Análisis / Opinión

Termina la docuserie 'Rocío': las dos caras de un formato que marca un antes y un después con la violencia machista en TV

Imagen de Rocío Carrasco en 'Rocío, contar la verdad para seguir viva'

Laura Pérez

Telecinco emite este miércoles el episodio 12 y final de Rocío, contar la verdad para seguir viva, la docuserie con la que Rocío Carrasco ha roto su silencio en televisión haciendo público, por primera vez, el infierno que ha sido su vida durante los últimos 20 años. Un documental producido por La Fábrica de La Tele y emitido en pleno prime time que ha sido mucho más que el formato televisivo del momento.

Ninguna política pública ha conseguido lo que ha logrado el testimonio de Rocío Carrasco”, afirma en una entrevista con elDiario Carla Vall i Duran, abogada y criminóloga especialista en violencia machista. Una sentencia que resume el principal impacto positivo que ha tenido el testimonio de la hija de Rocío Jurado y Pedro Carrasco en la lucha contra la violencia contra la mujer y que nos da pie a hacer balance de lo que han aportado, a nivel particular y general, estas 13 semanas de confesiones (12 entregas más una entrevista en plató, por ahora).

A título personal, Rocío ha conseguido que se escuche su verdad tras años silenciada y que se cuestione, por primera vez, el relato que se había estado dando en los medios desde hace dos décadas, con Antonio David Flores como portavoz. Una oportunidad que podría abrir otra aún más grande: la de reactivar el proceso judicial y declarar ante un juez sobre lo que vivió durante su matrimonio.

El impacto social del relato de Rocío Carrasco

En ámbito social, no obstante, su efecto se multiplica. Que un testimonio de maltrato tenga voz durante más de tres meses en el horario estelar de la cadena más vista de la televisión española ha servido para generar una conversación pública sobre las violencias machistas, todavía atravesadas por los estereotipos y el silencio social. Como analiza la periodista de elDiario Marta Borraz, lo relatado por Rocío ha hecho un retrato de cómo funciona y se articula la violencia machista, ayudando a que muchas mujeres se vean reflejadas y detecten conductas que hasta ahora tenían normalizadas, y poniendo sobre la mesa conceptos desconocidos sobre este tipo de violencia.

No en vano, tras la emisión de los primeros capítulos en Telecinco se dispararon en un 42% las llamadas al 016, el teléfono para víctimas de violencia machista. El Ministerio de Igualdad atribuyó este incremento a la “fuerte repercusión” de la publicidad en los medios de comunicación de los servicios del 016, que se mostraron en pantalla durante los Debates que acompañan a cada episodio de la docuserie.

Estas tertulias también han sido altavoz de profesionales en la materia como Ana Bernal-Triviño, experta en comunicación de violencia de género, que ha estado presente en los programas aportando contextos y ayudando a comprender a las mujeres maltratadas. Una voz autorizada que ha contribuido a explicar la dimensión del relato de Rocío Carrasco, que es a su vez el de muchas otras mujeres.

El impacto de este documental a nivel social se comprende si tenemos en cuenta que el relato ha podido llegar a un número de espectadores (2,7 millones de media) y unas capas sociales a las que no llega cualquier otra campaña contra la violencia machista. Motivo por el que los sectores políticos también se han volcado con Rocío y su historia: desde Irene Montero, ministra de Igualdad, que no dudó en llamar a Sálvame para señalar la importancia de esta emisión, hasta otros como que lo han manifestado en sus perfiles sociales. El presidente del Gobierno Pedro Sánchez, según ha contado recientemente María Teresa Campos, también se ha puesto en contacto con la protagonista.

El juicio paralelo y el show televisivo, la cara 'B'

Pero como todo, el tratamiento televisivo del relato de Rocío también ha tenido su cara 'B'. Si bien la docuserie se ha presentado como un formato cuidado y respetuoso con la historia de la protagonista, en su emisión no siempre ha sido así. Especialmente reseñable es la entrevista en plató que se produjo entre los episodios 7 y 8 de la serie, que pese a su importancia se terminó convirtiendo en un show descortés con el relato.

