Cuando se trata de recordar aportaciones relevantes a la historia de las series, se repiten algunos sospechosos habituales: Twin Peaks, Los Soprano, The Wire... Pero no todas las series que han cambiado la ficción televisiva desprenden el fulgor de las propuestas autorales de David Chase, David Lynch o David Simon. Algunas han venido firmadas por profesionales más integrados en la industria, quizá menos revolucionarios y más reformistas.
¿Qué tienen en común Canción triste de Hill Street, La ley de Los Ángeles, Policías de Nueva York o Murder one? Su creador: Steven Bochco, un profesional que, junto con otros guionistas como David Milch (Deadwood), diseñó algunas series memorables.
El estadounidense ha fallecido este lunes 2 de abril a los 74 años, según han confirmado su representante y su familia a medios locales. Padecía leucemia desde hacía varios años, y deja una carrera en la que ha trabajado géneros tan consolidados como las ficciones de policías, abogados y médicos, dejando una huella profunda con varias de sus producciones.
Una carrera de éxitos reconocibles
Canción triste de Hill Street,Canción triste de Hill Street por ejemplo, supuso una sacudida en el panorama televisivo de 1981. En esa época, los capítulos de series solían ser autoconclusivos y podían visionarse de manera desordenada a través de reposiciones. Las aventuras del teniente Columbo, por ejemplo, podían consumirse en cualquier momento. Los policías de Hill Street, en cambio, vivían conflictos múltiples que iban planteándose y resolviéndose a lo largo de la serie, a varios capítulos vista.
La continuidad dejaba de ser patrimonio casi exclusivo de las telenovelas estadounidenses, las denominadas soap operas, para hacer acto de presencia en las ficciones de policías... y de abogados. El mismo Bochco crearía, junto con Terry Louise Fisher, la también influyente y longeva La ley de Los Ángeles. Este sería el otro gran momento de gloria del guionista (con el permiso de la menos prestigiosa Un médico precoz) durante los años ochenta.
Más allá de su importancia histórica, Canción triste de Hill Street sigue resultando interesante. Se estrenó en los inicios del reaganismo, bajo la influencia de los thrillers policiales setenteros de autores como Sidney Lumet (una de sus obras mayores, El príncipe de la ciudad, se estrenaría en el mismo 1981). Se pueden detectar ecos de la lucha por los derechos civiles y aceptación de la conflictividad social. Aunque los relatos tiendan a una cierta autocomplacencia, supusieron un puñetazo en el estómago para la audiencia de la época.
Se han loado repetidamente las innovaciones combinadas de la serie: protagonismo coral, enfoque realista en comparación con los estándares del momento, filmaciones cámara en mano que le daban un aspecto documental... Pero la suerte también jugó su papel: cuando la producción peligraba a causa de unas bajas cifras de audiencia, llegó un espaldarazo en los premios Emmy en forma de ocho estatuíllas y un total de 21 nominaciones.
Más policías y abogados de calidad
En la década de los noventa, Bochco siguió lanzando series a un ritmo elevado. Sus dos principales triunfos tenían ecos de sus éxitos previos. Policías de Nueva York fue una especie de nueva Canción triste de Hill Street, algo marcada por el contexto de hegemonía neoliberal. De nuevo, se consideraba una propuesta polémica para los estándares de la televisión generalista. De nuevo, fue multipremiada y resultó muy longeva. Otras ficciones policiales del guionistas y productor tuvieron mucho menos recorrido: ni Brooklyn south ni la extraña Cop rock, que intercalaba números musicales en sus tramas, alcanzaron la segunda temporada.
A mediados de los noventa comenzaba a ser frecuente que series ajenas al mundo de la telenovela incluyesen tramas abiertas de importancia creciente. En algunos casos, como Expediente X, el capítulo seguía siendo la unidad de referencia. En otros, como Babylon 5, se iba experimentando con una narrativa algo más libre, con capítulos cada vez menos independientes y más interdependientes. En este contexto, nació la injustamente olvidada Murder one
Sí, Murder one era otra serie de abogados. Y podía destacar por su ritmo calmoso o sus diálogos cuidados, pero no se trataba de un experimento con las excentricidades de Twin Peaks, ni siquiera era una apuesta freak como Cop rock. Con todo, en el contexto de la televisión generalista de 1995, su planteamiento resultó casi rupturista: los veintitrés capítulos de la primera temporada se ocupaban de un único caso de asesinato.
Una serie con una continuidad tan marcada se consideró difícil de seguir, provocando quejas de la audiencia y recelos de los ejecutivos. De cara a la segunda temporada, Bochco tuvo que defender un cierto posibilismo: en lugar de tratar de un solo homicidio, se abordarían tres casos presentados de manera consecutiva. El empeño no cuajó, y esta vez los premios no vinieron al rescate de una producción controvertida.
A pesar de su escasa vida, Murder one fue una aportación artística relevante. Evidenció que quedaban caminos por abrir en el campo de la ficción televisiva. Bochco y compañía plantearon un serial con visión de conjunto. Dejaron de considerar el episodio como la unidad narrativa principal y aspiraron a interesar a la audiencia sin lanzarle anzuelos constantes. Una cadena a la búsqueda de audiencias millonarias no podía correr el riesgo de perder a una audiencia acostumbrada a visionados casuales, pero plataformas como HBO serían más receptivas en el futuro.
El Bochco del nuevo siglo
El éxito perdurable de Policías de Nueva York y la aportación más incomprendida de Murder one han sido las dos últimas propuestas de Bochco que han impactado fuertemente en la manera de hacer televisión en los Estados Unidos. Su mirada a la denominada guerra contra el terrorismo, Over there cayó tras una única temporada. Otras de sus ficciones, situadas en los habituales terrenos de la abogacía (Philly, PhillyGanando el jucio) o la policía (Justicia ciega), encontraron un lugar discreto en el paisaje audiovisual y terminaron sus vidas con discreción.
Quizá la aportación más exitosa del Bochco reciente haya sido la apreciable serie de investigación policial Asesinato en primer grado, estrenada en 2014. Su planteamiento fue análogo al de Murder one: cada temporada trataba de un único caso, esta vez con los agentes de la ley en primer término. Lo que diecinueve años atrás fue un gesto valiente, se había convertido en algo habitual. El empeño duró tres temporadas.