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Iván Marcos busca cambiar la música en '45 revoluciones': “Las luchas sociales son constantes, cada tiempo tiene una”

Laura García Higueras

Iván Marcos ha cambiado el mundo del narcotráfico de 'Fariña' por el de la producción musical de '45 revoluciones'. La que se ha convertido en la primera serie de Antena 3 con capítulos de 50 minutos de duración, viaja a la España de los 60 donde sitúa a tres personajes que buscan instaurar el rock en nuestro país. Guillermo Rojas, el personaje al que da vida el actor, es el líder del grupo. Un productor musical venido a menos que se planta en la oficina de la discográfica más importante del país para proponerles que creen un subsello llamado Futura Records, con el que dar salida a artistas más modernos que los que imperaban en la época como Marisol.

El destino le lleva a encontrarse con el que será su primer representado, el cantante Robert (Carlos Cuevas), y su nueva ayudante Maribel (Guiomar Puerta). La pareja, más jóvenes que él, se unen a su lucha por “cambiar las cosas y el tipo de música que se producía, cantaba y escuchaba entonces”, explica Marcos, “entre los tres van a enfrentarse al status quo que hay establecido”.

Una lucha con muchos opositores

“Guillermo se tiene que enfrentar a un montón de personas que no quieren que esos cambios se produzcan”, comenta el actor, que define su personaje como “muy intenso y transgresor”. La intensidad de la que habla parece haber dominado los rodajes de 45 revoluciones, cuyo proceso describe como “similar a la propia historia que estábamos intentando contar”. “Queríamos empapar con energía y dinamismo los personajes y sus vivencias. Por lo que se juntaba lo militar y disciplinado de una grabación habitual, con la energía y locura que queríamos imprimir”.

Además, han sido la primera ficción de 50 minutos de Atresmedia. Una circunstancia que han abrazado con satisfacción. “Esta nueva forma de contar implica sumarse a un carro que ya está muy establecido fuera del país, y que los espectadores demandamos”, aclara. Al tiempo que celebra que “nos podamos ir a la cama después de ver una serie sin que suponga que vayamos a tener problemas al día siguiente”.

El ímpetu por cambiar las cosas, un sentimiento generalizado

Marcos considera que la ficción es “cautivadora y derrocha entusiasmo”, y piensa que genera empatía en la medida en que “todo el mundo en algún momento ha querido cambiar algo, de trabajo, de vida, de residencia. Nos sucede a todos”.

Ahora bien, esta voluntad por cambiar las cosas puede implicar “arriesgarnos. Y cuando lo hacemos, es probable que vayamos a tener complicaciones”, advierte. “Es en cómo te enfrentes a esas complicaciones lo que hace que las cosas vayan o no hacia adelante”, enlaza con lo que en 45 revoluciones “reflejan los personajes”.

El intérprete concibe que “las luchas sociales son constantes. En cada tiempo hay una, o varias. Y hay algunas que hay que volver a luchar una y otra vez”. Una coyuntura que puede hablar mejor o peor de nuestra sociedad, pero que aparece como posible ventaja para la serie. “Creo que desde ahí tenemos la batalla ganada porque todo el mundo se va a sentir reflejado en ello”, concluye.

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