La última cena ha confiado su velada de esta semana a dos 'cocinillas' 100% Sálvame: Lydia Lozano y Laura Fa. Una elección que ninguna recibió de buen grado dada su consabida enemistad, pero que se antoja vital para los intereses inmediatos de Telecinco. Porque a menos de una semana para terminar agosto, la cadena de Mediaset apenas aventaja en dos décimas a Antena 3 (13.1% vs 12.9%) en la lucha por ganar el mes, lo que obliga al grupo de Fuencarral a rascar décimas de share de donde sea posible con tal de alargar a 36 su racha de victorias mensuales consecutivas sobre su eterno rival.
Así se explica, por ejemplo, la prematura vuelta del Deluxe, que emitan el debut de Messi en el PSG, pero también que Lydia Lozano y Laura Fa vayan a cocinar este jueves en La última cena. Su elección, por tanto, no es casualidad, sino más bien una enmienda por parte del programa culinario a su decisión más arriesgada: renunciar a los rostros de Sálvame como concursantes de la segunda temporada. Una apuesta de la que ya ha tenido que desdecirse hasta en dos ocasiones, coincidiendo precisamente con los momentos en los que más audiencia necesitaba.
Tras anotar mínimo de espectadores con Isa Pantoja y Asraf Beno en el estreno de su segunda edición (1.105.000), La última cena rápidamente recurrió a Sálvame para remontar el vuelo. El elegido fue Kiko Hernández, al que pusieron a cocinar junto a una de sus 'archienemigas', Carmen Borrego. Aunque el morbo estaba servido, aquello no dio resultado -el programa volvió a hacer mínimo, esta vez compitiendo contra la final de Mask Singer 2-, pero al menos sirvió para constatar que, en caso de necesidad, La última cena no tendría ningún problema en retractarse y volver a los orígenes. Exactamente como hace esta semana.
'La última cena', mejor en audiencias con caras de 'Sálvame'
Porque los datos son muy claro al respecto. La primera temporada de La última cena, plagada de rostros de Sálvame, promedió un 16.1% de cuota y 1.978.000 espectadores tras sus cinco primeras entregas. La segunda temporada, ya sin apenas tertulianos del programa, ha promediado en el mismo periodo un 13.6% y 941.000. Es decir, 2.5 puntos y 1.037.000 seguidores menos.
Audiencias de la primera temporada de 'La última cena':
- Primera entrega (22/5/2020): 15.6% y 2.040.000
- Segunda entrega (29/5/2020): 16.8% y 2.032.000
- Tercera entrega (5/6/2020): 16.1% y 1.942.000
- Cuarta entrega (12/6/2020): 16.6% y 2.046.000
- Quinta entrega (19/6/2020): 15.8% y 1.832.000
- Sexta entrega (26/6/2020): 18.3% y 1.929.000
- Séptima entrega (3/7/2020): 16.3% y 1.536.000
- Octava entrega (10/7/2020): 17.3% y 1.643.000
- Novena entrega (17/7/2020): 15% y 1.384.000
- Décima entrega (24/7/2020): 16.9% y 1.472.000
Media total: 16.4% y 1.785.000
Audiencias de la presente temporada de 'La última cena':
- Primera entrega (22/7/2021): 15.7% y 1.105.000
- Segunda entrega (29/7(2021): 13.7% y 1.070.000 (contra final Mask Singer 2)
- Tercera entrega (5/8/2021): 12.4% y 845.000
- Cuarta entrega (12/8/2021): 13.1% y 815.000
- Quinta entrega (19/8/2021): 13.4% y 870.000
Media total: 13.6% y 941.000
El surrealismo de la primera edición, ausente en la segunda
Aunque la diferencia entre los datos de la primera edición y los de la segunda habla por sí sola, conviene matizar que la temporada de debut se benefició de una mejor época de estreno. Al fin y al cabo, no es lo mismo arrancar a finales de mayo que a finales de julio, donde el consumo televisivo es mucho más bajo. De hecho, si nos fijamos en las cifras de la primera entrega, las cuatro emisiones menos vistas son las cuatro últimas, precisamente las únicas que se emitieron en julio. Es decir, que la época de emisión pesó más que la resolución del propio programa.
Por tanto, la segunda edición La última cena partía con una desventaja inicial que se agigantó tras la ya comentada decisión de renunciar a los rostros de Sálvame como concursantes. Porque ahora que el programa de tarde está tan puesto en entredicho, justo es decir que fueron sus protagonistas los que hicieron de la primera temporada del formato culinario un éxito del pasado verano. Básicamente, porque todos ellos entendieron que aquello no era un concurso de cocina, sino una versión aún más gamberra de Sálvame envuelta en forma de concurso de cocina. Y, en consecuencia, dieron lo mejor de sí mismos como personajes televisivos que son.
Momentos como “María Patiño comiendo una croqueta”, “la pillada a Belén Esteban criticando una cena”, “los bailes de Lydia Lozano” o “la reconciliación entre fogones de Jorge Javier Vázquez y Belén Esteban”, entre muchos otros, dieron como resultado un programa impredecible y lleno de subtramas que funcionaba como una oda al surrealismo televisivo. Un programa desvergonzado, en definitiva, que fue posible gracias a un grupo de personas más que curtidas en la 'jungla' diaria de Sálvame. De ahí que disfrazarse, bailar, enfrentarse a absurdos retos, lanzarse pullas en público y comportarse sin miedo alguno a quedar en ridículo no fuese un problema para ninguna de ellas, sino más bien un día más en la oficina. En concreto, una liderada por Jorge Javier Vázquez, experto en remar a favor de obra y sacar el lado más desenfadado de sus compañeros.
Dicho de otra forma, la primera edición de La última cena fue muy propensa al meme y al vídeo viral. Podías no ver el programa y, sin embargo, saber que María Patiño había pasado un programa entero disfrazada de vaca. Ahora, en cambio, tenemos un formato más “serio” y, por ende, más aburrido. Uno sin apenas momentos que recordar más allá de su emisión a pesar de los intentos del propio formato por mantener parte del desenfreno de su primera tanda.
Sin embargo, ya no es lo mismo. La elección de Paz Padilla en detrimento de Jorge Javier ya hacía presagiar que la segunda edición iría por otros derroteros. Pero la confirmación definitiva llegó con la elección de los nuevos concursantes, que podrán despertar interés por otras cuestiones, pero no por representar esa diversión y locura que La última cena puso encima de la mesa el verano pasado.
Nombres como Isa Pantoja, Asraf Beno, Lucía Dominguín, Alba Carrillo, Melyssa Pinto y Tom Brusse, así como comensales como Makoke, Antonio Montero, Silvia Pantoja y un Alejandro Albalá al que Paz Padilla le preguntó la semana pasada si se estaba quedando dormido, no parecen el mayor de los alicientes para sentarse ante el televisor una noche de agosto. No al menos si se espera vivir la misma experiencia que el año pasado, donde cualquier cosa podía pasar en La última cena. Como Lydia Lozano dando un susto por atragantamiento en pleno directo mientras Chelo García-Cortés “trepaba” las paredes del plató disfrazada de Spider-Man.