Atribuirle el mérito de lo brillante que ha resultado ser Undone únicamente a Raphael Bob-Waksberg sería, a todas luces, poco acertado. No solo porque cualquier trabajo animado requiere de ingente personal implicado, sino porque quien ha capitaneado este proyecto junto al creador de BoJack Horseman es también la responsable de algunos de sus mejores y más rompedores episodios.
No hablamos de Lisa Hanawalt, cuya serie Tuca y Bertie fue cancelada por Netflix tras solamente una temporada y después de que los trabajadores implicados se sindicasen. Hablamos de Kate Purdy, también productora y guionista de BoJack Horseman.
Purdy fue la responsable de Final infeliz, el episodio más celebrado de la primera temporada en el que, tras una noche de alucinaciones y consumo de drogas y alcohol, el protagonista de BoJack Horseman terminaba enfrentándose a una realidad que no podía aceptar. Pero también de los guiones de Lo mejor que te ha pasado nunca, La escena del desnudo y los durísimos La vieja casa de los Sugarman y La flecha del tiempo. Dos capítulos clave para comprender la serie en su totalidad, en los que se reflexiona sobre la memoria, los fantasmas del pasado, la responsabilidad en los actos individuales y la posibilidad de redención.
Justamente en estos episodios está la clave de lo que podemos encontrar en Undone. Una serie sobre viajes en el tiempo, saltos espaciales y traumas que se piensan cicatrices y resultan ser heridas abiertas y sangrantes. Una maravilla que conjuga a varios tiempos un estupendo desarrollo dramático con una imponente e imaginativa puesta en escena.
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Un imposible equilibrio de géneros y tonos
Alma -maravillosamente interpretada por Rosa Salazar, a quien hace poco vimos protagonizar la reivindicable Alita: ángel de combate-, es una joven de 28 años hastiada. Su sordera parcial no le ha impedido conseguir una vida aparentemente normal: tiene una buena casa, una buena pareja y un buen trabajo. Pero su hermana menor, Becca -a quien da vida Angelique Cabral-, se va a casar muy pronto. Y la situación le hace pensar si lo que quiere es, realmente, eso mismo: una vida normal.
Un día, Alma resetea por completo su situación: rompe con su novio, discute con su hermana y coge el coche con los ojos llenos de lágrimas. De repente, al borde de la carretera, atisba la figura espectral de su padre, fallecido años atrás. Pero la visión hace que pierda el control del coche y sufre un grave accidente. Cuando se despierta en el hospital descubre que ya no percibe el espacio-tiempo como algo lineal y que puede viajar a través de él aunque no controla dónde y cuándo se mueve. Es un completo caos. Y en esta delicada situación su padre -Bob Odenkirk en un registro distinto al que nos tiene acostumbrados en Better Call Saul-, volverá de la tumba para pedirle que averigüe quién fue el responsable de su muerte.
Como ocurría con Bojack Horseman y Tuca y Bertie: en Undone conviven varias series. Distintos tonos y discursos que lejos de solaparse dialogan entre ellos. Solo que aquí el orden de los factores sí que altera el producto: no estamos ante una comedia dramática sino un drama con todas las de la ley. Adulto, templado y mayormente asentado en un tono lúgubre, pero tocado en ocasiones de divertidísimas y mordaces reflexiones vitales.
No se trata solamente de deshinchar el drama con apuntes cómicos. Esta serie no se limita a triturar los límites en una batidora para que el espectador no sepa si reírse o llorar. En un momento observas con horror imágenes de un intento de suicidio, y un segundo después asistes a una divertida conversación sobre si Leia era o no una Jedi.
Undone es también una magistral mezcla de géneros y referentes. Es una serie de ciencia ficción, una fantasía descontrolada, un drama intimista. Como si las hermanas Wachowski se hubiesen aliado con Richard Linklater para crear algo que le gustase al mismo tiempo a Woody Allen y a Christopher Nolan. Una obra que escapa con total desparpajo a definiciones fáciles.
Es algo así como si los personaje de una sitcom estuviesen condenados a interpretar eternamente la misma escena y a base de repetirla terminasen todos llorando, convirtiendo el conjunto en un profundo drama existencialista.
Una serie rompedora en varios sentidos
Lo más sorprendente, sin embargo, no es que sus aspiraciones dramáticas sean harto estimables, sino que ni Purdy ni Bob-Waksberg descuidan lo formal: también ofrecen una serie de animación que es un auténtico regalo para los ojos.
Undone es la primera serie realizada íntegramente mediante rotoscopia, una técnica de animación compleja que nunca ha lucido en una plataforma tan mediática y una producción tan holgada como la que ofrece aquí Amazon. Todo lo que vemos en ella ha sido rodado o trabajado con actores reales y la imagen grabada se ha retocado después mediante técnicas de animación digital.
De ahí que la anterior mención al cine de Richard Linklater no sea baladí. El director de la trílogía Antes de... y de Boyhood también tiene en su haber dos obras que resultan imprescindibles para entender el alcance de esta técnica en la actualidad: Waking Life y A Scanner Darkly. Ambas, películas extrañas en las que se juega en fondo y forma sobre los sueños y la realidad, lo imaginado y lo vivido.
Algo que está en perfecta sintonía con lo que propone Undone. Una serie que no pierde un minuto sin explotar a fondo lo que permite la técnica: saltar de una ensoñación a otra, hacer estallar un coche en el espacio, convertir escenarios en personajes y cuerpos en líquidos cambiantes.
Todo es susceptible de estimular la retina del espectador, pero también está al servicio de un drama que explora la depresión, la soledad y la incomprensión. Una auténtica joya que ofrece tanto como exige.