En sus memorias publicadas en 2022, El gran salto, Gervasio Deferr calibra la presión que suponía “jugárselo a todo o nada en un minuto cada cuatro años” en su carrera como gimnasta. De algún modo, Atresmedia también se está acostumbrando a ponerse en una tesitura similar cada año en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián. Convertida ya en una cita fijada en el calendario, el certamen supone para el grupo de comunicación una primera prueba de máxima exigencia a la que someter a sus ficciones del curso.
En el caso de El gran salto, adaptación de la mencionada autobiografía del exdeportista, las expectativas depositadas en ella responden a la ambición del proyecto: un biopic sobre el auge y caída de un gimnasta histórico en la historia del deporte español, para la que confían en una de sus productoras de máxima confianza, Diagonal TV, y que debe servir para consagrar a Óscar Casas, hermano de Mario Casas, en uno de esos roles que parecen destinados a la gloria: convertirse, en dos líneas temporales enhebradas en la ficción, tanto el enérgico y desafiante Gervasio de la juventud dorada, con una musculatura hinchada para la ocasión; como en el escurridizo y vulnerable Deferr de la madurez, adelgazando y malnutriéndose para dar el perfil.
La reivindicación se entrelaza con el morbo en este ejercicio con el que Atresplayer vuelve a buscar la perfección. El jurado ya aplaudió, también en Donosti, cabriolas previas como Cardo y La Ruta; El gran salto lleva meses generando murmullo, pues se espera mucho de ella una vez su estreno en la plataforma, el domingo 17 de noviembre.
El fracaso no es una opción, y de ahí una presentación a la altura, liderada no ya por el equipo de Atresmedia y el reparto liderado por Casas, sino por el propio Gervasio Deferr, que a punto de cumplir 44 años dibuja una silueta enjuta en la sala del Cine Príncipe donde se pasa el primero de los cinco episodios. De improviso, salta de su butaca tras la proyección para tomar la palabra y bendecir el proyecto, a la par que advierte: “Yo el resto [de capítulos] no lo he visto, no me siento preparado todavía”. Haya visto o no la lata al completo que compone la serie, la implicación del doble oro olímpico es máxima. Así lo atestiguan también durante la presentación en el Kursaal, donde la jerarquía está siempre clara. Él, en el centro, siendo el vector al que unos y otros se ven atraídos en su discurso.
“No queríamos líneas rojas”
Montse García, directora de ficción de Atresmedia, señala que fueron ella y José Antonio Antón, director general de Atresmedia TV, quienes contactaron con Deferr para plantear la posibilidad de adaptar su novela, tras el impacto que generó el reportaje de Lo de Évole en 2022. Esta idea de Atresmedia la recoge Diagonal TV con cierta reticencia inicial, tal y como confiesa Jordi Frades, directora de la compañía, que vuelve a señalar la energía de Gervasio como imprescindible para lanzarse: “A nosotros nos costó bastante, porque los biopics son un género muy complicado, porque no queríamos caer en la condescendencia, en el lavado de cara... Y más en una historia como esta. Pero conocerlo a él fue un impulso brutal”, recalca.
Lo mismo puede decirse del guionista José Rodríguez y del director Roger Gual, una vez asumen las respectivas responsabilidades. El primero, presente en la rueda de prensa pero no ponente en ella, escribió el guion nada más culminar el trabajo en La red púrpura; el segundo aceptó tras varios años de ocasiones fallidas con la productora. “Para mí esta historia empezó como un encargo y acabó siendo algo personal. Creo que hemos hecho algo que está muy bien, con un toque de vivencias personales, contado desde la pasión y la entrega, un poco como es Gervi. Es un tipo que va de frente y te cuenta las cosas como eran. Y eso es lo que hemos intentado hacer”, explica el realizador ganador de un Goya, centrado en los últimos años en la televisión, con Clanes como crédito más reciente.
“Sé que mi historia no era fácil. Tampoco lo era contarla, pero ese paso lo di hace tiempo”, afirma Deferr. “Jamás podría haber pensado que fuese tan potente y tan real”, dice sobre El gran salto, de la que aplaude que “han entendido la esencia de lo que sentía”.“En este momento en que la salud mental está tan al día, me parecía que era la manera correcta de continuar mi evolución”, comenta sobre la serie, que considera parte de su rehabilitación de todas aquellas adicciones que le hicieron desplomarse y perder todo equilibrio, y que son abordadas sin cortapisas en la serie.
