La octava entrega de Supervivientes 2022: Tierra de Nadie tuvo a dos claros protagonistas: Kiko Matamoros y Anuar Reno. El primero cruzó el puente de las emociones pidiendo perdón a su familia y recibió la carta de cuatro de sus hijos, a falta de la quinta. Mientras que el segundo regresó a España para reflexionar sobre su paso por el reality.
Además, el colaborador de Sálvame se convirtió - por novena vez- en el concursante salvado por la audiencia. Así como Marta Peñate y Tony Spina lograron compartir Playa Parásito dos días más, tras superar una prueba que les propusieron.
Para acabar, Carlos Sobera adelantó que el próximo domingo Arelys, la madre de Yulen y Yago, el sobrino de Nacho Palau, visitarán a sus familiares.
Ignacio, Mariana y Nacho siguen en la cuerda floja
Ignacio de Borbón, Mariana, Kiko Matamoros y Nacho Palau eran los nominados de la semana, hasta que este martes, Lara Álvarez volvió a celebrar la ceremonia de salvación.
En ella, el primero en mancharse de barro - y por tanto, seguir en la cuerda floja- fue el ex de Miguel Bosé. El segundo fue el familiar con sangre azul y la tercera, la venezolana. Por lo que el público volvió a salvar Kiko por novena vez.
Kiko Matamoros: “Es algo que me atormenta, fui un cobarde y un miserable”
Kiko Matamoros cruzó el puente de las emociones, derrumbándose al hablar de lo que le hace sentir “vegüenza”, “culpa”, por lo que quiere pedir “perdón” y lo que siente al pensar en la “muerte”.
En primer lugar, confesó sentirse avergonzado por su “papel de padre”, y lo argumentó: “Creo que no he sabido estar a la altura de lo que mis hijos se hubieran merecido. Actualmente estoy orgulloso de la relación que tengo con cuatro de los cinco [con Anita Matamoros no se hablan]. Me da pena porque sé que no lo tuve fácil pero tendría que haber hecho más, ser consciente de que la vida pasa y el tiempo no es recuperable. No hay nada ni nadie que se merezca eso. Es un gravísimo error que he cometido en mi vida pero espero que tenga solución. Me siento avergonzado de mi papel como padre y decepcionado”.
Continuó con su sentimiento de culpa: “No es fácil que la gente me sepa entender. Le pido perdón a mis hermanos porque mi madre falleció víctima de una metástasis, tenía una demencia y no tuve cojones para asistirla. Espaciaba mucho las visitas, porque me daba pena, pensaba que no me reconocía. El día que falleció vi cómo rompió a llorar y entendí que había cosas que le tendría que haber dicho. No me lo perdono. Es algo que me atormenta, fui un cobarde y un miserable”.
También pidió perdón a su padre: “Debería haberme ahorrado experiencias que he relatado. Se equivocó mucho, pero yo más. He sido peor padre que él. Le debo todo y agradezco que me diera la vida. Por todo eso pido perdón a mis hermanos, a mi padre y a mi madre”.
Sobre la muerte: “La gente sabe que he sido 50 años adicto a la cocaína, estoy en una fase de recuperación que inicié antes de venir al concurso, que la droga mata, hace mucho daño. Estoy siguiendo un tratamiento aquí y lo empecé un mes y medio antes de venir aqui. He recuperado el tejido mucoso que tenían los médicos mucho miedo. Sé que no me queda mucha vida pero si sé con quién quiero vivirla, cómo y disfrutar de mis hijos, de mis nietos y mi pareja. Y ojalá poder tener más descendencia y ser un mejor ejemplo como padre y ser humano”.
El mensaje a la única hija que no quiso enviarle unas palabras
Al finalizar, Lara le entregó cuatro pergaminos. En ellos había una carta de cada uno de sus hijos, excepto de Anita Matamoros. A la que le mandó un mensaje emocionado:
“Lo único que espero es que mi hija sea feliz, que me crea, que sepa que para quererla no la tengo que tener al lado. Que la quiero como al resto, que cuando necesite algo voy a estar allí, quiera o no. Que no la olvido, que forma parte de mi vida y yo de la suya. No somos el primer padre e hija que no se entienden. Y ya está, que lo sepa”, zanjó.
Anuar, sobre su concurso: “Me he ganado a pulso que me echaran”
El plató del programa abrió sus puertas para recibir a Anuar y Asraf corrió a abrazarlo. Ambos hermanos estuvieron varios segundos haciéndose muestras de cariño, hasta que el presentador sentó al expulsado frente a él.
Preguntado por el balance que hacía de su paso: “He cambiado por fuera y por dentro. Lo principial es que he aprendido a valorar las cosas que daba por hecho”. Eso sí, también entendió la decisión de la audiencia: “Me he ganado a pulso que me echaran, muchas cagadas, contestaciones fuera de tono y aquí estoy”.
En ese momento, el programa emitió las imágenes de su reencuentro con el espejo, tras volver de la isla: “¡Madre mía qué patitas, qué cuerpo, ¿pero tú quien eres?”, se decía al verse. Y leyó los kilos perdidos: “¡16 kilos, qué feo estoy! Qué ganas tengo de ponerme guapo”, exclamaba.
Tras ver el vídeo resumen de su concurso, comentó con lágrimas en los ojos: “Ver por todo lo que has pasado es increíble. No sé ni qué decir de la emoción. El concurso me ha cambiado. He aprendido a ser superviviente y a ser mejor persona. Me lo llevo para siempre. Te pone al límite todo el rato, juegan con tu mente para dar lo mejor de ti, lo he disfrutado lo que más”.