'Supervivientes 2022' llega a su fin: los motivos por los que cada finalista merece ganar
Supervivientes 2022 llega a su final este jueves, 28 de julio, con la llegada en helicóptero a Madrid de Marta Peñante, Nacho Palau, Ignacio de Borbón y Alejandro Nieto. Estos son los únicos cuatro concursantes que quedan en pie tras más de tres meses protagonizando una de las ediciones más reñidas que se recuerdan.
Exceptuando la salida de Juan Muñoz, los robinsones de este año han sido de los que más han luchado por quedarse en una isla en la que, normalmente son varios los que deciden abandonar o lo ruegan a los espectadores. Sin embargo, eso no lo hemos escuchado de Ainhoa Cantalapiedra, Charo Vega, Rubén Sánchez Montesinos, Kiko Matamoros, Anabel Pantoja, Anuar Beno, Tania Medina, Desirée Rodríguez, Mariana, Yulen Pereira y Ana Luque.
Lejos de eso, hemos sido testigos de cómo se han dejado la piel en cada prueba de recompensa, en cada Noria Infernal de la que salían llorando de dolor y superación, de cómo se han enamorado algunos, odiado otros y reconciliado casi todos. Han aprendido (en su mayoría) a pescar, hacer fuego y disfrutar de una experiencia única con la naturaleza. Por eso hemos escuchado discursos sobrecogedores al marcharse, como el de Anuar, y hemos visto a todos compartir comida si tenían la oportunidad.
Es indiscutible que el casting de esta edición ha sido uno de los más agradecidos y por ello los cuatro finalistas que llegan, para poner el broche final al reality, tienen muy merecido su puesto. Pero... ¿por qué debería convertirse en ganador o ganadora cada uno de ellos?
Alejandro Nieto, “el Salvaje” que todos querríamos en una isla
Alejandro Nieto llegó a Supervivientes con la pesada losa de ser el novio “celoso y machista” que nadie quiere para su hija. Continuó con ese estigma al notar que Tania se acercaba a Yulen, con discusiones por malos entendidos e historias que le llegaron del exterior sobre ella. Y, a pesar de ser de los pocos a los que se ha juzgado más allá de su concurso por su pasado televisivo, ha sido capaz de deshacerse de todo ello para reinventarse como “El Salvaje”, como le llama el resto.
El “salvaje” porque ha pescado para alimentar a todos sus compañeros, el “salvaje” porque cuando unos tardaban en hacer una prueba en 5 minutos, él la conseguía en uno. El “salvaje” porque arrasaba con quien hiciera falta para lograr una recompensa y después compartirla si le dejaban. El “salvaje” porque físicamente ha demostrado no tener rival y sentimentalmente se ha roto en el Puente de las Emociones.
Pero sobre todo: el “salvaje” porque la boca le perdía pero la nobleza le ganaba. Por eso merecería ganar, porque se ha erigido como el concursante que todos querríamos tener al lado si tuviéramos que sobrevivir en una isla desierta.
Ignacio de Borbón, la inocencia más luchadora
Pocas veces un reality nos ha llenado de “orgullo y satisfacción” al tener entre su casting a un concursante de sangre azul. Ignacio de Borbón, pariente lejano del Rey, desembarcaba en la isla como uno de los más desconocidos, jóvenes y frágiles. La intriga por saber cómo se desenvolvía un miembro de la realeza en la naturaleza más extrema hizo de él uno de los focos más interesantes de la edición.
En un primer momento se mantuvo escondido tras la alargada sombra de Kiko Matamoros, pero tras su salida fuimos testigos de uno de los crecimientos personales más notorios: a pesar de ser un “niño” para el resto, no se ha cortado con nadie a la hora de discutir su valía. Viniendo de un entorno mucho más acomodado, ha logrado convivir con perfiles con los que nunca se habría cruzado en otras circunstancias y aún así se ha hecho valer.
A pesar de tener la etiqueta de “protegido” de la audiencia, la realidad es que es el único que ha sido cinco veces líder del grupo, inmune y protagonista del récord histórico de la Noria infernal junto a Marta Peñate. ¿Que es un “ansia” con la comida? ¿Quién no lo ha sido a los 20 años? Esas son las razones que desde dentro no entienden y desde fuera le hacen aún más entrañable: todos hemos sido jóvenes, hambrientos, líderes invisibles y educados hasta un límite.
Esa es su gran baza para ganar: la inocencia que aún no ha perdido, a pesar de todo en la isla televisiva.
Marta Peñate, la experta en realities que se sorprendió a sí misma
Marta Peñate es de las pocas (si no la única) que ha pasado por absolutamente todos los realities de Telecinco: desde Gran Hermano, a La isla de las Tentaciones, pasando por el pisito de Sola/Solo y hasta llegar a Supervivientes. Todos los ha perdido, y habla de ello con orgullo, pero... ¿este podría ser el primero que gana? Sin duda se lo merece.
Marta ha pasado de ser una joven insoportable, a la que todos sus compañeros han llegado a nominar (en otros programas), que mantenía relaciones de pareja tóxicas, que no dudaba en sacar a la luz informaciones dolorosas para provocar polémicas y que no podía imaginar estar sola porque no se caía bien a ella misma, a ser una de las concursantes más entrañables de este reality.
Y eso nos lo ha regalado en esta aventura que le ha cambiado la vida: empezó siendo esa “bruja” de la que ella misma se enorgullecía, hasta que Playa Parásito la cambió por completo. Porque la obligó a convivir consigo misma, a divertirse sola, a llorar, desesperarse y salvarse con su propio humor. Cinco semanas después es otra persona que intenta mediar en los conflictos y que bate récords históricos en las pruebas. Es el gran ejemplo de superación de esta edición, dejando como legado que la soledad a la que tanto tememos es la mejor medicina para muchos males.
Marta es el paradigma de la concursante que entra siendo una persona y sale convertida en alguien mejor. Teniendo en cuenta cómo lo cuenta y cuánto agradece la experiencia provoca que muchos queramos pasar por esa playa que “cura”. Y eso también se merece un premio.
Nacho Palau, el fichaje estrella que sorprendió para bien y para mal
Era el fichaje deseado desde hace tiempo y por fín Supervivientes 2022 lo logró: el ex de Miguel Bosé se subía en un avión para hablar por primera vez de su relación (casi) secreta. Y así ha sido. Nacho Palau ha hablado en varias ocasiones del cantante, de sus hijos en común. Ha llorado por el pasado, por no tener un presente como él soñaba, por culpabilidad, tristeza y dejando abierta una puerta a una reconciliación futura.
Sin duda, Palau ha dado lo que se esperaba de él: su versión de un jugoso culebrón para Telecinco. Pero también se ha dado a conocer. Hemos descubierto que tras “el ex” del famoso, hay una persona luchadora, ambiciosa y con mucho carácter. Su concurso ha pasado por una montaña rusa de emociones: ha sido el gran amigo de todos pero también el gran enemigo. Lo ha hecho dejando en el aire cuál de las dos personalidades es la real, la que lo define. Aunque cabe preguntarse si acaso todos tenemos las dos a la vez.
Nos ha contado cuentos de hadas: en los que comía con grandes personalidades, vivía una vida acomodada que muchos ni podemos imaginar y llena de sueños cumplidos. Pero también nos ha contado cuentos de terror que le han destrozado por dentro. Ha sido generoso a la hora de compartir tantos secretos que clamábamos por escuchar, que esa podría ser la razón por la que debería ganar. Porque, al fin y al cabo, esto es entretenimiento, y él ha intervenido en casi todos los capítulos de este gran espectáculo.