Telemadrid ha sido noticia por dar un nuevo ejemplo de la libertad y del interés periodístico que debería caracterizar siempre a todas las cadenas públicas. La entrevista de Silvia Intxaurrondo, presentadora de los Telenoticias Fin de Semana, a la presidenta regional Isabel Díaz Ayuso ha demostrado la adquirida independencia del canal, por la que ya se ha indignado en muchas ocasiones el PP.
La líder del Partido Popular de Madrid atendió este domingo por la noche al informativo de Telemadrid para hablar sobre las nuevas medidas que podría implementar su Gobierno bajo el estado de alarma. Y en esa entrevista, destacó un momento en el que Intxaurrondo le planteó una pregunta directa: “¿A cuántos sanitarios ha contratado para el hospital de Valdebebas?”.
La cuestión dio paso a dos minutos de evasivas de Ayuso y de repreguntas de Intxaurrondo, para clarificar que no se iban a contratar a más sanitarios, sino a reubicarlos desde otros centros. Y ante la insistencia periodística, Ayuso optó por inhibirse: “Son preguntas que no se le hacen un presidente autonómico normalmente”, como recoge eldiario.es.
La escena, aunque puntual, es significativa. Viene a ejemplificar a la perfección cómo Telemadrid ha logrado ser independiente como medio público, quitándose al fin de encima la losa de haber sido el instrumento de propaganda política de Esperanza Aguirre durante años, y también cómo el PP madrileño sigue sin aceptar que la que consideran “su” cadena no informe al dictado del Gobierno regional.
El PP y su sentimiento de “tenencia” de Telemadrid
Los ejemplos de esta consideración por parte del Partido Popular son muchos. El más reciente lo protagonizó Esperanza Aguirre, precisamente la expresidenta de la comunidad que puso a su servicio a la cadena. Entrevistada a comienzos de este mes de octubre en 'La hora de La 1' de TVE, la exlideresa regional defendió a Ayuso atacando a Telemadrid: “Pobre, porque la atacan todos los medios de comunicación. ¡Todos! No tiene ni Telemadrid, que es podemita a muerte. Por mucha culpa de ella también”. La cadena respondió a la acusación de Aguirre: “Nosotros nos podremos equivocar, pero nunca con carnets en la boca”. “En Telemadrid estamos convencidos de seguir defendiendo la pluralidad, el rigor y con el servicio como bandera, más en estos momentos de tanto ruido e incertidumbre en todos los niveles”, insistieron.
This browser does not support the video element.
No hay que remontarse mucho más atrás para encontrar otra declaración semejante que demuestra la concepción del PP de que Telemadrid debe informar al dictado del gobierno regional, y no de una forma crítica e independiente. A principios de febrero fue la propia Isabel Díaz Ayuso la que se quejó abiertamente por ser, a su parecer, “la única presidenta autonómica y del Gobierno de España que tiene una televisión que le es crítica”. Unas declaraciones que revelan ese sentimiento de “tenencia” o “posesión” de la cadena pública.
Echando un poco más la vista atrás, en octubre de 2019, Esperanza Aguirre aceptó participar en el programa de Telemadrid 'Buenos días, Madrid' presentado entonces por Verónica Sanz, en lo que supuso su regreso a un plató de la cadena después de tres años. Y fue para montar un show antes de levantarse y marcharse del plató en el que acusó de tener una escaleta “antiPP” al programa, llamar “podemita” a la presentadora, asegurar que “este programa va contra el PP”, y definir la entrevista como un “combate dialéctico antiPP”.
Hay muchos otros ejemplos, como cuando en julio de 2018 Aguirre intervino mediante una conexión en directo en el programa '120 Minutos' de María Rey y por el contenido de un vídeo de contextualización a la charla acusó a Telemadrid de “condenar” y “encarcelar” a Pablo Casado antes de intentar cortar la entrevista, sin éxito.
La “TeleEspe” de Aguirre hundió a la cadena pública
Son sólo algunos ejemplos de los últimos años, en los que el PP madrileño ha mantenido una campaña de descrédito contra la propia cadena pública de la comunidad, que fue incluso denunciada por los sindicatos y a la que se sumó Vox, con Rocío Monasterio pidiendo “subastar” el canal.
