Gonzo se entrevistó en Salvados con varias jóvenes que han pasado por un aborto en condiciones pésimas. Todas ellas denunciaron lo que tuvieron que pasar para evitar que a otras mujeres les ocurra lo mismo.
Pero el de Claudia fue el relato al que más tiempo le dedicó el programa y que estremeció a los espectadores por lo injusto de la situación por la que pasó y de las consecuencias que hoy en día aún sufre.
La joven, residente de medicina, explicó que cuando estaba embarazada de 20 semanas, de su segundo hijo, le informaron de que venía con una enfermedad incompatible con la vida: “Holoprosencefalia. Es que, en vez del cerebro formarse por dos hemisferios, solo se forma como uno y eso es incompatible con la vida”, recordó.
Continuó explicando que la ginecóloga le dijo que a Miguel le quedaba “muy poquito tiempo”. Por lo que a ella no le quedó otra opción: “Sabía que Miguel no podía continuar adelante y decidí en ese momento interrumpir”. Por lo que preguntó el protocolo en el Hospital Virgen de la Arrixaca, en Murcia. Al decidir abortar, desde el Hospital público le mandaron a una clínica privada para inducirle el parto.
“Pensaba que era algo que se haría en el hospital”, afirmó la joven, que explicó a Gonzo cómo el hospital siempre deriva a las mujeres a esa clínica, una clínica que tenía muy malas críticas por lo que decidió acudir a otra en Madrid. De esa forma, Claudia tuvo que esperar dos semanas para abortar. Un tiempo terrible para ella en la que afirma que seguía notando las patadas de su bebé dentro sabiendo que no iba a seguir adelante: “Cada patada era una puñalada”.
Pero aún fue peor cuando llegó a la clínica y vio las condiciones pésimas en las que se llevaban a cabo los tratamientos: “Tenía claro que me moría allí”, recordó emocionada, sin poder reprimir las lágrimas.
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