Un mes y medio después de la moción de censura de Pedro Sánchez, el Congreso aprobó, en segunda votación, el nombramiento de Rosa María Mateo como administradora única de Radiotelevisión Española. El nuevo presidente había mostrado su compromiso de hacer cambios en la televisión pública, después de una época de crisis interna y numerosas denuncias de partidismo por parte de trabajadores y el Consejo de Informativos. El compromiso era darle independencia y quitarle politización.
Las primeras gestiones de Sánchez agravaron la crisis que se arrastraba: se hicieron públicas negociaciones entre PSOE y Podemos para elegir nombres externos a la corporación, y los trabajadores mostraron su repulsa en comunicados sobre la imposición desde fuera por pactos políticos.
Tras varios intentos frustrados, Rosa María Mateo logró los dos tercios necesarios en el Congreso, aunque pinchó en la primera votación, y se convirtió en la administradora única provisional que debía liderar el cambio hasta una situación firme. Un año y medio después, esa estabilidad no ha llegado y ni siquiera ha sido nombrado un Consejo de Administración, de modo que Mateo gobierna la tele en solitario.
Las repeticiones electorales y un Congreso congelado han lastrado el proceso para elegir al nuevo presidente, un asunto agravado porque además ha resultado un camino más farragoso del esperado. Se aprobó por ley que el nuevo líder tendría que ser elegido por un concurso público y de méritos.
A día de hoy hay una veintena de candidatos sobre los que no se ha decidido ni votado, de un total de 95 que se presentaron. Aunque haya un gobierno rápido y el Congreso eche a andar, hay otro impedimento no menor: algunos candidatos han anunciado que van a impugnar el concurso. “El concurso se hizo de forma precipitada, fue una salida rápida”, dicen fuentes de la televisión.
Pero la interinidad de Mateo irradia en toda la organización. Cualquier decisión o nombramiento en cualquier área se hace de manera temporal, y por tanto con la sensación de poca legitimidad, ya que cuando llegara el presidente formalmente elegido podría cambiar la estuctura. Esa internidad, agravada, ha alcanzado a los servicios informativos de la tele esta semana. La corresponsal Almudena Ariza fue propuesta por Enric Hernández, exdirector de El Periódico y nombrado en septiembre director de Informativos y Actualidad de RTVE, para dirigir la información televisiva.
Tras aceptar y dar un speech sobre el modelo que quería desarrollar (digitalización y coordinación entre plataformas), ha renunciado por la alta abstención de la redacción, aunque le apoyó un 61%. “Hay un hartazgo por la inestabilidad y eso ha tenido que ver en que la gente no haya ido a votar, no hay proyecto claro, pero todo lo que nos rodea está inestable”, dicen fuentes de la televisión. Algunos periodistas, como Carlos del Amor, han hecho crítica pública sobre la falta de implicación. Por otra parte, el censo para la votación no estaba bien cribado y en vez de 1.800 votantes se llamó a votar a 3.200, de modo que eso podría explicar en parte la baja participación.
La televisión ha optado por una decisión rápida. El propio Hernández, jefe de actualidad de las tres plataformas (tele, radio, internet), asume temporalmente el puesto de director de Informativos de TVE. “Cuando llegó le recibieron con una votación en contra”, recuerdan dentro de RTVE, concretamente con un rechazo del 65%, en parte porque llegó nombrado por Rosa María Mateo en el momento en el que la administradora había perdido parte de la confianza de los trabajadores y su capital de consenso tras la organización de los debates electorales del 28A.
Mateo propuso para su celebración la fecha que convenía a Moncloa. Eso elevó la tensión dentro y los trabajadores salieron a defender su independencia y a afear la idea de Mateo, que se interpretó como un modo de contentar al presidente de Gobierno en funciones. “Aquello fue grave y mostró la resistencia de una redacción empoderada”.
Una de las personas críticas con Mateo por aquello fue precisamente Begoña Alegría, directora de Informativos hasta ahora, “de modo que el nombramiento de Enric se relacionó mucho con aquel conflicto entre Begoña y Rosa, como un modo de quitar poder formal a la primera”. Ahora Hernández tomará directamente las riendas de la redacción de la televisión.
