CRÍTICA
'We Are Who We Are', una mirada real y exquisita a las inquietudes de una generación diversa
Las series juveniles entran este martes en una nueva dimensión con el estreno de We Are Who We Are, la miniserie de Luca Guadagnino para HBO. El reputado cineasta se lanza al mercado televisivo con un proyecto que sigue en cierta medida los pasos de su aclamada Call Me by Your Name en lo que a mirada y estilo se refiere, pues este es, sin lugar a dudas, un relato que lleva su sello.
Puede sonar pretencioso eso de “entrar en otra dimensión”, pero es una realidad cuando llega un producto con el potencial suficiente para, al menos, sentar un precedente que permita a espectadores y creadores explorar un tipo de caminos en los que pocos se habían adentrado con la calidad, el apoyo y el escaparate necesarios.
Todo ello converge en esta miniserie de ocho capítulos centrada en dos jóvenes estadounidenses que conviven en una base militar en el Véneto, al noreste de Italia. Fraser (Jack Dylan Grazer), un chico tímido e introvertido de catorce años y Caitlin (Kristine Seamón), de personalidad audaz y reservada, cruzan sus presentes para iniciar juntos un viaje que les llevará a conocerse a sí mismos y a descubrir aquello que les hace únicos.
El argumento, de primeras, puede no sonar novedoso con respecto a lo que plantean otras ficciones de temática similar. Sin embargo, es la forma la que hace de We Are Who We Are una serie más que interesante.
Una mirada a los problemas adolescentes sin artificios
En sus primeros cuatro episodios, los únicos que HBO ha puesto al alcance de los medios para abrir boca, Guadagnino sienta las bases de este coming of age con dos capítulos introductorios que dibujan, con pinceladas precisas y acertadas, las personalidades de sus dos protagonistas principales.
Al contrario de lo que ocurre en la mayoría de dramas adolescentes, donde las aulas y las fiestas van dejando asomar las distintas identidades que participan en unas tramas esencialmente corales, We Are Who We Are empieza su recorrido poniendo el foco en las burbujas personales de Fraser y Caitlin, y dejando para después su adaptación a la comunidad.
Es cierto que las ficciones juveniles han ido madurando y evolucionando de la mano de las generaciones que retratan. Mientras Skins se atrevió por primera vez a desnudar los vicios adolescentes sin miramientos, otras como Por 13 razones o Euphoria se han lanzado después a indagar en problemáticas que marcan toda una vida. Ahora, en un nuevo golpe de timón, la mirada de Guadagnino apuesta por retratar la adolescencia más diversa a través de la intimidad más personal.
En la miniserie de HBO también tienen presencia el sexo, las fiestas y el alcohol como en cualquier otra serie adolescente, pero todo llega después de que sus personajes hayan atrapado al espectador y hayan trenzado con él una relación basada en la confianza y la complicidad.
We Are Who We Are tiene su punto fuerte en la construcción de personajes, quienes gracias a los guiones del cineasta y a la impecable interpretación de Jack Dylan Grazer y Kristine Seamón dan sentido al relato.
Si buscamos una referencia actual, podríamos decir que aporta a las ficciones juveniles lo que la aplaudida Normal People a los relatos románticos. We Are Who We Are rompe clichés a golpe de naturalidad e imperfecciones. De cambios de humor y de personalidades llenas de aristas como las que tenemos cada uno de nosotros; la que escribe, y lo que leen estas líneas.
También a golpe de silencios, más importantes que las palabras en una serie contemplativa sobre lo complicado que es crecer y encontrar un lugar en el mundo. Las ausencias de diálogo, en este caso, son una de las claves que ayudan a crear una relación estrecha entre espectador y personajes.
El entorno, la base del contraste
Como decíamos, la miniserie de Luca Guadagnino retrata una adolescencia diversa en cuestiones sexuales y también raciales, donde todas las culturas e identidades tienen voz y voto.
El contraste es que esto no ocurre en un instituto de secundaria en el actual 2020, sino en una base militar allá por 2016, cuando el progreso introducido por Barack Obama frenó en seco con la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos. Allí, en la pequeña ‘colonia’ americana dentro de Italia, florecen unas identidades que, aunque cueste, buscan simplemente ser.
Mención destacada merece la visibilidad LGTBIQ, presente tanto en las tramas adultas como en las juveniles con el sello marca de la casa.
Una serie visualmente cautivadora
A nivel formal, poco más que decir. Como cabía esperar, la narración de Guadagnino en esta primera experiencia televisiva no dista de lo que acostumbra a presentar el cineasta: un ritmo pausado que muestra, sin prisas, todo lo necesario para construir las personalidades de los protagonistas.
El realizador, que ejerce a su vez de creador, productor y guionista de este proyecto, afirma que “nunca ha visto una temporada completa de una serie”. Eso se refleja en su producto, cuya trama, aunque tiene estructura seriada, funciona en píldoras contundentes con el estilo propio y personal del italiano.
Además, We Are Who We Are es una serie visualmente cautivadora. Y no, no es “como cine” ni tiene “calidad cinematográfica”. La ficción televisiva hace mucho que dejó de ser un producto menor, y este proyecto no es más que lo que se espera de la unión entre Luca Guadagnino y HBO.