El cambio en la cadena pública madrileña comenzó a raíz de las elecciones madrileñas del 2015, cuando para mantener el Gobierno de la comunidad el PP liderado entonces por Cristina Cifuentes tuvo que recurrir a la ayuda de Ciudadanos. El partido de Ignacio Aguado puso como requisito para su apoyo que Telemadrid fuese renovada y se garantizase su independencia. De ese proceso resultó (ya en enero de 2017) aprobado José Pablo López como director general del ente público, con los votos a favor del propio PP, así como de Ciudadanos y PSOE, mientras que Podemos se abstuvo.
La cadena pública inició un proceso de re-independización en el que optó por el modelo que ya la hizo triunfar desde su nacimiento: la información de cercanía y proximidad, sin olvidar la nacional e internacional. Un estilo que como analizamos detalladamente hace meses, había convertido a Telemadrid en un referente en la comunidad desde su estreno y durante toda la etapa del gobierno socialista de Leguina, y también durante el mandato del “popular” Gallardón (que pese a iniciar las amenazas de privatizarla, mantuvo con éxito la misma apuesta).
La llegada al poder de Esperanza Aguirre en el año 2003 dinamitó esa filosofía, y también la libertad de Telemadrid. Con decir que acabó siendo llamada “TeleEspe” basta para rememorar cómo la cadena se convirtió en un instrumento de propaganda política, y no sólo a nivel regional, sino sobre todo nacional porque se olvidó su vocación de cercanía y se apostó por intentar hacer de Telemadrid un referente de la información política a nivel nacional, siempre al dictado del PP. El canal comenzó a acoger a rostros afines tanto entre sus responsables como en sus presentadores, reunió decenas de denuncias de manipulación y desinformación, y la politización pro-PP hizo que sus resultados de hundiesen desde un 17% hasta apenas un 5% de audiencia. Como una imagen vale más que mil palabras, aquí el gráfico de su evolución de audiencias:
El Gobierno de su sucesor, Ignacio González, estuvo marcado por el ERE de Telemadrid que más tarde tumbó la Justicia, pero que igualmente no supuso la restitución de sus profesionales pese al mandato judicial. El PP respondió incrementando su amenaza de privatizar el ente público, y de hecho la cumplió parcialmente al convertir un acuerdo con Telefónica para que produjese su “parrilla provisional” en una externalización que hacía que los siguientes cuatro años la compañía privada se encargase de la gestión de la cadena pública a cambio de 30 millones de euros.
Ayuso recupera la senda beligerante contra Telemadrid
Las amenazas de privatización jamás han desaparecido. Han sido una constante desde la etapa de Gallardón, luego Aguirre, y después Ignacio González. Con Cifuentes, y por ese pacto con Ciudadanos para lograr el Gobierno, la tensión se apaciguó y la renovación llegó a Telemadrid. Sin embargo, desde el primer momento de su mandato, Ayuso ha querido volver atrás y declarar la guerra a la cadena pública por informar sin favorecer a su Gobierno.
Poco después de tomar el mando en agosto de 2019, Ayuso afirmó que Telemadrid “ya no es un servicio público esencial” y advirtió de que iba a vigilar para que cumpliese sus cuentas a rajatabla, puesto que es uno de los supuestos legales en los que podría intervenir políticamente para cambiar a sus responsables. Las amenazas no han parado desde entonces, con Ayuso señalando a los presupuestos de la cadena varias veces.
Ya en plena pandemia, Ayuso cumplió con sus amenazas y en el mes de abril ordenó que se iniciase una auditoría de Telemadrid. Fue poco antes de que el ente público presentase sus cuentas y demostrase que había vuelto a lograr equilibrio presupuestario en 2019, como en los dos anteriores ejercicios, tras años acumulando déficit.
Las maniobras del Gobierno de Ayuso han llegado a tal punto que a finales de junio afirmaron haber detectado un déficit de casi 4,6 millones de euros en las cuentas de Radio Televisión Madrid de 2019. Lo cierto es que el PP madrileño nunca llegó a presentar una denuncia al respecto, o a abrir una investigación o emitir un informe por ello. La realidad es que las cuentas de Radio Televisión Madrid fueron aprobadas sin salvedades por el Consejo de Gobierno de la CAM, que aceptó sin presentar alegaciones la versión de las cuentas proporcionada tanto por el ente público como por los auditores.
Telemadrid, de nuevo basándose en un modelo de proximidad y cercanía de la información, está mejorando sus audiencias año a año, y recuperando la confianza de los espectadores hasta el punto de que en junio el 70% de los madrileños manifestaron que querían que Telemadrid siga existiendo.