La cadena estadounidense Fox emitió este miércoles una nueva entrega de The Masked Singer. Después de las semifinales de la semana pasada, el espectáculo vino protagonizado en esta ocasión por dos estrellas de la televisión norteamericana a las que se quitó la máscara.
Así se hizo con Willie Robertson, que se escondía bajo un espectacular disfraz de pato Mallard. Robertson, que cantó Fly de Sugar Ray, es conocido entre el público por ser uno de los protagonistas del reality show Duck Dynasty (emitida en España por Mega). El disfraz no podía ser más adecuado para alguien cuya notoriedad se debe exclusivamente a un programa en el que él y su familia montan un auténtico negocio en torno a la caza del pato.
Aunque años atrás Robertson y los suyos lanzaron un álbum musical navideño, en The Masked Singer se le ha exigido un mayor esfuerzo para perfeccionar sus habilidades con el canto que, al parecer, no son muchas: “Como aquí no saben quién eres, pensé que no iba a estar nervioso porque, si eres terrible, sólo serán cinco minutos más una vez que te quites la máscara. Nos lo hemos pasado de maravilla”, admitió Robertson, que se quedó pasmado al saber con quiénes se le había confundido: Garth Brooks, Toby Keith, Brad Paisley, Dierks Bentley, Jon Bon Jovi y John Rich.
También fue la gala de Bobby Berk, oculto bajo la máscara de la oruga Caterpillar. Berk es un conocido presentador de televisión que en la actualidad protagoniza el reality de Netflix Queer Eye, en el que figura como experto en diseño de interiores. Su disfraz fue, según dijo, “el más pesado de la historia de Masked Singer”. Nada más y nada menos que 45 kilos que se movieron al ritmo de Friends in Low Places, de Garth Brooks.
“¿Alguna vez te han enterrado vivo? No lo hice hasta este disfraz, pero siento que es así como se sentiría”, exclamó. Los problemas de ventilación aparecieron en la primera entrega del show: “Y casi me desmayé porque hacía unos 120 grados dentro. Pero en el segundo episodio, me bañé con hielo. Y luego hicimos algunos agujeros en la parte superior para dejar salir todo el calor. Cada vez que las cámaras no estaban grabando, tenían ventiladores en mi cara para soplar aire”, relató Berk, que antes de ser fichado por el programa pensó que todo era un montaje: “Pensé que no habría forma de que la gente realmente cante con esos disfraces. No pueden moverse, tiene que hacer mucho calor allí. Pero no, en realidad ese no es el caso. Realmente tuve que cantar dentro de ese disfraz”.