FX estrenó la noche del 5 de septiembre la nueva temporada de American Horror Story: Cult. La antología de terror de Ryan Murphy en su séptima entrega se ha metido de lleno en la política estadounidense con los primeros minutos del capítulo dedicados a la noche de las elecciones con imágenes reales de Donald Trump y Hilary Clinton en los televisores de los protagonistas. La crítica está dividida ante esta nueva etapa, que Sarah Paulson prometió en Digital Spy sería la más “intensa”.
El retrato satírico de la polarizada sociedad americana comienza con un montaje de las campañas de Demócratas y Republicanos. La noche de las elecciones, 8 de noviembre de 2016, Ally (a quien encarna Sarah Paulson) observa horrorizada la victoria del candidato multimillonario, mientras se culpa de no haber apoyado a Clinton por desconfianza. En otro lugar, cerca de ahí, un fanático ultraderechista Evan Peters con el pelo azul (que interpreta a Kai Anderson) celebra la nueva etapa: “Comienza la revolución”.
El guion vincula este detonante con la fobia a los payasos de Ally y los planes de Kai para manipular a débiles y marginados e incitar las paranoias de sus víctimas. Los lazos entre la política y la delirante sátira de Murphy también polariza a la crítica: resulta “fascinante” como retrato de la actualidad para Vulture, pero es, en cambio, poco acertada para Telegraph.
El creador de la serie, no obstante, se desvincula de las lecturas políticas que se quieran hacer: “La temporada no es sobre Trump o sobre Clinton. Es sobre alguien que es capaz de ver qué está ocurriendo y usar ese poder, la vulnerabilidad de las personas”, dijo en la presentación ante la prensa y que recogió The Hollywood Reporter. “Es sobre el culto a la personalidad que aparece en una sociedad dividida. De eso va la temporada en realidad y la gente se podrá a dar cuenta”.
Espectadores y críticos coinciden, sin embargo, en que lo mejor de este comienzo fue lo que American Horror Story siempre ha sabido hacer: la escena que representa los delirios con payasos escalofriantes que sufre el personaje de Sarah Paulson.