiar con personas anónimas sin pelos en la lengua ni vergüenza.
Una mujer llama “idiota” a Rocío Carrasco y ataca a las Campos
Varios temas se plantearon durante la tarde: “¿Qué opina la gente de la expulsión de Kiko Matamoros de Supervivientes? ¿Qué les ha parecido la inauguración del Museo a ”La más grande“? ¿Qué han sentido al ver a Víctor Sandoval contando su drama en Deluxe? ¿Consideran que Pipi ha exagerado su accidente para sacar rédito televisivo? ¿Se cree la gente el amor de Yulen y Anabel?” No había mucha oportunidad de profundizar en ninguno de esos asuntos, aunque eso no impedía que los entrevistados aprovechasen el momento para atacar a los tertulianos en plató.
“Ya tienes ahí a tu compi, a ver quién la tiene más larga”, le espetaba una señora a Rafa Mora, a quien atacaba por defender a Kiko Matamoros en Supervivientes. Sin rubor alguno, aseguró haber visto al valenciano por la zona orinando en la vía pública, y comenzó a hacerle comentarios despectivos sobre el tamaño de su apéndice viril. “No se le asomaba mucho”, dijo.
Mora se tomó con cierta guasa la situación, no así las Campos, Terelu y Carmen Borrego, que fueron objeto de insultos por parte de otra señora que aprovechó sus 15 minutos (figurados) de fama para arremeter contra Rocío Carrasco por la apertura del museo dedicado a su madre, Rocío Jurado, y las acusaciones que ha realizado contra su familia. Por extensión, con las dos trabajadoras del programa. “¡No tiene categoría para ser como yo!”, exclamó desafiante a Borrego.
“Tu madre estaba hasta el mismísimo de ella [Carrasco]. Y se lo dijo a ella”, llegó a añadir, refiriéndose presumiblemente, y sin indicar sus “fuentes”, a la etapa que Carrasco trabajó con María Teresa Campos. “Rocío Jurado me encanta. Es una gran señora. La hija es...”, cortaba Lozano para que Borrego replicara. Luego insistió: “Puede que todo lo que os ha dicho Rocío os lo traguéis con papas, porque sois una vasallas de ella. Lo que dice la idiota... Perdón, la tonta de esta chica que no tiene tres dedos de cerebro, que es lo que le dice Albiac”.
“Nuestros espectadores tienen todo nuestro respeto. Se puede opinar de todo, pero no hay que faltar el respeto a nadie”, interrumpía Terelu, que se llevaba la respuesta de Lozano: “Estamos todos de acuerdo en que no hay que faltar el respeto a nadie, pero hay veces en que desde plató se falta el respeto a la gente”, decía, como si se le reabrieran viejas heridas del pasado.
También Pipi Estrada estuvo en el punto de mira. El comentarista deportivo apareció inesperadamente en el desordenado set, de donde entraban y salían anónimos. “¡No das contenido! ¡No aportas nada!”, le recriminó una mujer que respondía al nombre de Eva, que agregó: “Lo único que va de bueno es que vas a pagar una deuda que tienes que pagar”. Antonia, la misma que atacó a Rafa Mora, se enfadó con Estrada por un comentario sobre su aspecto que realizó este durante el corte publicitario.
“¡Esto es un despropósito!”
“¡Que alguien me avise!”, se escuchaba exasperado a Lozano, sin saber que estaba ya en directo tras el citado corte publicitario, echándose las manos a la cabeza, mientras desde plató Terelu trataba de justificar el caos: “Esto es la televisión en directo”. Lozano lo definía de otra manera: “¡Esto es un despropósito! Hoy es un desastre, pero es normal. Aquí, en la playa, en directo, es normal”.
Normal tampoco era el mejor calificativo para lo visto este lunes 4 de julio, que terminó de forma igualmente desconcertante: con la entrada en escena de María Jesús (con su acordeón), que interpretó el clásico Los pajaritos, dando la nota musical y definitiva a esta primera edición de La Ruta de la Sandía.
El caos del 'Sandía' (10.5%) no altera a 'Pasapalabra'
Tal vez podría esperarse con su caótica puesta de largo, pero Sálvame Sandía no gozó de la atención del público en la medida que Telecinco hubiera deseado. El nuevo tramo del magacín se conformó con un 10.5% de cuota y 915.000 espectadores, cifras similares a las que anotó Ya son las ocho durante sus últimas entregas a finales de junio.
Quedó así muy lejos de Pasapalabra, sin inmutarse ante la llegada de este nuevo rival y de Te ha tocado en La 1. Un día más, el concurso de Roberto Leal fue el contenido con más cuota (23.6%) y la oferta de entretenimiento con más público (2.057.000) de la jornada.