Montse García es categórica: “No queríamos líneas rojas. Si había que bajar a los infiernos, bajábamos a los infiernos”, asegura la productora ejecutiva, que en todo caso apunta al contraste con “momentos de luz” que también se pueden hallar en la biografía del objeto de estudio.
“Cuando escucho a Óscar, me escucho a mí”
Para él, que estuvo muy presente en el rodaje, la experiencia de verse en una suerte de espejo con 20 años menos, cuando Casas lo incorporaba, fue “mágica”. “Cuando cierro los ojos y escucho a Óscar, me escucho a mí”, asegura sobre el trabajo del actor, también a nivel vocal, tensando sus cuerdas vocales para conseguir un timbre similar al del representado.
Todos elogian a Casas por su entrega para la causa. “Ha hecho un trabajo con el que vais a flipar”, asevera Frades, que augura un futuro esplendoroso a la altura de su hermano Mario: “Va a ser un antes y un después para él, y le va a dar muchas alegrías”. Sus compañeros de reparto coinciden: Alfons Nieto, que da vida a Pablo, hermano de Gervasio, considera un “increíble” la composición del joven actor, con un “compromiso” fuera de toda duda; Olivia Baglivi, que encarna a María, pareja en los momentos oscuros del gimnasta, considera “tremendamente inspirador” esa entrega.
En todo caso, el mayor de los halagos corresponde al propio Deferr: “Óscar lo sabe, pero me ha ganado para siempre. Ha entrado en mi corazón de forma arrolladora y ahí se va a quedar”. Las muestras de cariño van en doble sentido: “ Me quitabas los monstruos, las inseguridades, me tranquilizabas”, le devuelve el actor, que tuvo que se enfocó en un desafío más difícil incluso de lo que podría pensar en un primer momento.
“De primeras yo pensaba que iba a pasar todas las horas con él. El día que lo conocí lo pasamos increíble, pero me entró un pánico horroroso”, reconoce. “Me di cuenta de que pasar mucho tiempo con él no me estaba sirviendo, no me terminaba de ayudar. Pude encontrar muchísimos vídeos suyos de joven, y pude entenderlo más. Tuvo mucho cambio”, recuerda. Deferr, que en un primer momento llamó la atención sobre esa distancia durante la parte inicial del rodaje, acabó comprendiéndolo.
“El Gervi de 43 es diferente al de 20. Yo ya no tengo nada que ver con aquel Gervi”, explica, y alaba la labor de documentación de Casas para transformarse: “Yo le he dado cuatro inputs de nada”, dice quitándose méritos. “Verlo en pantalla y sentir que soy yo... Impacta”.
“Es la mejor medalla tener una serie”
“El último día de rodaje, hablando con mi madre le dije lo afortunado que era”, asegura Óscar Casas de la oportunidad de dar vida a un Gervasio Deferr que lo ha dado todo por la serie. También por la promoción: en los alrededores del Hotel María Cristina de San Sebastián, Atresmedia ha dispuesto un photocall donde se exponen las tres medallas olímpicas del deportista: dos de oro en salto, en Sídney 2000 y Atenas 2004; y una de plata en suelo, en Pekín 2008. Una de esas tres fue utilizada incluso en la ficción. Su poseedor, en cambio, relativiza el peso del metal.
“Este es el gran salto de mi vida. Y es la mejor medalla tener una serie y que la gente se pueda apoyar de mis errores”, afirma Gervasio, que bromea con que ha sido “un desastre” en todo salvo en la gimnasia. Roger Gual considera que el gran valor de la serie, más allá del relato de triunfo y desgracias deportivas, es el relatar una historia “muy personal” sobre la adicción: “Creo que todos conocemos a gente así. Esto te deja poso, y espero que la serie os deje pensando un poquito”.
Esa sensación familiar es la que destaca Deferr de El gran salto. Incluso con las licencias dramáticas inevitables, “la historia es como yo la viví, la sufrí y la sentí. Han llegado a lo más profundo de mi corazón. Está muy conseguido el sentimiento”. Por ello, él se siente ahora “afortunado”. La serie, espera, ayudará en su empeño por alcanzar esa estabilidad emocional en una vida tumultuosa. Atresmedia, por su parte, afronta el lanzamiento con el impetú del joven olímpico: no quieren estar, sino ganar. Habrá que esperar a mediados de noviembre para certificar si reeditan gestas pasadas.