Por su parte, el Consejo de Informativos de TVE ha enviado un comunicado interno a los trabajadores, donde recuerda a Enric Hernández que la plantilla votó en su contra. En este sentido, el órgano que representa a los periodistas espera que esta situación anómala y transitoria sea lo más breve posible“.
Por que la crisis pasó, pero la redacción sigue algo desmotivada a tenor de la abstención en la votación de Ariza, que seguirá como corresponsal en París, una desmotivación que varias fuentes achacan a la sensación de que todo está en el aire mientras que hay que rejuvenecer la plantilla, renovar edificios, modernizarse, contratar... Y de momento no se puede hacer casi nada.
“Se ha creado una tormenta perfecta: había una provisionalidad de un equipo que sobrepasa el año. Esto genera incertidumbre o un pretexto de incertidumbre para algunos, porque falta estabilidad”, dice Alicia Gómez Montano, editora de Igualdad de los informativos de TVE y una de los veinte candidatos a presidir la corporación. Pero “lo fundamental es que los partidos devuelvan a RTVE aquello que le fue usurpado desde que nació: el derecho a tener critero propio profesional, porque ha habido tutelas política”.
La opinión de Yolanda Álvarez, presidenta del Consejo de Informativos de TVE, es similar: “El concurso público tiene que salir adelante, estamos en una situación anómala en la que Rosa María Mateo venía para tres meses y lleva un año y medio. Necesitamos un consejo de administración y un presidente, que luego hará nombramientos en la dirección. La provisonalidad que afecta a la política y los organismos públicos también afecta a esta corporación. Necesitamos un proyecto, unos presupuestos... Todo está cambiando y no podemos quedarnos rezagados”, explica.
Los planes para RTVE del próximo gobierno todavía no han sido desvelados ni se ha avanzado sobre ellos. Como tarea pendiente tiene el que avance el concurso de méritos, se nombre a un consejo de administración y, de ahí, un presidente o presidenta, a menos que se abra el melón de cambiar el sistema de elección. Mientras tanto, el presupuesto de RTVE sigue recortado a 900 millones (son 6.000 trabajadores), lo que está impidiendo “contratar programas fuera y dentro hay carencia de personal, en la BBC son 30.000 personas, por ejemplo”, dicen dentro de la televisión.
Gómez Montano avisa de que “empezar de cero el proceso sería un fracaso”, ya que es la primera vez que se intenta que se renueve el consejo por concurso público, aunque admite que se ha alargado demasiado: “Hace ahora un año que se empezó a llenar mi teléfono de whatsapp porque me habían seleccionado, y desde entonces no ha pasado nada, no ha habido voluntad política de avanzar”.
La audiencia en 2018 superó el 10% y este año ha caído un punto, algo que agrava el estado de ánimo ya que la desaparición de la llamada “redacción paralela” no ha tenido reflejo directo en los datos de audiencia, aunque el objetivo principal de RTVE no sean los audímetros sino el servicio público. Pero no todo han sido malas noticias en este tiempo.
Por ejemplo, los españoles han mejorado su percepción respecto a la objetividad de los informativos de los canales de RTVE (La 1, La 2 y Canal 24 Horas): un 25,4 por ciento se mostró muy o bastante de acuerdo, frente al 23,3% que lo creía en 2018, según los resultados del Panel de Hogares de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). La televisión vuelve a tener representante en la Unión Europea de Radiodifusión (Asun Gómez es la vicepresidenta del Comité de Informativos) y también se han dado premios Iris y Ondas al presentador del telediario de la noche Carlos Franganillo.
Con la formación de gobierno se tendrá que desbloquear la situación y dotar a la televisión pública de un órgano de gobierno que saldrá del concurso de méritos, por primera vez en la historia de RTVE, y, a partir de ahí se podría construir y cambiar la corporación: “Con el cambio en la dirección de RTVE hubo una ilusión tremenda. No se ha perdido del todo, pero hay angustia porque el futuro no se ve claro, sin embargo, la ilusión por periodismo y el trabajo en libertad está ahí”, resume, optimista un trabajador.