La segunda entrega de Secret Story: la Noche de los Secretos estuvo presentada por Toñi Moreno y comentada por algunas nuevas caras en plató: como la de Ricky Moreno, Bea Retamal y Jorge Pérez. Eso sí, hubieron dos sonadas ausencias y así lo lamentó la conductora: “Un beso fuerte a Cristina Porta y Belén Esteban que teníamos confirmada su asistencia y espero que os pongáis buenas muy pronto. Esta es vuetra casa”.
El programa se centró en la incipiente relación amorosa que están protagonizando Elena y Alberto, con su primero beso y hasta primera edredoning. Un acercamiento muy criticado por los compañeros, que incluso les tildan de “carpeta falsa”.
También Brenda inauguró la primera curva de la vida, Álvaro hizo lo propio con el pulsador de los Secretos y Alatzne fue la primera salvada de las nominaciones.
Carmen, Álvaro y Héctor continúan nominados
Carmen, Alatzne, Álvaro y Héctor eran los nominados de la semana, algunos por los compañeros y otros por el público. Los cuatro se situaron frente a una pantalla para que Moreno les informara de quién era el menos votado de todos y, por lo tanto, el primer salvado.
Primero nombró a los que continuaban en la palestra: Carmen, Héctor y el tercero Álvaro. Por lo que Alatzne saltó de alegría celebrando la noticia: “Estoy perdida”, confesaba a la presentadora refiriéndose a que aún no encontraba su lugar en la casa y entre sus compañeros. Sin embargo, Toñi le señaló lo siguiente: “Muy perdida no estás cuando el público te ha salvado”.
Elena, Alberto y todas las críticas a su carpeta
Alberto y Elena llevaban días acercándose el uno al otro y confesándose su interés mutuo. Y, aunque él había intentado varios besos, también se había llevado numerosas cobras que le hacían dejar de intentarlo.
Hasta que una de las últimas noches, ambos bailaron muy pegados y ella aseguró que le habían entrado “unos calores importates. Pero me estoy conteniendo”. Cuando él se fue a dormir, ella se le acercó y le dio un pico de buenas noches. Ante su asombro, y al quedarse solos en la habitación, ella le dio un buen beso en la boca: “¿Te creías que me iba a esperar tres semanas? Paso de eseperar más, que salga el sol por Antequera”, señaló Elena.
Tras ello ya se besaron en todos los rincones de la casa y hasta debajo de las sábanas. Momento en el que el resto de compañeros lo notaron y comentaron que “olía a sexo”, que estaban “chingando mientras la cámara enfocaba al techo” y que no “olía a amor, olía a carpetazo”.
Los más críticos con su relación fueron Laila, Nissy, Adrián y Cora. De hecho, la primera hasta señaló que Elena tenía celos de ella.
Brenda y su vida complicada
Brenda fue la primera en inaugurar la curva de la vida en la que asombró hasta a la presentadora que no tenía palabras para consolar a la concursante. “Gracias por compartirlo con nosotros”, le decía y daba paso al vídeo:
“Con dos años se separaron mis padres. Mi madre siempre tenía un vaso de vino en la mano. Tenía enfrentamientos con ella con 13 o 14 años. También tuve conflictos con mi padrastro, era my estricto. Tenía mucha rabia, me escapé varias veces de casa, me llevaban a comisaría. Trabajé a los 15 años para pagarme el instituto, libros, facturas de casa. A los 14 años conocí al que es el padre de mis hijos. Me independicé a los 19 años, sin hablarme con mi madre, ni mi padrastro. No me podía creer que era mi madre la que estaba en la cama” relató.
Pero aún vivió más golpes: “Con 26 años me caso. Tenemos dos hijos. Me hicieron mobbing laboral, fui de las priemras mujeres camioneras y estaba orgullosa pero me costó mucho. Después murió mi padrastro y creía que me iba detrás de él porque no aguantaba más. Cuando pensaba que ya solo podía remontar, mi niña tuvo covid, pero empezó a mejorar. En la actualidad me he separado del padre de mis hijos pero mantenemos convivencia por temas enconómicos”, zanjó entre lágrimas.
Álvaro ¿desvela el secreto de Colchero?
Álvaro fue el primero en estrenar el pulsador apostando a que sabía el secreto de Colchero. “¿Es verdad que miras con deseo los estropajos del aseo?”, dijo el primero y así arrancó el careo. Pero en los pocos segundos que tuvieron, a Álvaro no le quedó claro nada.
Así que prefirió no mojarse y no pulsar de forma definitiva.