Crónica/crítica VERTELE

Telecinco tenia razón: Factor X no es un talent show, sino un reality puro y duro con la música como excusa

Redacción

Factor X llegó este viernes a TelecincoFactor X con el recuerdo lejano de su etapa en Cuatro, hace ya una década, y con el aval de ser un fenómeno televisivo y musical a nivel mundial que ha lanzado al estrellato a artistas como James Arthur, Leona Lewis y One Direction.

No es un talent show al uso”, repitieron desde la cadena en su presentación, y tenían toda la razón. El estreno del formato dejó patente que Factor X no es solo un programa de talentos, sino un reality con la música como excusa.

La primera entrega dejó actuaciones brillantes a nivel musical como la de Elena, una joven que se quedó a las puertas de entrar en OT 2017, La loca del ukelele, Cesc y la girlband Noah. Pero también impulsó situaciones más propias del género reality que de un programa de talentos.

Jesús Vázquez ya avisó en una charla con Vertele de la necesidad de que los espectadores fuesen cómplices del programa y se implicasen emocionalmente con las historias de los participantes. Para ello, el debut mostró uno de sus platos fuertes de la edición: el caso de una expareja, Jonny e Israel, que termina coincidiendo en el casting y convirtiendo su historia de infidelidades en motivo de debate entre jueces y presentador.

Factor X viene como anillo al dedo a Telecinco, a quien da ingredientes que no ofrece el otro talent show de la cadena, La Voz. En este caso, las historias de los concursantes pasan a un primer plano y complementan el factor musical que, en última instancia, será lo que marque la diferencia.

En la mesa del jurado destacan dos nombres por encima de todos: Risto Mejide y Laura Pausini. El primero, implicándose emocionalmente como no había hecho en sus otras andaduras similares -con reconciliación televisada con Jesús Vázquez incluida- y la segunda aportando la frescura y espontaneidad que se esperaba de ella.

Actuaciones para todos los gustos en el debut

El programa entretiene y divierte gracias también a la presencia de concursantes de perfil bajo y descarado, siempre necesaria en su justa medida. Sorprende, por contra, que algunos terminen siendo seleccionados en un programa cuyo objetivo es encontrar estrellas musicales.

Es el caso de Lapili y Jirafa Rey, los autores del “Ponte el cinturón” de 2018. Estos dos primos sorprendieron al jurado y la audiencia con su “Cómeme el donut”, pero la sorpresa real llegó cuando Risto Mejide les dio el pase a la siguiente ronda.

También está recorriendo Internet la actuación de Nieves, una joven voluntariosa que no conquistó a los jueces debido a su dudoso nivel.

Entre las actuaciones más aplaudidas está la de Cesc, un joven catalán que se presentó al casting con un tema propio dedicado a un amigo fallecido, la de la girlband Noah, que recibieron el pase antes de actuar por un “trolleo” del jurado, la de Malva, “los nuevos Pereza”, y la de La loca del ukelele y su historia de superación.