Igual de cuestionable es el uso que se ha dado a los testimonios de Rocío Carrasco en otros programas de Telecinco. En la cadena de Mediaset el tema ha tenido presencia casi cada día durante 13 semanas, exprimiendo y debatiendo sobre la historia hasta llegar a desvirtuar, en ocasiones, lo contado por quien lo vivió. Así lo llegó a lamentar el propio Jorge Javier Vázquez, conductor de la primera entrega, en la misma cadena.

Pese a la opinión del presentador, el tema ha sido una constante en los espacios de actualidad y también en Supervivientes con la participación de Olga Moreno y la presencia de Rocío Flores en plató, que como ya analizamos ha sido la manera de dar voz a Antonio David Flores después de haberle despedido por lo relatado por su exmujer.

En ese constante debate han entrado Sálvame, Ya es mediodía y El programa de Ana Rosa, tres programas de dos productoras diferentes (La Fábrica de la Tele y Unicorn Content) que han escenificado una guerra abierta que ha terminado en divorcio. Durante semanas, desde los matinales se ha cuestionado en todo momento la versión ofrecida por Carrasco de la mano de colaboradores como Alessandro Lecquio y Antonio Rossi y con la propia Ana Rosa Quintana a la cabeza.

El 'saloncito' del magacín ha sido 'casa' televisiva de Rocío Flores, que si bien comenzó colaborando solo para hablar de la aventura de la mujer de su padre en Honduras, terminó lanzando mensajes a su madre desde allí. Un fichaje que refleja esas dos corrientes de la cadena en torno al testimonio de Rociíto, y que ha contribuido a escenificar esa batalla de productoras con un telón de fondo que en ningún caso debía haberse convertido en espectáculo.

Las audiencias de la docuserie

A falta de la emisión del capítulo 12 y, previsiblemente, de alguna entrevista más a Rocío Carrasco en directo, Rocío, contar la verdad para seguir viva acumula una audiencia media del 27.7% de share y 2.671.000 espectadores. Unos datos que convierten a la docuserie en uno de los formatos más vistos de la actual temporada televisiva y, sin duda, en un producto más que rentable para Mediaset.

El seguimiento de este documental ha ido de más a menos, viviendo una curva importante en el ecuador de la emisión debido al salto de la protagonista al plató. El estreno de los episodios 0 y 1 el pasado 21 de marzo firmó un 33.2% de cuota, reuniendo a 3.787.000 espectadores, y de ahí en adelante empezó a fluctuar entre los 3 y los 2 millones de fieles, manteniéndose siempre por encima del 25% de share.

  • Episodios 0 y 1 (21/03/2021): 33.2% y 3.787.000
  • Episodios 2 y 3 (28/03/2021): 27.4% y 3.150.000
  • Episodios 4 y 5 (4/04/2021): 25.3% y 2.883.000
  • Episodio 6 (7/04/2021): 25.2% y 2.248.000
  • Episodio 7 (14/04/2021): 25.3% y 2.170.000
  • Entrevista en plató (21/04/2021): 32.5% y 3.041.000
  • Episodio 8 (28/04/2021): 29.8% y 2.610.000
  • Episodio 9 (5/05/2021): 25.4% y 2.092.000
  • Episodio 10 (12/05/2021): 25.3% y 2.061.000
  • Episodio 11 (19/05/2021): 25.2% y 1.982.000

Así las cosas, la emisión de la docuserie de Rocío Carrasco ha asomado un relato no ficticio de violencia a las grandes audiencias de la televisión lineal, promoviendo la conversación social y ayudando a que todos, incluida su cadena de emisión, hagamos autocrítica e intentemos crecer como sociedad con tolerancia cero a cualquier tipo de maltrato.

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