Silvia Intxaurrondo ha hablado de las presiones que sufre dentro de la clase política y de si hay, o no, una lucha ideológica en el duelo entre La Revuelta y El Hormiguero. En una extensa entrevista para El Español, la presentadora de La hora de La 1 (TVE) asegura que ve el programa de David Broncano “como un producto televisivo” cuyo éxito tenía claro “desde el principio”. “Es algo nuevo, es un humor que a mí personalmente me gusta. La clave para mí es que nunca llevan un guion ni una escaleta preestablecida. Es la sorpresa, es como sumarte a una conversación ajena” afirma.
Preguntada sobre esa supuesta batalla ideológica que sobrevuela el pulso entre ambos formatos, Intxaurrondo se pregunta si no es posible que al final todo se reduzca a una simple “pelea por la audiencia”. “Es que igual las cosas son más sencillas”, apunta. “Aquí no hay lucha ideológica ni nada, aquí hay una pelea encarnizada por la audiencia y la está ganando Broncano, porque era evidente que el producto es muy bueno. Entonces, vamos a dejarnos de intereses ideológicos, son intereses empresariales. ¿No será que hay otras cadenas que cuando vean mermada su audiencia van a ver mermada su publicidad y por tanto sus ingresos? Pero lo que les interesa es plantear una batalla ideológica”, sostiene la periodista.
En cuanto a las presiones que sufre por parte de los políticos, la comunicadora vasca afirma que esa presión no tiene por qué ser “interna” ni limitarse a una llamada telefónica del dirigente de turno. Como ejemplo pone las “50 preguntas parlamentarias que el Partido Popular y Vox” han formulado sobre ella en los últimos seis meses en la Comisión Mixta de Control Parlamentario de RTVE, un hecho que considera “inaudito en este país”. “Me parece llamativo que esto se haga delante de todo el mundo y que esas 50 preguntas llegaran en cascada después de que comenzase a dar en mi programa la información del novio de Ayuso”, apunta como la razón principal de tan elevada cifra.
Aun así, Intxaurrondo insta a “esforzarse un poquito más” a quienes quieran presionarla. “Si quieren convertirme en su blanco político, lo llevan crudo porque no me hacen ni cosquillas. Pero, vamos, ¿que hay una campaña contra mí? Es muy evidente, pero a los ojos de todos. No creas que es algo sutil, es tan zafio que lo hacen en el Congreso de los Diputados”, comenta.